El pasaje Luis Espinal reclama apertura de vía en centro urbano

Los vecinos se quejan de que tiendas de bebidas provocan aumento de la inseguridad

CENTRO. Pese a que el pasaje se encuentra cerca del centro histórico de Sucre, la situación de higiene y limpieza en la zona es muy deficiente. Los vecinos de la calle son bloquead

CENTRO. Pese a que el pasaje se encuentra cerca del centro histórico de Sucre, la situación de higiene y limpieza en la zona es muy deficiente. Los vecinos de la calle son bloquead Foto: Correo del Sur

CENTRO. Pese a que el pasaje se encuentra cerca del centro histórico de Sucre, la situación de higiene y limpieza en la zona es muy deficiente. Los vecinos de la calle son bloquead

CENTRO. Pese a que el pasaje se encuentra cerca del centro histórico de Sucre, la situación de higiene y limpieza en la zona es muy deficiente. Los vecinos de la calle son bloquead Foto: Correo del Sur

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CENTRO. Pese a que el pasaje se encuentra cerca del centro histórico de Sucre, la situación de higiene y limpieza en la zona es muy deficiente. Los vecinos de la calle son bloquead Foto: Correo del Sur


    Sucre/CORREO DEL SUR
    Local / 18/10/2021 02:28

    La historia del pasaje Luis Espinal comenzó muchos años antes de su creación. Fue parte del proyecto inicial de construcción del Mercado Minorista Salvador Sánchez Vargas ubicado en su momento en una “zona alejada” de la ciudad, a los pies de un profundo barranco próximo a la antigua línea del ferrocarril entre Sucre y Tarabuco. Hasta fines de la década de 1970, la línea férrea era el límite urbano de la ciudad en su zona este.

    De entonces datan los planos perimetrales hoy en poder de David Lazcano, descendiente de la familia que cedió parte de sus terrenos para que el municipio procediera con la construcción del primer centro del comercio minorista de la ciudad, hace cerca de medio siglo.

    Según referencias de los antiguos vecinos, la piedra que forma parte del sólido muro del mercado fue transportada en tren desde la región de Tarabuco y descargada directamente en la zona de El Reloj para ser arrojada al fondo de la hondonada, donde sería labrada por picapedreros.

    Hoy, sin embargo, varias décadas después, el proyecto integral del mercado sigue inconcluso. El pasaje vehicular para unir las calles Junin y Aniceto Arce y perpendicular a la avenida Jaime Mendoza, que solucionaría el congestionamiento en la zona, ha quedado virtualmente archivado, pese a que cuenta con los planos de diseño concluidos, afirma Lazcano, uno de los vecinos de la calle.

    “Hace unos 20 años solo se concretó el pasaje Luis Espinal que a la fecha tiene deficiencias, con obras de mala calidad por presiones de comerciantes, intereses de vecinos y personas que no quieren a la ciudad. Pese a la ayuda económica que brindamos, aportando con más de 400 bolsas”, refiere Lazcano.

    Actualmente, dentro de los predios del mercado se han asentado algunas personas que alegan derecho propietario, lo que dificultaría el proceso de construcción de los accesos para conectar las calles Junín y Aniceto Arce.

    Pero, además, otros problemas también preocupan a los habitantes de esa zona ubicada a pocas cuadras del centro de la ciudad. Desde hace algún tiempo, y debido al descuido del pasaje, éste se ha convertido en un verdadero mingitorio de bebedores consuetudinarios que abundan en la zona, donde se han instalado, además, pequeñas tiendas que expenden bebidas alcohólicas “de dudosa procedencia”.

    El vecindario considera que el consumo de alcohol en la vía pública y en discotecas y bares antes de la pandemia ha convertido el lugar en cono de inseguridad. Los vecinos se quejan de permanentes robos, asaltos, peleas y “actos reñidos con la moral y las buenas costumbres”, pese a que en las proximidades se encuentran colegios, templos y coliseos deportivos. “Los vecinos del pasaje vivimos en zozobra, pensando que algo les puede pasar al ingresar a nuestros domicilios”, advierte Lazcano, quien también se queja de la deficiente iluminación pública que agrava la situación.

    Desde hace algún tiempo, el vecindario del pasaje ha ingresado en una disputa con personal de la Oficina de Tráfico y Vialidad del Gobierno Municipal, cuyos funcionarios no permiten a los vecinos señalizar el ingreso a la calle, el cual es constantemente invadido por vehículos que estacionan en dicho sector. Los vecinos se quejan de que, miembros de esa repartición proceden a decomisar conos y otros elementos de señalética adquiridos con dineros de los dueños de los garajes, quienes muchas veces se ven perjudicados al no poder sacar sus movilidades hacia la calle Junín.

    “Nos amenazan con multas y sanciones y decomisan nuestras señales. Se llevaron conos de plástico, señalización con ruedas de vehículo que nos costó bastante. A la fecha colocamos latas, eso no se llevan porque parece que no pueden comercializar”, protesta Lazcano.

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