Ventas del sector automotor sufrieron una caída del 70%

Concesionarias buscan atraer clientes incluso ofreciendo créditos directos

OFERTA. Los vehículos usados copan los dos carriles de la avenida Martín Cárdenas: en los mejores años incluso se extendían hasta el barrio Japón. Este es un lugar donde cada sábad OFERTA. Los vehículos usados copan los dos carriles de la avenida Martín Cárdenas: en los mejores años incluso se extendían hasta el barrio Japón. Este es un lugar donde cada sábad Foto: Correo del Sur

Sucre/CORREO DEL SUR
Local / 25/09/2022 04:36

Las concesionarias de automóviles “0” kilómetros que antes de la pandemia del covid-19 movían en ventas hasta 20 millones de dólares por año en Sucre, ahora no llegan ni al 30% de esa cifra; es decir, sus ventas cayeron hasta en un 70%. Dicen que hay una tendencia de comprar más vehículos usados que nuevos.

La bonanza económica que vivió el país en 2013 también se reflejó en el “boom” del sector automotriz, cuyo mercado en Sucre había acumulado un crecimiento del 300%, según datos de la Asociación de Concesionarios de Automóviles de Sucre.

Ese mismo año este rubro alcanzó su cifra récord de ventas de 20 millones de dólares en la Capital, donde se podía encontrar una amplia variedad en marcas y modelos de vehículos cero kilómetros.

Hasta el 2019, año de la profunda crisis política y social, las concesionarias locales todavía registraban ventas anuales interesantes, por encima de los 10 millones de dólares.

EL CORONAVIRUS

Posteriormente, en 2020, con el ingreso del coronavirus a Bolivia, las cosas no volverían a ser lo mismo. Un claro ejemplo es lo que pasó con el sector automotriz. “Hemos sido muy golpeados por la pandemia. Al margen de eso, estamos tratando de recuperarnos poco a poco, pero no llega ese gran día de recuperarnos al 100%”, sostiene Dorian Rodríguez, quien hasta hace poco fue presidente de la Asociación de Concesionarios de Automóviles de Sucre.

Rodríguez cree que la situación mejorará, pero “ya no va a ser como antes”. “Hay muchos factores para eso, el principal es el económico, porque la gente ha pasado y sigue pasando por una situación muy difícil. Se ha quedado sin sus fuentes laborales, ha tenido enfermos en la familia o perdido a los familiares”, comenta a CORREO DEL SUR.

En ese contexto, la compra de vehículos pasó a ser secundaria en un mercado con limitaciones. “En Sucre contamos con 320 mil habitantes; entonces, no es un mercado como el que se tiene en el eje nacional, es bastante reducido. Además, un gran porcentaje ya ha adquirido su vehículo ‘0’ km”, explica.

Rodríguez indica también que el que no tiene vehículo, “pese a todas bondades que ahora ofrece la banca e incluso las casas comercializadoras (de autos), sigue andando a pie, en micro o en taxi, porque no se arriesga a tener una carga crediticia en estos momentos, prefiere esperar un tiempo más”.

LA CAÍDA

Antes de la pandemia del covid-19, la Asociación de Concesionarios tenía 11 afiliadas.

Actualmente, son la mitad. 

“Estamos tratando de reactivar las casas comercializadoras en Sucre que han cerrado sus oficinas; no quiero dar nombres, pero donde existían las sedes de las diferentes marcas, ahora ya no están o han quedado reducidas a un ambiente más pequeño, con dos o tres vehículos, simplemente, para la exposición”, revela el empresario.

La crisis siguió golpeando duro al sector el año pasado. “Habíamos hablado de 20 millones (de dólares) de ventas anuales (en aquel tiempo de bonanza, 2013) y (el 2021) hemos tenido un retroceso de más o menos un 70%”, compara Rodríguez.

Este 2022, las concesionarias están tratando de subir sus ventas. “Ya se ven los créditos directos que antes nunca se veían. Ahora a simple firma y con un porcentaje de entrada te están dando el crédito sin tocar las puertas del banco, que es más papeleo y más burocracia”, subraya el vendedor de autos.

