El inolvidable ‘Día de la Madre’ de Dominga, una mujer de roble

Su rutina se rompió con la inesperada visita de jóvenes que la festejaron con regalos y cariño

ALEGRÍA. Doña Dominga, arropada por el cariño de los jóvenes de Kusi Wasi, ayer.

ALEGRÍA. Doña Dominga, arropada por el cariño de los jóvenes de Kusi Wasi, ayer. Foto: José Luis Rodríguez

ALEGRÍA. Doña Dominga, arropada por el cariño de los jóvenes de Kusi Wasi, ayer.

ALEGRÍA. Doña Dominga, arropada por el cariño de los jóvenes de Kusi Wasi, ayer. Foto: José Luis Rodríguez


    Ramiro Ivan Quispe/CORREO DEL SUR
    Local / 28/05/2024 01:29

    En una precaria vivienda, en la que la madera cruje con cada soplo del viento y las hojas de calamina intentan resistir el paso del tiempo, vive Dominga Mamani Coca, una mujer de 93 años que este 27 de mayo, Día de la Madre boliviana, estuvo acompañada de un grupo de jóvenes voluntarios de la organización Kusi Wasi. Ellos, en una visita sorpresa, se encargaron de darle regalos y, sobre todo, cariño.

    Dominga los recibió en el barrio Santo Domingo, entre construcciones modernas que contrastan con calles de tierra, molles y arbustos meciéndose por el viento. Allí, donde comparte su hogar con una decena de ovejas y un par de perros y gatos, que ahora son su familia.

    Enterados de la difícil situación de la nonagenaria, en un gesto de amor y solidaridad, estos jóvenes se organizaron para obsequiarle un día diferente, pleno de alegría.

    Anoche, la casita de doña  Dominga se transformó en un remanso de felicidad. Entre risas y abrazos, los voluntarios le ofrecieron regalos y muestras de afecto. Un ramo de flores, una torta, galletas, leche y otros alimentos –como un rico pollo a la broaster– llenaron el pequeño patio de su morada.

    SUEÑA CON UNA COCINITA

    Con las arrugas en el rostro enseñando el paso de los años, a sus entusiastas visitantes les compartió, en quechua, algunas historias de vida. Sus padres nacieron en Macha, pero ella nació en el valle de Sucre. Recuerda que llegó a la capital de la mano de su difunto esposo y su hijastro, con quien no tiene contacto fluido como antes.

    Consultada sobre su situación actual, no logra explicar cómo terminó sola, pero rememora con nostalgia los días en los que la compañía era abundante.

    A pesar de su edad y su situación precaria, Dominga sigue siendo una mujer valiente y autónoma. Cuida a sus animales con abnegación y se las arregla para cocinar en una hornilla rústica los fines de semana, aunque sueña con tener una cocinita propia.

    Sus perritas, Carusita y Lilisita, son sus fieles compañeras de aventuras, y en sus ovejas encuentra la fuerza para enfrentar cada día.

    RECUERDO QUE NO SE BORRA

    Entre charlas y sonrisas, Dominga compartió con los voluntarios los momentos más difíciles de su vida y recordó con melancolía al hijo que nunca llegó a este mundo y a la hija que partió demasiado pronto por una enfermedad no tratada a tiempo.

    “Se han muerto. Uno en mi barriga y a mi hija, que ya era grandecita, se le hinchó el cuello y falleció”, relata, compungida, siempre en idioma quechua.

    Sin embargo, después, se repone. “Siéntense a mi alrededor, compartan conmigo todo lo que me trajeron, que no quiero verlos parados”.

    “Nosotros te vamos a ayudar, no volverás a estar sola, porque te mereces esto y más”, le susurró una de las voluntarias, en español. Hubo que traducir sus palabras.

    Kusi Wasi (Casa de la Alegría) está conformado desde hace tres años por un grupo de jóvenes voluntarios, principalmente universitarios, que organizan actividades solidarias en las áreas ambiental y social.

    VECINOS PREOCUPADOS

    Los vecinos, preocupados por su situación, comparten el deseo de ayudar a Dominga, pero respetan su decisión de no apartarse de sus animales, quienes son su razón de ser. Una reveló que la Alcaldía se hizo presente en alguna oportunidad, pero Dominga rechazó la propuesta de separarse de sus ovejas.

    Creen que el mejor respaldo que se le podría dar sería la donación de un terreno para construirle una vivienda en el que pueda continuar con sus perros, gatos y ovejas.

    Ella hizo notar que necesita una cocinilla para preparar sus alimentos, ya que de lunes a viernes asiste al Comedor de Yurac Yurac, administrado por la Gobernación de Chuquisaca. Sin embargo, los fines de semana se le complican debido a la falta de leña.

    Así, entre recuerdos y sueños, Dominga sigue tejiendo su historia en Santo Domingo, dentro de su cotidianidad, hasta que las energías se lo permitan… Escucha y habla bien, con claridad. Un rato de esos, dijo que a veces le duele la espalda. Su espíritu indomable y su amor por la vida siguen siendo su mayor fortaleza.

    DE 1930

    Su cédula de identidad señala que Dominga Mamani Coca nació en Filacota, provincia Oropeza del departamento de Chuquisaca, el 25 de diciembre de 1930, por lo que este 2024 cumplirá 94 años de vida.

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