Las calles de Sucre son hogar de al menos 300 alcohólicos
Los operativos encarados por la Alcaldía buscan reubicarlos en centros de acogida a pedido de los vecinos que se sienten inseguros
Plazas, puentes y espacios verdes de la ciudad de Sucre son el hogar de 300 personas en situación de alcoholismo y de calle, mientras las autoridades municipales buscan retirarlos por el mal aspecto y la inseguridad que generan, según denuncian los vecinos; ellos, en canbio, exigen respeto y consideración de los agentes del orden.
La mayoría de estas personas vive en grupos que bien funcionan como círculos familiares, algunos son nómadas, otros ocupan y vuelven al mismo lugar desde hace varios años; los une el alcohol y sus pesares por líos amorosos y familiares.
En el piso de una plazuela alejada del centro de la ciudad descansa un varón joven, tiene la ropa sucia y escasa, solo le cubre una camiseta de un equipo de fútbol, encima una chamarra de un color indefinible y un pantalón que parece corto para su talla. Porta abarcas.
Más arriba, en un asiento, otro de más edad también disfruta a su modo de los primeros rayos del sol: él viste un overol, lleva la cara hinchada y posee cartones, los cuales usa a manera de colchón. Ninguno de los dos se inmuta ante el paso de la gente que los mira de reojo.
“Hartos hay borrachitos (…), toman, duermen, no molestan”, relata una vendedora de comida que dice que este alojamiento al aire libre alberga a veces a una veintena de personas que duermen allí, pero eso en días extraordinarios.
Este espacio público también es ocupado por grupos de bebedores que llegan allí en autos y amanecen bebiendo, relatan los vecinos. “En la mañana tropas están tomando; cuando llego ya se están recogiendo”, dicen.
Aquellos que no tiene hogar permanecen allí en medio de bolsas, botellas pet y cartones. Se sientan uno al lado de otro, de rato en rato uno se para con el propósito de hacer sus necesidades básicas en un lugar más alejado.
“Soy del Día del Muerto, del 4 de noviembre. Actualmente tengo mi casa, pero vivo en la calle. Yo vivo en la calle por problemas que tengo en mi familia”, refiere un varón que dice tener 42 años y un hijo que vive con sus familiares con ciertas comodidades.
Él, que tiene un oficio de radiotécnico, afirma que vive así hace diez años. “Te lo puedo arreglar lo que tú quieras”, dice, pero por ahora señala que se dedica al recojo de botellas para costearse comida y bebida.
Al consultarle sobre cuántas personas viven en esa misma situación responde un tanto molesto. “No puedo decir, solamente yo vivo mi vida y nada más (…), nosotros somos tipo familiares, somos amigos. En mi casa somos muy diferentes, aquí me siento más cómodo porque en mi familia no comparto mucho”, dice al preguntarse: “Mire, tengo mi tienda y de mi tienda pago impuestos ¿y dónde va el impuesto?”.
Maltrato
Al escuchar una pregunta sobre maltrato de autoridades, el grupo de tres, el entrevistado y una pareja se sobresaltan. “Los comisarios vienen en tropa, como policías nos rodean, diciendo que van a echar el trago al agua y todo no los echan”, “nos faltan el respeto”, “la Policía Diprove nos trata como perros (…), me han arrestado como a un perro”, “¡los odio!”, lamentan con evidente resentimiento.
Uno de ellos, que dice haber caído en el vicio por una decepción amorosa, cuenta que cuando fue arrestado por dormir en las calles no le dejaron ir al baño, también estuvo en Prados pero al salir su vida siguió siendo la misma.
“Aquí nos encontramos como la familia, comemos, nos cuidamos entre familia”, “Me he dedicado a tomar no puedo echar la culpa a mi papá, a mi mamá. Es mi vida que he elegido”, comenta.
¿Qué dicen las estadísticas?
El año pasado, la Alcaldía puso en marcha un proyecto para ayudar a este grupo de la población. Los ambiciosos propósitos incluyen la construcción de un hogar que servirá a la vez como centro de rehabilitación y luego como un instituto de investigación científica para la medicina ancestral.
La campaña de levantamiento de datos iniciada en febrero de este año por la secretaria municipal de Desarrollo Humano y Social ya tiene números estimados. “En el levantamiento de datos que hemos hechos, hemos podido llegar a alrededor de 300 alcohólicos en situación de calle en las diferentes zonas”, informa Ali Villalba, responsable de Masculinidades de la Alcaldía.
“Han invadido las calles y plazas que son destinadas a la expansión familiar y de uso peatonal libre y están dando un mal gusto”, sostiene el funcionario al afirmar que se busca persuadirlos para su rehabilitación.
Las llamadas de los vecinos, dice, son constantes, si bien no se reportaron agresiones directas a ciudadanos, los convocan por la “mala imagen y mal ejemplo” que dan a los niños que acuden a clases.
“La ley no nos permite retirar a las personas contra de su voluntad, no podemos levantarlas nada más (…) nos informamos dónde vive, si tiene familiares como son gente en indigencia estos no tienen familiares, entonces hemos visto por conveniente hacer uso de la coerción”, indica Villalba.
Los lugares donde se recogen más bebedores son hogar son el Cementerio, Aranjuez, Quirpinchaca, la plazuela Cooperativista, avenida Jaime Mendoza y el Estadio Patria.