Gonzáles: “El precio de estar aquí, vivo, no lo podré pagar con nada”

Se salvó de la muerte y hoy tiene una causa noble: una planta de oxígeno para Sucre

familia. Ariel (i), Fernando M. Gonzáles (c), Fernando (d); abajo, Fernando Gonzáles padre. familia. Ariel (i), Fernando M. Gonzáles (c), Fernando (d); abajo, Fernando Gonzáles padre. Foto: Gentileza

Sucre/CORREO DEL SUR
Local / 12/08/2021 01:01

Ante el asombro de propios y extraños, el empresario sucrense Ariel Gonzáles anunció que rifará una casa de su propiedad para donar todo lo que se recaude en favor de la “Campaña por la compra de una planta de oxígeno medicinal para Sucre”, lanzada ayer.

Los interesados en quedarse con esta vivienda deberán de adquirir la rifa que se comercializará a partir de hoy en diferentes puntos de la ciudad a un costo de Bs 100 y esperar el gran sorteo del 30 de octubre. El objetivo es vender 30 mil boletos que permitan adquirir una planta que produzca 150 botellones de oxígeno/día.

La grata noticia la dio a conocer el propio González en una conferencia de prensa de la que también participaron el monseñor Ricardo Centellas, arzobispo Metropolitano Primado de Bolivia y el concejal Eduardo Lora, quienes estarán a la cabeza de esta cruzada que pretende regalarle a Sucre una planta que cuesta entre los 2,5 y tres millones de bolivianos.

Centellas y Lora destacaron el desprendimiento del joven emprendedor que se dedica al rubro de la construcción y sin pedir nada a cambio entregó una de sus propiedades como premio mayor de la campaña. 

Se trata de una infraestructura de cuatro plantas y cuenta con todos los servicios básicos (luz, agua, alcantarillado y gas domiciliario). La misma está ubicada en la zona de La Hoyada, a unos pasos de la Clínica Ángeles y, según una valoración técnica, está valuada en $us 160 mil.

“Es una casa que era mi padre y me la regaló a mí. Con el mismo fin y con la misma alegría de haber recibido este regalo de mi padre, yo la pongo en donación para poder hacer un bien a la comunidad”, señaló Gonzáles.

El hombre que el 6 de Agosto cumplió 37 años es amante de la lectura y de las máquinas de velocidad. Los libros y todo lo referido a la construcción que encuentra navegando en internet le sirven para mantenerse actualizado en el rubro, además que le lanzan nuevas ideas para emprender en la capital, más aún en esta época de pandemia, en la que mucha gente perdió su fuente laboral y está migrando a otros departamentos y países.

A decir del profesional capitalino, la pasión por el automovilismo la heredó de su padre, quién al igual que su hijo Fernando (hermano de Ariel) apretó el acelerador en diferentes pruebas departamentales y nacionales.    

“Es un deporte que nos encanta y que mi papá siempre nos inculcó desde muy niños y hasta ahora somos partícipes y siempre estamos pendientes del automovilismo”, sostiene.

¿QUÉ LO MOTIVÓ?

Cuando el arquitecto se encontraba en Paraguay, definiendo los últimos detalles para ampliar sus horizontes y utilidades, el 27 de mayo de este año, fue víctima de un atraco armado. Recibió un golpe en la cabeza con un arma de fuego que lo dejó inconsciente. Acto seguido, los malhechores lo despojaron de sus documentos, pertenencias y lo expulsaron del vehículo que conducía, para dejarlo abandonado en medio de la nada.

Inexplicablemente, el delincuente que huyó con el motorizado se vio involucrado en un accidente de tránsito que al final terminó con la vida del malhechor.

Esto generó una confusión en las autoridades guaraníes, que al toparse en el vehículo los documentos de Gonzáles lo reportaron ante sus similares de Bolivia como fallecido, cuando en realidad el sucrense había sido referido a un nosocomio y era atendido de sus lesiones en la población de Horqueta, Paraguay.

En Bolivia, la noticia errada de su muerte se esparció rápidamente y llegó a oídos de sus familiares y allegados, quienes en medio del llanto y la desesperación, incluso le pagaron avisos necrológicos en CORREO DEL SUR, en memoria de quien hoy está más vivo que nunca y asegura que se dedicará a ayudar a sus semejantes.

Ese capítulo de su vida es algo que Gonzáles quiere borrar de su memoria, pero también es lo que lo motivó para tomar la decisión de entregar gratis uno de sus bienes.

“El precio de estar aquí vivo, no lo podré pagar con nada. Esta segunda oportunidad que me da la vida se la debo a Dios y a mi papá Fernando Gonzáles y mi mamita María Canales, que me cuidan desde el cielo”, dice.

“Creo que el estar tan cerca de la muerte y estar en el momento tan crítico y peligroso de mi vida, me ha ayudado a meditar, a cambiar y a darme cuenta que las cosas más importantes de la vida son la familia, el amor al prójimo y, sobre todo, Dios” agregó.

 

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