Ramiro, Teófilo y Carlos, ejemplos de vida, coraje y optimismo

Padres, carpinteros y radialistas celebran su día, este 19 de marzo, en el país

Teófilo Calvo (i), Ramiro Durán (c) y Carlos Flores.  Teófilo Calvo (i), Ramiro Durán (c) y Carlos Flores. Foto: Composición Correo del Sur

Ramiro Iván Quispe/CORREO DEL SUR
Local / 19/03/2021 10:18

Ejemplar con sus hijas, con las que hace de padre y madre desde hace cuatro años, Ramiro Durán Imana, no tiene tiempo para celebraciones pero el mejor regalo de hoy será la compañía de sus dos princesas; mientras Carlos Flores, radialista desde hace 40 años, se dio una pausa en los micrófonos por la coyuntura y dice que volverá pronto “más fuerte” a esto que tanto le apasiona. Cierra el círculo don Teófilo Calvo, un carpintero de la zona del estadio Patria, donde tiene montado un rústico taller y a sus 81 años sigue lucido y con ganas de demostrar lo que sabe cuando de pulir madera se trata.

Sus historias se tejen entre entrega a sus descendientes, cabinas de radio y aserrines y tallados en madera. Hoy viernes, 19 de marzo se conmemora en el país, el Día del Padre, del radialista y del carpintero, por lo que CORREO DEL SUR buscó a estos personajes casi anónimos para conocer sus historias de vida, coraje y optimismo.

“HIJO NO LO HAGAS, DESCANSA”

En el ambiente 4 de Shoping Florencia, rodeado de películas, discos y consolas de juego, está Ramiro Durán, un hombre de 37 años que desde hace cuatro es padre y madre de sus dos hijas: Jacqueline Fiorella de 10 años y Luciana Alexia, de 6.

Sentado frente a su ordenador le cuenta a este periódico que convivió con la mamá de sus hijas durante 15 años, con buenos y malos momentos, hasta que en 2016 su relación de pareja se debilitó y terminó disolviéndose como sal en un vaso de agua.

Tras ese quiebre familiar, Ramiro se vio obligado a abandonar su hogar y separarse de sus hijas. Fueron dos meses trágicos; la madre le negó las visitas y esto le provocó un cuadro de depresión que lo arrojó al mundo del licor, escribiendo uno de los capítulos más tristes de su existencia.

“Incluso estaba decidido terminar con mi vida y eso me duele hasta ahora, no sé qué hubiese sido de mis hijas”, se cuestiona.

“Recuerdo que ya tenía todo listo, el cinturón me lo estaba colocando aquí (señala el cuello) pero escuché una voz de atrás que me dijo ‘hijo no lo hagas, descansa’, entonces yo me asusté me senté en el sillón y cuando amaneció me dije ¿qué estoy haciendo? Ahí fue cuando decidí luchar por mis hijas”, complementa.

LA BATALLA POR LA TENENCIA

No entra en detalles sobre los motivos que desencadenaron la ruptura del nido que la pareja había construido, solo menciona que la madre de las pequeñas decidió tomar otro rumbo en una nueva relación, descuidando demasiado la integridad de las pequeñas.

Esto generó que la tutela de Jacqueline y Luciana se pelee en el área legal. Tras dos años de citaciones, edictos y trámites, el 28 de agosto de 2019, Ramiro logró que la juez le entregara definitivamente la patria potestad de quienes ahora son su orgullo y adoración.

 “Por ellas aprendí desde tejer para sus tareas hasta peinarlas, maquillarlas para los eventos de escuela y combinar la ropa que se ponen. Faldita con sandalias no, este peinado no, prácticamente aprendí de todo y ahora, las personas que me conocen concuerdan que conmigo están muchísimo mejor”, sostiene.

UN DÍA DE LOS DURÁN

El padre se levanta a las 7:00, prepara el desayuno, la mesa y elige las prendas que las pequeñas llevarán ese día. Ellas despiertan y se encomiendan a Dios, antes de dirigirse al puesto donde venden películas, discos y consolas de juego, desayunan, se asean, se mudan de ropa y Ramiro es el encargado de arreglar sus cabelleras con vistosos diseños que aprendió en Youtube. 

“Al principio trataba de hacerles cola, pero ni siquiera la cola me salía bien y dejaba los cabellos sueltos, es así que descargué tutoriales y me suscribí a un canal brasilero donde vi bonitos trenzados y bonitos peinados. Empecé a comprar moños, adornos, ligas, vinchas, spray, peines pequeños y grandes hasta llenar mi mochilita”, comenta.

Cuando todavía las clases eran presenciales, las trenzas y peinados causaban curiosidad en la escuela, maestros, compañeros y padres de familia no creían que era él quien los realizaba, hasta que fueron testigos presenciales, cuando Jacqueline participaba en las diferentes actividades culturales de la escuela.

