Los músculos, una farmacia natural, entregan "moléculas de la esperanza" al torrente sanguíneo
Los músculos, cuando se contraen, entregan al torrente sanguíneo proteínas que protegen la mente contra el estrés y la depresión
Un reciente avance científico ha revolucionado nuestra comprensión del cuerpo humano: los músculos, al contraerse, liberan proteínas especiales al torrente sanguíneo que no solo fortalecen nuestro cuerpo, sino que también protegen nuestra mente contra el estrés y la depresión. Este hallazgo ha llevado a los investigadores a llamar a estas proteínas "moléculas de la esperanza", por su capacidad para actuar como antidepresivos naturales y mecanismos de resiliencia.
La investigación, publicada en la revista Nature (2024) y liderada por el Instituto Karolinska de Suecia, describe cómo la actividad muscular regular genera cambios bioquímicos profundos en el organismo, activando procesos que promueven la salud mental y emocional. Este descubrimiento confirma lo que muchos intuían, pero ahora bajo una sólida base científica: nuestros músculos son una verdadera farmacia interna.
CÓMO SE LIBERAN LAS MOLÉCULAS DE ESPERANZA
El proceso comienza con algo tan simple —y fundamental— como el movimiento. Cuando los músculos se contraen durante el ejercicio físico, liberan una serie de proteínas denominadas miocinas. Estas miocinas, que forman parte de un grupo más amplio de moléculas señalizadoras, son secretadas directamente al torrente sanguíneo, donde ejercen efectos beneficiosos en múltiples órganos, incluyendo el cerebro.
Uno de los estudios clave en esta área, realizado por científicos de la Universidad de Harvard (Cell Metabolism, 2024), mostró que una de estas miocinas, llamada irisin, puede atravesar la barrera hematoencefálica (la estructura que protege al cerebro) y estimular regiones específicas como el hipocampo, conocido por su papel en el control de las emociones y la memoria. La activación del hipocampo, según los investigadores, induce la producción de nuevos factores neurotróficos —proteínas que favorecen la plasticidad neuronal y la generación de nuevas neuronas—, fortaleciendo así la resistencia emocional y reduciendo síntomas depresivos.
Además de la irisin, otras miocinas como la cathepsina B han mostrado efectos similares. Según un artículo en Nature Medicine (2024), esta proteína no solo participa en la neurogénesis, sino que también modula los niveles de serotonina, uno de los neurotransmisores más asociados con el bienestar emocional.
MÚSCULOS QUE CURAN
Lo fascinante de este descubrimiento es que redefine la función de nuestros músculos. Tradicionalmente vistos como órganos de locomoción, ahora se entienden también como órganos endocrinos, capaces de "hablar" con otros sistemas del cuerpo mediante señales químicas.
“El músculo esquelético funciona como una glándula endocrina que produce y libera miocinas en respuesta a la contracción”, explica el Dr. Bente Klarlund Pedersen, pionera en este campo e investigadora del Centro de Investigación de Inflamación y Metabolismo en Copenhague. “Estas miocinas ofrecen efectos protectores que van desde la reducción de la inflamación sistémica hasta la prevención de enfermedades metabólicas y trastornos neuropsiquiátricos”.
En otras palabras, cuando nos movemos, no solo fortalecemos huesos, articulaciones y el sistema cardiovascular, sino que estamos generando un potente cóctel bioquímico que puede prevenir o aliviar trastornos emocionales.
¿MOLÉCULAS DE ESPERANZA?
El término "moléculas de la esperanza" no es casual. Varios investigadores lo han adoptado, incluyendo el equipo de la Dra. Christiane Wrann de Harvard, debido al potencial terapéutico que estas proteínas representan. En un momento donde los índices de depresión y ansiedad alcanzan cifras epidémicas —más de 280 millones de personas afectadas en el mundo, según la OMS—, descubrir un mecanismo natural, disponible para todos, es un rayo de esperanza.
