La gota, una dolorosa forma de artritis
La gota es una forma compleja y dolorosa de artritis que se produce cuando los niveles de ácido úrico en la sangre se elevan anormalmente, lo que provoca la formación de cristales afilados de urato en las articulaciones
Los cristales afilados de urato} desencadenan durante un ataque de gota, episodios intensos de inflamación, enrojecimiento, hinchazón y dolor. Aunque afecta con mayor frecuencia al dedo gordo del pie, también puede comprometer otras articulaciones como tobillos, rodillas, codos, muñecas y dedos.
¿QUÉ CAUSA LA GOTA?
El ácido úrico es una sustancia que el cuerpo produce al descomponer compuestos llamados purinas, presentes de forma natural en el organismo y en ciertos alimentos como carnes rojas, vísceras (hígado), mariscos (sardinas, mejillones, anchoas, atún) y bebidas alcohólicas, especialmente la cerveza. Las bebidas azucaradas con fructosa también aumentan el riesgo.
Normalmente, el ácido úrico se disuelve en la sangre, es filtrado por los riñones y eliminado por la orina. Sin embargo, cuando el cuerpo produce demasiado ácido úrico o no lo elimina de forma eficiente, los niveles en sangre aumentan y se forman cristales de urato que se depositan en las articulaciones, provocando inflamación y dolor.
GOTA AGUDA Y GOTA CRÓNICA
La gota aguda se caracteriza por ataques repentinos de dolor intenso, generalmente en una sola articulación, muchas veces durante la noche. El dolor puede ser tan severo que incluso el roce de una sábana resulta insoportable. Esta fase puede incluir enrojecimiento, calor e hinchazón. En algunos casos, puede haber fiebre y los síntomas desaparecen en pocos días, aunque es frecuente que los ataques reaparezcan en los siguientes 6 a 12 meses.
Por otro lado, la gota crónica se desarrolla cuando los ataques son frecuentes y afectan varias articulaciones. Esta forma avanzada puede provocar daño articular permanente y limitar el rango de movimiento. En estos casos, pueden aparecer bultos visibles bajo la piel llamados tofos, acumulaciones de cristales de urato que, si bien suelen ser indoloros, pueden inflamarse durante los ataques.
FACTORES DE RIESGO
Diversos factores aumentan el riesgo de desarrollar gota, siendo el principal la hiperuricemia (niveles elevados de ácido úrico). Los principales factores de riesgo incluyen:
• Dieta rica en carnes rojas, mariscos, alcohol y bebidas azucaradas.
• Sobrepeso u obesidad, que dificultan la eliminación del ácido úrico.
• Enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes, enfermedades renales, obesidad, síndrome metabólico y enfermedades cardíacas.
• Medicamentos, como aspirina en dosis bajas, diuréticos tiazídicos, betabloqueantes, inhibidores de la ECA y fármacos inmunosupresores usados tras un trasplante.
• Antecedente familiar: predisposición genética.
• Sexo y edad: afecta más a los hombres entre los 30 y 50 años. En mujeres, es más frecuente después de la menopausia.
• Cirugías, traumatismos o vacunaciones recientes pueden desencadenar un ataque.
SÍNTOMAS COMUNES
Los síntomas de gota suelen iniciarse de forma súbita e incluyen:
• Dolor articular intenso, con frecuencia nocturno.
• Inflamación, enrojecimiento y calor en la articulación afectada.
• Molestia persistente tras el episodio agudo, que puede durar días o semanas.
• Disminución de la movilidad articular.
• En casos avanzados, aparición de tofos o cálculos renales.
COMPLICACIONES
Si la gota no se trata adecuadamente, pueden surgir diversas complicaciones:
• Gota recurrente, con ataques frecuentes que pueden dañar las articulaciones.
• Gota avanzada, con formación de tofos visibles y dolorosos.
• Cálculos renales, debido a la acumulación de cristales de urato en las vías urinarias.
Diagnóstico
Para diagnosticar la gota, se pueden utilizar varias pruebas:
• Análisis del líquido sinovial, donde se observan cristales de ácido úrico bajo el microscopio.
• Análisis de sangre, que mide el nivel de ácido úrico (superior a 7.2 mg/dL suele considerarse elevado).
• Radiografías, que pueden ser normales al inicio, pero útiles en casos crónicos.
• Biopsias articulares en casos atípicos.
• Análisis de orina para medir la eliminación de ácido úrico.
Cabe destacar que un nivel alto de ácido úrico en sangre no siempre implica gota, ni todas las personas con gota presentan hiperuricemia en el momento del ataque. La gota es una enfermedad que, aunque dolorosa e incapacitante, puede ser controlada eficazmente con una combinación de tratamiento médico, cambios en el estilo de vida y seguimiento adecuado. La clave está en la detección temprana, el control del ácido úrico y la adopción de hábitos saludables, como una dieta equilibrada, reducción del alcohol y mantenimiento de un peso saludable. Con el enfoque adecuado, es posible evitar el avance de la enfermedad y mantener una buena calidad de vida.
¿QUÉ ES LA ARTRITIS GOTOSA?
Algunas personas pueden desarrollar gota crónica. Esto se denomina artritis gotosa. Esta afección puede llevar a daño articular y pérdida de movimiento en las articulaciones. Las personas con gota crónica tendrán dolor articular y otros síntomas la mayor parte del tiempo.
Los depósitos de ácido úrico pueden formar protuberancias debajo de la piel alrededor de las articulaciones o en otros lugares como los codos, las puntas de los dedos y las orejas. La protuberancia se llama tofo, del latín que significa, tipo de piedra. Los se pueden desarrollar solo después de que una persona haya tenido la enfermedad durante muchos años.
PARA SABER
CAMBIOS EN LA DIETA Y ESTILO DE VIDA
Los cambios pueden ayudar a prevenir los ataques de gota:
• Disminuya el consumo de alcohol, especialmente cerveza (algo de vino puede ser útil).
• Baje de peso.
• Haga ejercicio diariamente.
• Reduzca el consumo de carnes rojas y bebidas azucaradas.
• Escoja alimentos saludables como productos lácteos, verduras, nueces, legumbres, frutas (las menos azucaradas) y granos integrales.
• Beber café y tomar suplementos de vitamina C (pueden ayudar a algunas personas).
SÍNTOMAS DE GOTA AGUDA
En la mayoría de los casos, solo una o unas cuantas articulaciones están afectadas. Las articulaciones del dedo gordao del pie, la rodilla o el tobillo resultan afectadas con mayor frecuencia. Algunas veces muchas articulaciones se inflaman y duelen.