Francisco se despide de México tras intensos días
En su última jornada en el país del norte, el Papa visitó a privados de libertad, se encontró con empresarios y dio misa en la frontera
El papa Francisco criticó en Ciudad Juárez, al terminar su visita a México, la explotación laboral al asegurar que "Dios pedirá cuenta a los esclavistas", durante un encuentro con empresarios y trabajadores mexicanos, mientras que en la cárcel Cereso 3 pidió una verdadera reinserción de los presos.
En los dos actos antes de la misa del Papa en Ciudad de Juárez, en la última jornada de su visita a México, Francisco se reunió en el colegio de bachilleres del Estado de Chihuahua, con organizaciones de trabajadores y representantes de cámaras y gremios empresariales.
A ellos les aseguró que "la pobreza es el caldo de cultivo para el narcotráfico", por lo que instó a colaborar para encontrar soluciones.
Pero sobre todo, les indicó que a todos ellos les une la responsabilidad de "crear espacios de trabajo digno (...) especialmente para los jóvenes de esta tierra".
Y es que Francisco señaló que "uno de los flagelos más grandes" a los que se ven expuestos los jóvenes es la falta de oportunidades de estudio y de trabajo, "lo que genera en muchos casos situaciones de pobreza".
CON LOS PRESOS
La primera cita del día fue la visita al Centro de Readaptación Social, el Cereso 3, donde los esperaban unos 700 reos.
"Estoy concluyendo mi visita a México y no quería irme sin venir a saludarlos", les dijo el papa Francisco, quien quiso celebrar con los presos "el Jubileo de la Misericordia", el Año Santo que comenzó el pasado 8 de diciembre.
Francisco que visitaba una cárcel mexicana después del motín en la cárcel estatal de Topo Chico, en Monterrey, en la que murieron 49 presos, criticó en su discurso el ineficaz sistema carcelario y de rehabilitación.
El Papa abogó por "la reinserción o rehabilitación comienza creando un sistema que podríamos llamarlo de salud social, es decir, una sociedad que no contamine relaciones en el barrio, en las escuelas, en las plazas, en las calles, en los hogares, en todo el espectro social".
Francisco les pidió: "Luchen desde acá dentro por revertir las situaciones que generan más exclusión. Hablen con los suyos, cuenten su experiencia, ayuden a frenar el círculo de la violencia y la exclusión". Porque, agregó, "quien ha sufrido el dolor al máximo, y que podríamos decir experimentó el infierno, puede volverse un profeta en la sociedad".
"Si dijese lo de quien está libre de pecado que tire la primera piedra. Yo me tendría que ir", les dijo a los presos.
Y agregó, ante el total silencio, en el patio de la cárcel: "Siempre que entro en una cárcel me pregunto, por qué ellos y yo no".