A diferencia de los medicamentos convencionales, que suelen tener efectos secundarios y no siempre son efectivos para todos los pacientes, las miocinas representan un enfoque preventivo y complementario. “Es como si nuestro cuerpo nos hubiera dotado de una reserva farmacológica natural que solo necesita ser activada”, afirma Wrann en entrevista para Scientific American (2024).
MÚSCULOS EN EL FUTURO DE LA MEDICINA
Los hallazgos abren nuevas vías para desarrollar tratamientos basados en la activación muscular. Por ejemplo, existen ya investigaciones preliminares para sintetizar miocinas en el laboratorio y administrarlas a pacientes que, por enfermedades o discapacidad, no pueden realizar actividad física (The Lancet Psychiatry, 2024).
Sin embargo, los propios autores de estos estudios advierten que nada reemplaza el movimiento natural. Activar la "farmacia muscular" requiere actividad física genuina, lo que subraya la importancia de incorporar el ejercicio como un pilar fundamental en la prevención y tratamiento de enfermedades mentales.
TE INVITO A MOVERTE
En resumen, nuestros músculos no solo nos mueven: nos sanan. Activarlos regularmente significa aprovechar un sistema de medicina natural incorporado en nuestro ADN desde tiempos ancestrales.
“En la era de la farmacología moderna, olvidamos que el cuerpo ya posee su propia farmacia”, concluye el Dr. Pedersen. “Cada paso que damos, cada peso que levantamos, cada kilómetro que corremos, es una dosis de esperanza que nos autoadministramos”.
Así, ante el estrés cotidiano, la ansiedad o la tristeza, la ciencia nos ofrece un recordatorio poderoso: movernos no es solo una cuestión de forma física, sino de salud emocional y, ahora lo sabemos, de supervivencia mental.
LA CONTRACCIÓN MUSCULAR Y LA SALUD MENTAL
El mecanismo de los músculos es elegante y potente. La contracción muscular, ya sea correr, nadar, levantar pesas o caminar a paso ligero, activa la síntesis de miocinas dentro de las fibras musculares. Estas proteínas son secretadas y liberadas en el torrente sanguíneo donde circulan y alcanzan tejidos lejanos, incluido el cerebro. Por tanto se produce una activación cerebral, las miocinas, como la irisin y la cathepsina B, cruzan la barrera hematoencefálica y promueven la liberación de factores como el BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), fortaleciendo las conexiones neuronales y mejorando la plasticidad cerebral. El resultado es increíble, se reduce el estrés y la depresión. Este fortalecimiento cerebral se traduce en una mayor resistencia al estrés, una disminución de la inflamación cerebral y una mejora general en el estado de ánimo. Si tu o un amigo o familiar están eprimidos y estresados, mándalos al gimnasio.
¿Cómo activar tus moléculas de la esperanza en solo 20 minutos al día?
No se necesita ser un atleta para desencadenar la liberación de miocinas. Aquí algunas estrategias que puedes aplicar en tu día a día:
Camina a paso rápido:
20 minutos diarios de caminata rápida son suficientes para iniciar la liberación de irisin y cathepsina B.
Sube escaleras:
Olvídate del ascensor. Subir y bajar escaleras por 10 a 15 minutos activa intensamente los músculos de piernas y glúteos.
Entrenamiento de fuerza ligero:
Con tu propio peso corporal (sentadillas, flexiones de brazos) o bandas de resistencia. Dos sesiones de 10 minutos al día bastan.
Baila tu canción favorita:
La contracción muscular repetitiva del baile también estimula la liberación de miocinas y, además, mejora tu ánimo casi instantáneamente.
Estiramiento activo:
Movimientos que impliquen contracción sostenida, como yoga dinámico o pilates, también pueden favorecer la secreción de proteínas beneficiosas.
* Redacción MI DOCTOR / Revista Nature