Barrio “Holanda” reclama más seguridad y transporte
Los vecinos se quejan porque las líneas de micros no llegan hasta la zona más poblada
Hace más de cuatro décadas, la zona de Alto K’arapunku era una meseta despoblada en la que destacaban unas cuantas hileras de eucaliptus y algunos huertos dispersos donde sus propietarios, campesinos de la zona circundante a Sucre, cultivaban sus productos para su propia subsistencia, aprovechando la época de lluvias.
Luciano Caba, un anciano que bordea los 75 años, cuenta que los primeros habitantes del barrio fueron los miembros de tres familias que vivían en pequeñas casas disgregadas en un amplio espacio. La situación era difícil para ellos, pues carecían de todos los servicios esenciales. Para lograr un poco de agua, los jefes de familia tenían que bajar a una profunda quebrada desde donde recogían la cantidad suficiente para su consumo. El transporte por una empinada cuesta era lo más penoso y difícil, pues no había otra alternativa que usar los viejos cántaros de barro y los lazos para sujetar el pesado cargamento sobre sus hombros.
La situación empezó a cambiar en el barrio hace alrededor de 45 años, cuando el Plan de Padrinos, hoy conocido como Plan Internacional, comenzó en la zona un plan de vivienda social, dando nacimiento al barrio Holanda –país de origen de esa organización no gubernamental– y otra decena de zonas pobladas que se construyeron en toda la zona bajo diferentes nombres. En algún momento, los vecinos también recibieron apoyo del fallecido empresario y político Max Fernández, según recuerdan.
A lo largo de las décadas siguientes, el barrio fue mejorando sustancialmente. Sus calles y casas se fueron poblando a medida que también llegaba la dotación de servicios básicos. No obstante, según relata Luciano, éstos no vinieron “de la noche a la mañana” y fue necesaria una permanente gestión y seguimiento por parte de diferentes directivas de la junta de vecinos.
TRASNPORTE
El barrio Holanda se encuentra al final de una amplia avenida. Sin embargo, su posición hace que, necesariamente sus habitantes, tengan que trasladarse hasta el cruce con la avenida 6 de Agosto para abordar un micro de transporte público. Este problema afecta al vecindario desde hace varios años, y se agudizó a partir de la pandemia cuando los sindicatos decidieron replegar sus unidades en vista de la inactividad generada por la cuarentena obligatoria.
Sin embargo, antes de la emergencia los vecinos ya sufrían por el tema de movilidad pública –algunos lo interpretan como un maltrato de los colectiveros– quienes se negaban y, al parecer, se siguen resistiendo a ingresar al barrio argumentando la falta de pasajeros. Hoy la situación no ha cambiado debido a que la actividad escolar es casi mínima.
Según afirman los habitantes de “Holanda”, existen todavía tratativas entre la directiva del barrio y los dos sindicatos de micros para restablecer el servicio al menos de forma paulatina. “Había niños, personas de la tercera edad y mujeres embarazadas. Ellos tenían que ir hasta el cruce, más de siete cuadras, no podían subir a los micros”, relata Carla, una joven madre de familia.
INSEGURIDAD
Pero también hay otro problema que afecta a los habitantes de ese distrito y es la inseguridad ciudadana. Muchos vecinos se quejan por robos en domicilios y también relatan que algunas personas fueron atacadas por asaltantes a plena luz del día. Lo mismo sucede con las movilidades que suelen ser dejadas por sus dueños en la vía pública a falta de garajes, las mismas que son objeto de robo de partes. Los módulos policiales más cercanos se encuentran en Yurac Yurac o El Rollo, algo distantes del lugar para casos de emergencia.
La deficiente iluminación pública en algunas calles también contribuye a la proliferación de hechos delictivos que amenazan la seguridad de los vecinos.
LOS VECINOS
“El taxi nos cobra 15 a 20 bolivianos sin equipaje. Se hicieron reuniones, se quejaron a los sindicatos pero no nos hicieron caso“.
Carla
“El agua generalmente los fines de semana no hay. De lunes a viernes hay poco, tenemos que recibir en lo que podemos“.
César Choque
“Tenemos agua, luz y gas domiciliario en una mayoría. Hay robos en las casas de abajo. Antes había mucho barro“.
Luciano Caba
“A veces tenemos que bajar por las gradas hasta el surtidor Nayler para tomar los micros y llegar al centro“.
María