Extraños restos humanos avivan interés en Culpina
El lugar donde se encontraron y la deformación craneana ofrecen algunas luces
Restos humanos que podrían tener una antigüedad aproximada de entre 1.900 y 1.000 años fueron encontrados en las cuevas del río Cochayoc, municipio de Culpina, en el departamento de Chuquisaca, despertando diferentes especulaciones. El investigador Edmundo Salinas brinda algunas luces sobre su origen.
Fotografías tomadas en el lugar dan cuenta de la existencia de un cráneo con una prominente parte superior, además de unas costillas que según algunos pobladores eran mucho más grandes que las de un ser humano actual, por lo que especularon sobre la posibilidad de un “humano gigante” o de una especie anterior a la nuestra.
EN UNA CUEVA
Varias instantáneas que llegaron a CORREO DEL SUR muestran parte de los restos humanos y el lugar donde se los encontró, una cueva situada en lo alto de una peña que se encuentra a tres horas y media de la comunidad de Orocote, en el municipio de Culpina, adonde se llega solamente a pie o a lomo de caballo o de mula.
El reporte lo dio el periodista de este periódico, Luis Alberto Guevara, quien explicó que este hallazgo se conocía desde hace tiempo pero, recientemente, pobladores del lugar se sorprendieron al saber que el cráneo había desaparecido y por indagaciones se sabe que algunas personas se lo habrían llevado a Tarija.
GRUPOS PREHISPÁNICOS
“La zona de los Cintis, como toda la parte que corresponde a los valles subandinos en Bolivia y, especialmente, de Chuquisaca, ha sido habitada por diferentes grupos en el periodo prehispánico”, explica a este diario Edmundo Salinas, investigador de la arqueología de los valles bolivianos con vasta experiencia en el área.
De entre todos los grupos que existían en esta región, y que se encontraban en diferentes procesos de desarrollo, había uno al que podrían pertenecer estos restos, según algunas inferencias.
“Los Mojocoya tenían como hábito el utilizar cuevas, cavernas y abrigos como depósitos funerarios o sea tumbas”, explica Salinas al deducir que lo que se halló es, posiblemente, una tumba de este grupo prehispánico.
Cerámicas, o parte de ellas, podrían dar más certezas del grupo al cual pertenecerían estos restos óseos, pero la forma en que fueron encontrados y extraídos impide que la investigación se realice con el pertinente rigor científico.
El sistema que utilizaron para depositar este cadáver lleva a pensar que pertenece al grupo Mojocoya.
EL CRÁNEO
El visible cráneo “aparentemente tiene una deformación anular en la parte frontal”, denota el investigador consultado al recordar que esta práctica fue común entre grupos culturales de esta región desde el periodo prehispánico hasta nuestros días.
“Tenemos referencia de que en alguna región de Río Chico todavía se sigue practicando alguna forma de deformación craneana”, dice Salinas.
Con esto “no se intenta marcar al individuo de modo económico, político o religioso”, sino más bien “parece ser que era por razones estéticas”, apunta.
Para este tipo de deformaciones se utilizaban técnicas diversas, con cuerdas, gorros y en algunos casos con tablas. Se las aplicaba a los recién nacidos y hasta los tres años de edad.
¿OTRA ESPECIE?
Con las fotografías mostradas a Salinas, él asegura que se trata de “seres humanos, homo sapiens, de nuestra misma especie”. Luego, remarca que “no son gigantes ni nada de esas cosas”.
El cráneo y parte de las costillas también dan cuenta de que no es una chullpa, porque no presenta un sistema de deshidratación ni tampoco piel.
Estamos hablando entonces de una tumba común y, por el lugar donde fueron encontrados estos restos y por la deformación craneana, todo coincide con los hábitos de enterrar a los muertos que tenían los Mojocoya.
“Podría tener aproximadamente entre 1.900 a 1.000 años de antigüedad; es el periodo que estuvo vigente el grupo cultural Mojocoya”, refiere Salinas al calcular la antigüedad de estos restos.
LOS MOJOCOYA
Se constituyen alrededor del año 800 o 900 y luego se convierten en el grupo Yampara. Fue un grupo muy importante y unido en los valles latinoamericanos, incluso en el norte de Argentina y en una parte de Chile. No se conocen los motivos de su desaparición; pude haber sido por un declive político, económico o tal vez meteorológico.
Daño a un patrimonio nacional
Cuando hay un sitio arqueológico y se extrae una pieza (como en este caso, un cráneo), se daña toda la información que pueden brindar los elementos del lugar, según explicó a CORREO DEL SUR el especialista Edmundo Salinas.
Este tipo de hallazgos se constituye en patrimonio del Estado y está protegido por la Constitución Política del Estado. La vulneración de estos sitios conlleva sanciones penales de hasta seis años de cárcel. Los investigadores esperan que la norma se aplique en este caso, donde se sabe que hubo una extracción.
En criterio de Salinas, el descubrimiento de Culpina no deja de ser interesante y podría ser objeto de una investigación antropológica, con metodologías científicas precisas, para comprender los procesos del desarrollo del hombre de los grupos prehispánicos.
Por otro lado, se informó que muchas personas no reportan estos hallazgos porque esperan encontrar tesoros u oro en los alrededores. Pero Salinas recuerda que, en la región que actualmente ocupa Chuquisaca, los grupos prehispánicos no tenían estas costumbres, a diferencia de los que habitaban en el altiplano.