Belén ultima detalles para acoger la fiesta de la Navidad 2016
La cuna de Jesús vive con una especial atención la fiesta central del cristianismo
La ciudad palestina de Belén ultimaba ayer los preparativos para acoger a miles de peregrinos y asumir su papel central en el mundo cristiano con motivo de la Navidad aunque, según algunos lugareños, las guerras regionales se proyectan por ahora en la afluencia del turismo.
La emblemática Plaza del Pesebre, junto al lugar en el que según la tradición nació Jesús, son estos días un ir y venir de gentes, con turistas sacándose fotos y trabajadores municipales que dan los últimos toques a las barreras policiales, papeleras y paredes.
En el paso que conecta Belén con Jerusalén la circulación de vehículos fue relativamente fluida, con numerosos autobuses de turistas llevando a los primeros viajeros.
Un gran árbol con bolas doradas y una estrella en la punta da la bienvenida a los peregrinos en la emblemática Plaza, mientras a sus pies un belén de frondosas ramas engarzadas recrea el nacimiento.
Según el programa, está previsto que los festejos se inicien con villancicos y canciones navideñas, que precederán a la misa del Gallo a medianoche dentro en la Iglesia de Santa Catalina, transmitida en directo a todo el mundo.
"Se restringe el acceso a la misa de la Natividad. Más de 2.000 personas no pueden entrar", declaró fray Artemio Vítores, guardián del Convento Franciscano adjunto a la Basílica de Natividad, esta última bajo control de la Iglesia ortodoxa.
El único problema que prevén los organizadores es el mal tiempo previsto para la Nochebuena y el día de Navidad, con bajas temperaturas y quizás lluvia.
Dentro de la Basílica misma, levantada sobre la gruta que marca el nacimiento, los frailes ultimaban la limpieza del lugar y "refrescaban protocolos", explicó Vítores, a cargo de la organización.
"Hemos estado preparando listas de invitados, carteles, limpiando la gruta y hasta el niño Jesús", dice sobre un pequeño bebé tallado en madera por artistas de la localidad catalana de Olot en 1921.
Vítores, que lleva casi medio siglo en Tierra Santa, coordina también el orden de las decenas de misas privadas que se celebrarán en la gruta de la natividad, lo que en sí mismo apunta a un incremento en la prevista afluencia de peregrinos.