La salud mental en niños obesos
“Juntos podemos vencer a la obesidad, todos estamos involucrados, nuestros niños están en riesgo, aprendamos a dar un paso a la vez para lograr nuestras metas”
La obesidad es una creciente preocupación de Salud Pública en todo el mundo, y su inicio a menudo se remonta a la infancia. Es crucial abordar este problema desde una edad temprana, ya que la obesidad se considera una enfermedad crónica no transmisible que afecta cada vez a más niños y adolescentes. Sin embargo, uno de los aspectos menos comprendidos y debatidos de la obesidad infantil es su impacto en la salud mental.
Impacto en la salud mental
- Percepción negativa del cuerpo: se asocia con baja autoestima, depresión y con trastornos de conducta alimentaria como anorexia y bulimia nerviosa.
- Victimización y rechazo: a menudo se manifiesta en forma de bullying o acoso escolar. Esta victimización puede generar estrés emocional, aislamiento social, bajo rendimiento escolar, ansiedad y sentimientos depresivos en los niños afectados. Además, algunos niños obesos, en respuesta al acoso, pueden desarrollar comportamientos agresivos, lo que complica aún más sus relaciones sociales.
- Ansiedad y comida compensatoria: La ansiedad es común en niños obesos y, en muchos casos, se compensa con el acto de comer. Este comportamiento puede llevar a un aumento de peso adicional y perpetuar el ciclo de la obesidad y la ansiedad.
- Depresión: asociada directamente con la obesidad, no solo como consecuencia, sino que puede preceder a la obesidad. Se presenta con mayor frecuencia en mujeres que varones.
- Baja autoestima: Los niños obesos a menudo tienen una baja autoestima. Se perciben a sí mismos como menos valiosos y pueden sentirse fracasados en múltiples aspectos de su vida, incluyendo lo intelectual, afectivo-emocional y familiar. Esta falta de autoestima puede tener un profundo impacto en su bienestar psicológico
- Demoran en la maduración psicológica: Los niños obesos pueden experimentar un retraso en su maduración psicológica y su adaptación social, lo que puede dificultar aún más su capacidad para relacionarse con sus compañeros y desarrollar relaciones sociales saludables.
- Trastornos del sueño en la obesidad deterioran el rendimiento escolar.
Prevención de la obesidad
El papel de la familia juega un papel importante para lograr modificar y crear hábitos saludables respecto a la alimentación y actividad física. Es importante trabajar en equipo con profesionales de la salud para abordar los factores psicosociales, como la satisfacción con la imagen corporal, los estados emocionales y la autoestima
La educación en las instituciones educativas En preescolar, escuela y colegios se debe educar para cambiar los ideales de belleza, estética y salud, generando e incorporando en las nuevas generaciones conceptos de salud que no estén vinculados con el aspecto físico que venden los medios masivos de comunicación, como enseñar hábitos alimentarios y actividad física.
Evaluación constante de riesgos de obesidad en la población por equipos multidisciplinarios que incluyan psicólogo, psiquiatra (caso que lo amerite), nutricionista, endocrinólogo, médico general y/o internista, profesor de educación física y/o kinesiólogos entrenados en el tratamiento de la obesidad.
Control médico regular. En los exámenes del niño sano al menos una vez al año, el médico mide la estatura y el peso y calcula el índice de masa corporal (IMC). Un aumento significativo en el percentil del índice puede ser signo de que está en riesgo de tener sobrepeso.
Diagnóstico
Mediante el uso del gráfico de crecimiento, el médico establece el percentil del niño, es decir, cómo se compara el niño con otros niños del mismo sexo y edad. Si el niño está en el percentil 80, significa que, comparado con otros niños del mismo sexo y edad, el 80 % tiene un ICM normal. Cuando se supera ese porcentaje se considera sobrepeso (de 85 a 94%); obesidad si es superior a 95 y obesidad grave si es superior al 99 %.
En análisis de sangre se incluye prueba de colesterol (grasa), examen de glucosa (azúcar) y otros para verificar desequilibrios hormonales u otras afecciones relacionadas. Igualmente preguntará sobre antecedentes de obesidad en la familia; hábitos alimentarios del niño; nivel de actividad y el historial psicosocial, que incluya depresión, alteraciones del sueño y tristeza, sentimientos de aislamiento y si existe hostigamiento
Tratamientos
Para niños desde los dos años hasta la adolescencia, el tratamiento estará orientado a frenar el avance del aumento de peso, la modificación de hábitos y pérdida de peso gradual, ya sea que se trate de sobrepeso, obesidad o a de niños gravemente obesos
Se pueden recetar medicamentos a algunos niños y adolescentes como parte de un plan general de pérdida de peso.
En cuanto a la cirugía para perder peso, puede ser una opción para los adolescentes gravemente obesos que no han podido adelgazar por medio de cambios en el estilo de vida. Sin embargo, como con cualquier tipo de cirugía, hay posibles riesgos y complicaciones a largo plazo. Se debe analizar con el médico las ventajas y desventajas y evaluar con un equipo de especialistas pediátricos
Estrategias de afrontamiento y apoyo
Los padres juegan un papel fundamental en el apoyo a los niños obesos para que se sientan amados y respaldados. Algunas estrategias de afrontamiento incluyen:
Fomentar la autoestima de los niños.
Hablar abierta y directamente sobre la salud y el bienestar físico.
Evitar juzgar o criticar.
Limitar el tiempo de pantalla y promover la actividad física.
Establecer hábitos alimentarios saludables en el hogar.
* Dra. CAROLINA CÉSPEDES TORREJÓN
Médico Endocrinólogo, miembro de la Sociedad de Endocrinología, metabolismo y nutrición- Filial Chuquisaca