AUTOS USADOS

Respecto al mercado de autos usados, Rodríguez afirma que “creció bastante” en comparación al segmento de las concesionarias, que durante este difícil periodo se quedaron sin stock por la crisis de los contenedores marítimos especialmente provenientes de Asia. “Eso ha hecho que el mercado de vehículos usados haya crecido y hayan subido los precios”, señala.

Sin embargo, Jaime Mancilla –que puso a la venta su 4x4 todoterreno americano Dodge Nitro 2010, motor 3.700, caja automática– lleva dos semanas sin poder encontrar un comprador, pese a que ofreció rebajar los $us 13.000 que pide por su vehículo.

“No puedo vender porque está paralizado el tema de compra-venta, se nota que hay escasez de dinero. Fui a la feria de autos (de la zona de San Antonio) y ahí tampoco hemos tenido suerte”, dice él con cierta decepción.

Héctor Contreras es otro vendedor que frecuenta la plazuela Tréveris, también lugar de oferta de autos usados: “este negocio es como todos, se pierde, se gana”. “Ahora un poco los vehículos originales han subido de precio. En el ‘Feis’ (Facebook) estaba viendo que pedían ($us) 16.000, ahora piden ($us) 18.000 los originales Suzuki Grand Vitara de 2.000 o 2.400 de cilindrada, modelo 2015 o 2017, caja mecánica”, sostiene Contreras.

CIFRAS

Bolivia importa anualmente por la vía legal entre 50.000 a 60.000 vehículos y se calcula que al menos 30.000 ingresaban al país de contrabando.

El parque automotor en Bolivia llegó a 2.226.662 vehículos en 2021, cantidad superior en 5,6% a la registrada en 2020, cuando eran 2.109.117 unidades.

Los autos chinos se abren espacio en un mercado difícil y tradicionalista

Cuando a mediados de la década de 1950 empezaron a llegar a Bolivia los primeros autos japoneses, el mercado automotriz reaccionó con una profunda desconfianza. ¿Cómo era posible que un fabricante asiático se atreviera a poner un pie en un terreno sagrado y casi exclusivo para los vehículos fabricados en Norteamérica? Como anécdota, la marca Toyota estuvo varios años tratando de destronar en las licitaciones públicas de YPFB a General Motors, Chrysler y Ford, marcas que habían sido las proveedoras de vehículos a la estatal petrolera desde que esta prácticamente apareció a mediados de la década de 1930. Hasta que finalmente lo logró...

¿Está ocurriendo lo mismo hoy en día con la industria china?

Desde hace casi una década, el gigante asiático ha empezado una ambiciosa política de expansión comercial de carácter global. En Bolivia, y también en Sucre, son cada vez más la cantidad de autos de ese país que se pueden ver por las calles. Con políticas de precios bajos, las concesionarias de coches orientales se abren paso e intentan ganar clientes en medio de un mercado tradicionalista, que tiene ahora a las marcas japonesas como dueñas omnipresentes de la torta. ¿Podrán lograr lo que en su momento alcanzaron marcas como Toyota, Nissan o Mitsubishi?

Técnicos consultados por CORREO DEL SUR aseguran que China está avanzando rápidamente la mejora de la calidad de sus productos automotrices. “El sector automotriz chino está avanzando en tecnología, estética, modelos, calidad; hay marcas que subieron un estándar importante. En términos de precio incluso hay muchas marcas chinas que están a centímetros de las marcas tradicionales, cuando hasta hace poco estaban a metros. Empiezan a competir en segmentos a los que antes que no entraban”, afirma un experto local en tecnología automotriz.

¿Cuál es la razón que induce a mucha gente a comprar una marca relativamente desconocida? La primera puede estar en el ahorro, aunque la diferencia no sea tan importante: a la gente le interesa siempre gastar menos dinero por un producto que sabe que le puede servir, apunta la fuente.

