Dos historias de varones que trabajan con ahínco

Ayer, 19 de marzo –Día del Padre en Bolivia–, dos varones pasaron la jornada como cualquier otra, trabajando por sus hijos y en los oficios que les apasionan. He aquí dos historias recogidas por CORREO DEL SUR.

Un padre extraordinario

Un año después de que sufriera un accidente de trabajo en la mina potosina La Esperanza de la cooperativa “El Progreso” –que lo dejó inválido–, la pareja de Abundio Jallasa decidió marcharse, dejándolo al cuidado de cinco hijos en común. “Estar en silla de ruedas no ha sido nada fácil y por esa causa la mamá de mis hijos nos abandonó cuando mi hija (menor) tenía apenas un año y tres meses”, relata a CORREO DEL SUR.

Jallasa nos cuenta su historia mientras cose zapatos en su caseta ubicada cerca a la puerta del mercado de Lajastambo. “En tema de trabajo para mí ha sido muy complicado. Atendía canchitas de futbolín, vendía tarjetitas, pero para el gasto no era suficiente. Actualmente no tengo lo suficiente porque estoy en una zona alejada”, afirma.

El orgulloso padre de tres mujeres y dos varones cuenta que dos de sus hijos ya cursan la promoción, otro dejó los estudios por falta de recursos económicos y se ocupó como ayudante de mecánico, “actualmente casi maestro de mecánica”, comenta muy contento.

Sobre los años que pasó como padre solo, recuerda: “Tenía que lavar ropas de mis hijos, tenía que cocinar, encima tenía que ir a atender canchitas, recién empecé con la zapatería y ahora estamos regular más o menos (…), en una de estas fechas también se accidentó mi hijo mayor, se fracturó su pie, toditos los días tenía que trasladarme desde mi casa hasta el hospital Lajastambo, es casi una cosa de un kilómetro y medio y esa vez el camino era de tierra”.

Hace algunos años conoció a Prima, también minusválida; ella le invitó a asistir a la asociación llamada “Nueva Esperanza”. “Ahí nos conocimos y ella estaba ahí también sola, hablamos y tomamos la decisión de ser de la misma familia”, cuenta Jallasa al exhortar a personas en su misma situación a que “no se rindan, porque pareciera muchas veces que cuando uno tiene la discapacidad se da por vencido, sin embargo, (esto) no tiene que ser una barrera, sino más bien una fortaleza”.

Tras el micrófono

Wálter Torres dedicó casi toda su vida a la radio. Desde hace cuatro décadas dirige el programa “Cancionero de Siempre” de Radio Loyola, en la que se difunde música del recuerdo a solicitud de los oyentes. Torres comenzó a trabajar a los 17 años y sus primeros pasos los dio en radio Amerindia (ya desaparecida) que estuvo dirigida por Julio Peñaranda. Radio Nuevo Mundo fue su siguiente etapa, de la mano de su director, Víctor Hubo Hebia. “Hice muchas actividades en radio como periodista, administrativo, programas deportivos. Mi agradecimiento a colegas como Gabriel Peláez, Mario Malpartida, Freddy Flores, Gilberto ‘Peleto’ Valenzuela, Hever Baptista, Felipe Calvimontes, Weimar León, Moisés Torres y Luis Palacios, con quienes compartimos muchos años”, asegura.

“A lo largo de mi trayectoria siempre acumulé las canciones de cantantes de todos los ritmos exitosos de todos los tiempos”, afirma Torres.