“Me miraban raro porque era el único papá que estaba maquillando y peinando a su hija”. 

Hoy por hoy, la tradición no se pierde, ni corto ni perezoso se encarga de que ambas estén presentables para asistir a sus cursos virtuales. Incluso sus peinados tienen su sello y propio estilo.

Con la comida no tuvo problemas, ya que desde pequeño aprendió y es fanático de la cocina, por lo que en la mesa siempre hay algo rico para comer.

Al parecer las niñas también sacaron la sazón de su padre.

“Ellas ya saben hacer pipocas de pollo, empanadas y otras cosas, creo que les estoy preparando bien para la vida”, se anima.

Ramiro también se encarga de que la ropa esté limpia y generalmente la lava por las noches en la máquina lavadora que le obsequió su madre.

Antes de descansar, agradecen a Dios y se despiden hasta el día siguiente.

La cuarentena rígida fue un calvario para Ramiro, tuvo que cerrar su puesto de venta y buscar en otro lado el sustento diario para él y sus dos hijas.

Agradece a los amigos que le tendieron la mano en ese difícil momento y ahora, pese al riesgo, él y sus hijas se arman de bioseguridad para salir a generar recursos.


Teófilo Calvo: Carpintero, un lindo oficio

En sus manos, un pedazo de madera seca y desechada puede convertirse en una obra de arte con fino acabado. Es la labor del carpintero, que hoy se alegrará celebrando su día.

Uno de los que heredó este don es Teófilo Calvo,  siendo de los más antiguos en este oficio. Con 81 años cumplidos, no pierde el tacto ni el ingenio para plasmar una obra de arte en un trozo de madera, en su taller que está ubicado en la calle Valentín Abecia Nº 228, zona del estadio Patria.

“Uuu… como dice una canción argentina ‘carpintero lindo oficio, quien no lo quiere aprender’, a mi edad yo me siento contento, todavía puedo con el oficio de San José y de Cristo”, comenta.La carpintería es su pasión y fue el sustento de su familia; en más de medio siglo de experiencia, su máximo orgullo está plasmado en la urna de la Virgen de Guadalupe, ya que hace unos años fue el encargado de rediseñar el cofre que cobija a la Patrona de Sucre.

“Abrí la puerta y me quedé opa. Semejantes joyas, yo puse todo la urna que es nueva y está enchapado en plata”, comenta sobre esa experiencia.

Lamenta que debido a la pandemia su sector se haya visto perjudicado, ya que el trabajo disminuyó en un 80% por el material que ingresa del interior del país y los muebles melamínicos que incursionaron en el mercado con sus bajos precios.

“Hay mucha competencia con esos muebles que son ‘mírame pero no me toques’ (por su fragilidad)”, apunta.


Una pausa con su voz para volver fortalecido

Su potente y enérgica voz lo diferencia del resto. Con más de cuatro décadas de experiencia en su espalda, a sus 65 años de edad, Carlos Luis Flores Negrón, radialista y periodista de televisión, todavía tiene cuerda para continuar en el dial, aunque debido a la coyuntura por la pandemia, se dio una pausa en el inicio de 2021.

“Voy a volver con más fuerza, todavía tengo voz para cerrar este ciclo de mi vida en la radio que tanto me apasiona y, después, irme a descansar tranquilo, con el deber cumplido”, se anima.

Con esas palabras, adelanta que el “Variadito”, espacio de información, música y amenidad que hasta hace poco era transmitido en Radio Antena 2000, todavía tiene para largo. Repasando su trayectoria, el sucrense recuerda sus inicios en una estación de radio de la Villa Imperial, cuando apenas tenía 18 años además comenta de su trabajo en radioemisoras de La Paz y Sucre

Repasando su trayectoria, el sucrense recuerda sus inicios en una estación de radio de la Villa Imperial, cuando apenas tenía 18 años.

“Al principio era el encargado de poner la música porque antes era difícil que te permitan hablar al aire, tenías que saber bien lo que tenías que decir, así nos manejábamos”, argumenta.

Su talento lo llevó a pasear por otras radios de La Paz y Sucre, al final decidió quedarse en su ciudad natal, informando y entreteniendo a diario a sus fieles oyentes.

En estos tiempos en el que predomina la tecnología, Flores observa que el periodismo perdió la sana competencia de tener la exclusividad de una noticia y que debido a esto la información se repite en uno y otro medio de comunicación, por lo que sostiene que es algo que le da mayor vida al trabajo radiofónico.

No se olvida de sus colegas Omar Avilés y Carlos Torres, quienes hace menos de un año perdieron la batalla contra el coronavirus y apagaron sus voces, como también Lucio Mealla y Jacinto Castro, que partieron al más allá . En esta jornada especial para los radialistas, les rinde homenaje y los recuerda con cariño.

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