“Las marcas chinas pueden captar un sector de mercado importante por tecnología, modelo, estética, innovación y precios”, sostiene el entrevistado, aunque seguirán tropezando por algún tiempo con un precio de reventa más bajo que el resto de las marcas con más años de tradición. Hace poco, los automóviles chinos tenían un “nicho” del mercado que se disputaban entre esas fábricas y del cual muchas salieron por falta de competitividad. Pero hoy las cosas están cambiando y “ya no es cuestión de nichos”, pues sus automóviles están empezando a jugar “en ligas mayores” y están disputando el mercado de las marcas tradicionales, apunta el analista.

¿Es posible conseguir repuestos? Una respuesta a esta incógnita no puede ser contundente. Sin embargo, los técnicos recomiendan a los compradores observar bien el trato de servicio posventa con el vendedor. Hay concesionarias de autos chinos que ofrecen tres años de garantía (al igual que las marcas tradicionales) y eso las obliga a cumplir con la provisión de repuestos y partes. Otras hasta están ofreciendo cinco años de garantía, aunque quizá el motivo sea el de atraer clientes.

Desde hace más de cuatro décadas, China viene fabricando partes y repuestos para marcas japonesas, por lo que muchos de los motores que impulsan a sus vehículos son compatibles entre sí. De hecho, camionetas doble cabina que se ofrecen en el mercado lo hacen bajo el rótulo de “Tecnología Mitsubishi”.

De visita a la feria de San Antonio

La feria de autos usados en la zona de San Antonio, que se realiza cada sábado, de a poco vuelve a la normalidad. En este lugar hay una gran variedad de oferta con precios que, según algunos vendedores, están incluso por debajo de los que se tuvo antes de la pandemia del coronavirus.

Por ejemplo, Néstor, un vendedor ocasional, ofrecía ayer un automóvil 4X4 Suzuki Vitara, modelo 2016, motor 2.000 de cilindrada (cc), entre los 19.000 y 20.000 dólares. “No han subido ni han bajado mucho (de precio) porque estos vehículos estaban sobre los 20.500, 20.000 (antes de la pandemia)”, dijo.

Néstor cree que actualmente la gente prefiere más vehículos usados de industria japonesa, “porque los vehículos nuevos (ahora) son hechos en la India, son colombianos, tailandeses, o sea, no tiene la misma garantía que un vehículo japonés”, comparó.

Según supo, el año pasado los precios de los autos usados estaban “un poco elevados, pero ahora están bajando”.

Julio Espada tiene más experiencia en el negocio, pues lleva 15 años dedicándose a la autoventa. Dice que los precios difirieren según al modelo y al estado.

Ayer, en la feria había unos 300 autos usados a la venta, una cantidad que todavía está lejos de los mejores años cuando se veía más de 500 coches estacionados desde la avenida Martín Cárdenas (altura parada a Tarabuco) hasta el barrio Japón.

“Cuando hay mucha venta se ve allá (muestra una esquina de en frente) abogados, notarias, haciendo los documentos (de compra-venta), pero cuando no hay, como ahora, debido a que no hay circulante (dinero), es un poco silencio. Todos preguntas pero no compran”, afirmó.

Don Julio llegó ayer a la feria con un Suzuki Baleno, por el cual esperaba un pago de 9.000 dólares. Dice que este tipo de vehículos estuvo entre 9.500 y 10.000 dólares antes de la pandemia.En la Feria de San Antonio se puede encontrar desde vehículos tipo taxi marca Nissan y Toyota, modelos 1989 y 1990, a un precio de 4.000 dólares. “La gente compra según lo que tiene; si no le alcanza, no podrá comprar un coche nuevo, entonces busca, por ejemplo, en aquel sector de arriba, por el mercado (San Antonio) para abajo, donde están los coches de segunda y tercera mano. Son movilidades antiguas que cuestan más barato”, afirmó el vendedor al señalar que antes de la pandemia los motorizados más económicos costaban arriba de 5.000 dólares.

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