Maestros ya no reconocen a sus estudiantes en clases
La educación a distancia hizo que se pierdan valores e interés de superación

La virtualidad y la educación a distancia prácticamente han borrado de la memoria de los maestros el aspecto físico de sus alumnos. A casi dos años desde la implementación de esta modalidad, afirman que es casi imposible reconocerlos en persona, más aún si se trata de los adolescentes de entre los 12 a 15 años, etapa en la que estos experimentan cambios fisionómicos.
La situación no es la misma en todas las unidades educativas en zonas periurbanas de las ciudades, pues en estas y en el área rural se vieron obligados a retornar a las aulas debido a las limitaciones para acceder a la virtualidad.
Según datos proporcionados por la Dirección Distrital de Educación de Sucre, aproximadamente el 80% de los establecimientos educativos concluyeron la gestión 2021 en la modalidad virtual, el 15% en la semipresencial y solo el 5% de manera presencial.
NUEVA GESTIÓN
El 1 de febrero comenzará la gestión educativa 2022 y desde el Ministerio de Educación indicaron que las clases en las nueve capitales de departamento y El Alto, por tercer año consecutivo, arrancarán en la modalidad virtual, debido a la emergencia sanitaria que atraviesa el país a causa de la cuarta ola del covid-19. Mientras que las provincias habrá un combinado de virtualidad y semipresencialidad.
Tres testimonios sorprendentes de educadores
La profesora Yolanda Amador enseña hace 40 años en Colegio Nacional Junín, cuenta que desde que llegó la pandemia, hace casi dos años, no ha vuelto a ver en persona a la mayoría de sus estudiantes, a los nuevos no los conoce.
“ENSEÑAMOS A DESCONOCIDOS”
“Prácticamente enseñamos a desconocidos (risas). Alguna actividad que hacemos los chicos se nos acercan y nos dicen ‘estoy en tercero, soy su alumno’ (risas) es una cosa muy rara. De cada curso nos debemos acordar de unos cinco, de los demás lo damos por sobreentendidos, solo conocemos sus nombres”, dijo a CORREO DEL SUR la maestra.
Amador reflexiona que se ha perdido la educación directa, donde los profesores podían controlar el aprendizaje de los estudiantes, en cambio ahora es difícil saber si están o no aprendiendo puesto que, a su criterio, en los exámenes a distancia los estudiantes son ayudados por sus padres, hermanos mayores, tíos o “incluso se contratan a estudiantes de cursos superiores para rendir la prueba”.
VALORES
Coincide Lourdes Gallo, maestra desde hace más de tres décadas en el Colegio Nacional Jaime de Zudáñez, al advertir que con la virtualidad también se están perdiendo los valores y el interés de superación.
“Es increíble cómo se ha perdido el interés por ser alguien en la vida, prácticamente los chicos han perdido el horizonte, sus metas”, manifestó la maestra. Agregó que solo recuerda a algunos de sus alumnos, quienes por uno u otro motivo tuvieron que asistir a su llamado de forma presencial. “A otros, incluso podría decir que no son mis alumnos porque ya no los reconozco”, afirma.
“MÁS ALTOS QUE YO”
El profesor de literatura, Macedonio León –quien imparte sus conocimientos en dos unidades educativas de Sucre, una en el centro histórico de la ciudad y otra en el área periurbana–, manifestó que, por más que recuerde a sus estudiantes, algunos ahora son irreconocibles debido a los cambios físicos que han experimentado durante las últimas dos gestiones.
“A algunitos nomás para entregarles sus libretas a veces, una vez al año, nos hemos visto y ya irreconocibles los chicos, algunos más altotes que yo, ya no los he reconocido, se han estirado los muchachos, sí ha habido arto cambio y los hemos desconocido sinceramente, es porque no nos vemos ya”, señala al referirse a la unidad educativa Mariscal Sucre.
Mientras que, en la Unidad Educativa Libertad de las Américas, ubicada en el barrio Villa Margarita, en los últimos meses de la pasada gestión tuvieron que migrar a la modalidad semipresencial debido a que muchos estudiantes carecen de acceso a los dispositivos móviles y a conexión gratuita a internet, pero el recuentro también fue extraño, “algo así como si fuera por primera vez”.
León dice que la educación virtual es interesante y peligrosa a la vez ya que, a diferencia de cuando asistían a las aulas, cuando los estudiantes estaban casi obligados a aprender, ahora depende de ellos mismos; si tienen voluntad, aprenden y sino, no lo hacen.