Austria y Alemania permitirán ingreso a cientos de refugiados
El Gobierno húngaro decidió endurecer sus medidas para frenar avalancha
Alemania y Austria permitirán la entrada y/o el paso de los cientos de refugiados, en su mayoría provenientes de países en conflicto, que se dirigen en Hungría hacia la frontera austríaca, como una medida excepcional, mientras Hungría endureció sus medidas fronterizas.
Así lo informó ayer el canciller federal de Austria, el socialdemócrata Werner Faymann, tras haber hablado con su homólogo húngaro, Viktor Orbán, informó la agencia austríaca APA.
Hungría, que hace un cuarto de siglo fue escenario del comienzo del fin del Telón de Acero, aprobó ayer unas leyes que penalizan como delito cruzar su frontera para protegerse de los refugiados que siguen llegando a miles todos los días desde Oriente Medio para alcanzar luego Europa Occidental.
Al mismo tiempo y tras estar varados durante toda la semana en la estación ferroviaria de Budapest Keleti, centenares de refugiados se pusieron ayer en marcha para alcanzar a pie la frontera con Austria.
Aunque luego, los primeros autobuses puestos a disposición de los refugiados por el gobierno húngaro han llegado al punto de la autopista húngara M1 donde se encuentran los cientos de aspirantes a asilo que partieron a pie de Budapest.
Los refugiados –que marchaban en dirección a la frontera con Austria, a más de 200 kilómetros de la capital húngara –, y se habían detenido para dormir- abordaron los autocares, informó la televisión publica M1.
Todo un éxodo de refugiados, sobre todo de hombres jóvenes, pero también de algunas familias, con madres e hijos, según las imágenes que transmiten las televisiones locales.
Las nuevas medidas legales, aprobadas de urgencia en el Parlamento, definirán como "delito" cruzar la frontera a partir del 15 de septiembre.
Sólo por pisar territorio húngaro los refugiados sin permisos podrán ser condenados a tres años de cárcel, una pena que puede aumentar hasta cinco años si se daña la polémica alambrada o se entra armado a Hungría.
El Gobierno conservador nacionalista del controvertido primer ministro húngaro, Viktor Orbán, asegura que con estas leyes podrá "aliviar la presión migratoria" que sufre el país.
En lo que va de año, más de 160.000 personas, en su mayoría refugiados de zonas de conflictos como Siria y Afganistán, entraron en Hungría a través de la frontera serbia, con la intención de seguir hacia Austria y Alemania.
"Si no defendemos nuestras fronteras, vendrán decenas de millones a Europa", advirtió Orbán en una entrevista radiofónica.
"Si permitimos que todo el mundo entre, será el fin de Europa. Nos podemos despertar una mañana y darnos cuenta de que estamos en minoría en nuestro propio continente", agregó.
Defendió la necesidad de "mostrar fuerza" en la defensa de las fronteras y lamentó que Europa sea "rica, pero débil".
Gábor Gyulai, del Comité Helsinki para los derechos humanos, alertó de que "miles de refugiados correrán el riesgo de ser devueltos a Serbia, que según la ONU no les ofrece protección".
"El Gobierno (de Orbán) empuja el país hacia una catástrofe humanitaria", declaró el activista a Efe.
Por su parte, el primer ministro británico, David Cameron, rechazó ayer el sistema de cuotas para la acogida de asilados y aseguró que sólo acogerán a personas que estén en campos de refugiados, mientras que su homólogo español, Mariano Rajoy, las acepta, aunque dice que sólo solventan un problema puntual.
Rajoy garantizó que España "no le va a negar el derecho de asilo a nadie" y se mostró convencido de que actuará de la misma forma el resto de socios de la Unión Europea.
Entierran a Aylan, el niño muerto en el Mar Egeo
Aylan Kurdi, el niño sirio-kurdo de tres años, cuya muerte durante el traslado en bote de Turquía a Grecia se convirtió en todo un símbolo de la tragedia de los refugiados de Oriente Medio, fue enterrado ayer en su ciudad natal de Kobani, en el norte de Siria, informó la prensa turca.
La familia Kurdi escapó de esa ciudad, sitiada durante meses por el grupo yihadista Estado Islámico, en un intento de emigrar a Canadá, donde vive una tía del pequeño.
Aylan, su hermano y su madre se encontraban entre los 12 sirios que murieron ahogados en el mar Mediterráneo hace tres días, después de partir de la ciudad turística turca Bodrum.
Los cuerpos de Aylan, su hermano y su madre fueron trasladados a Estambul por una compañía aérea turca y de allí trasladados a Sanliurfa, en el extremo sur de Turquía.
Los cuerpos fueron llevados a Suruc, una ciudad turca fronteriza con Kobani, bajo estrictas medidas de seguridad y acompañados por el padre, Abdulá Kurdi, que renunció continuar su viaje hasta Canadá, aun habiendo sido invitado oficialmente por las autoridades de ese país norteamericano.
Periodistas locales en Suruc informaron que había oficiales del departamento turco de Inmigración y psicólogos acompañando al padre y vehículos policiales escoltaron el convoy hasta el paso fronterizo de Mursitpinar, donde los cuerpos abandonaron Turquía para seguir hasta Kobani.
El padre agradeció a las autoridades turcas su ayuda y declaró estar "muy triste", aunque se mostró incapaz de hablar más en esos momentos.
"Como padre que ha perdido a sus hijos, lo único que quiero es que se acabe este dolor y se acabe la guerra en Siria", manifestó.
Algunos diputados turcos de los principales partidos en la oposición, el Partido Republicano del Pueblo (CHP) y el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), acudieron al entierro en Kobani, acompañando al convoy.