Feria del Singani enseña el camino a “volver al origen”

La XI Feria del Singani, en la plaza Trigo Arce del pueblo de San Lucas, demostró que “volver a los orígenes” y mantener su esencia de ricos destilados es posible.

Este acontecimiento se llevó a cabo en el marco de la Ley Departamental N° 11, que declara al singani Patrimonio Cultural de los Cintis y de Chuquisaca, con la finalidad de reafirmar esta bebida emblemática de los bolivianos nació en Uruchini, San Lucas.

Hubo stands con productores de uva, singani y vino de Uruchini, Thiu Pampa, Sunchu Pampa y La Palca, que desde hace siglos se dedican a esta actividad.

Sin embargo, los mismos expositores aprovecharon la oportunidad para hacer conocer que las comunidades que están en las riberas del río La Palca producen limón, palta, granada, higo, durazno y membrillo, entre otros. 

Si bien el singani y la uva fueron los productos estrella de la Feria, la organización también contempló la participación de otros rubros como gastronomía, artesanía y comercio.

Este aspecto también fue destacado por autoridades y público que, con relación a versiones pasadas, hubo mucha más gente de lo habitual. Por eso, el alcalde de San Lucas, Efraín Puma, adelantó que para el próximo año se intentará tener más público, mientras que el presidente del Concejo Municipal de San Lucas, Modesto Correa, dijo que “la idea no es morir solos como municipio sino proyectarnos a nivel nacional”.

LA QHONCHANA

La qhonchana, instrumento de destilación artesanal, definitivamente, fue el elemento que más atención concitó entre los visitantes, pues la gente tuvo la oportunidad de conocer cómo se elabora el singani.

Las comunidades de Uruchini y Sunchu Pampa construyeron, cada una por su lado, réplicas de qhonchanas que tienen en sus viñas para producir singani y las expusieron en la plaza Trigo Arce

Consta de un horno que es construido con adobes de barro donde se introduce un recipiente grande de cerámica con base de cobre donde se cuece el mosto, después de tres semanas de fermentación. El fuego del horno se atiza con leña.

Así es como se hierve el mosto, que es de uva Moscatel de Alejandría y que despide vapor que al pasar por una tubería de estaño cubierta por arena y con circulación de agua permanente se convierte en singani.

Sin lugar a dudas, una experiencia que es como “volver a los orígenes”, dijo la enóloga Patricia Mendoza, de la Bodega Tierra Alta, de Camargo, que estuvo como jurado calificador del concurso de vinos y singanis. 

POTENCIALIDAD

La enóloga calificó a la elaboración de singanis en qhonchana como un “destilado de oro”, mientras que el también enólogo Gustavo Huarachi dijo que es necesario brindar un asesoramiento para mejorar la calidad del producto.

Por su parte, la productora de vinos y singanis de Tierra Alta, Marcela Mendoza, explicó que el singani que se elabora de manera artesanal en qhonchana tiene “muy buenos aromas, sorprendentes”. “Realmente se sienten buenos aromas y todo por ser hechos en qhonchana, realmente son una delicia”, explicó.