Obama conmuta pena a militar que filtró secretos
Chelsea Manning fue la principal fuente del sitio WikiLeaks

El presidente estadounidense, Barack Obama, anunció ayer la conmutación de la pena a la ex soldado Chelsea Manning, quien en 2010 filtró un número récord de documentos secretos a WikiLeaks mientras era analista de inteligencia militar.
Manning, que se llamaba Bradley y comenzó un tratamiento de cambio de sexo para ser mujer en su cárcel militar de Kansas, donde intentó suicidarse en dos ocasiones, había sido condenada a 35 años de prisión, pero será liberada el próximo 17 de mayo tras siete años privada de libertad.
La liberación de Manning fue anunciada a tres días de que Obama abandone la Presidencia en una lista de 209 conmutaciones y 64 perdones, que incluyen también al general James Cartwright, acusado de mentir al FBI sobre filtraciones de información del acuerdo nuclear con Irán, y Óscar López Rivera, independentista puertorriqueño que pasó 35 años tras las rejas acusado de sedición.
"El presidente cree en las segundas oportunidades", aseguró una fuente de la Casa Blanca, que recordó que Obama tiene el récord histórico de conmutaciones (1.385) y perdones (212) de condenados que en muchos casos lo eran a cadena perpetua.
En total, Manning habrá pasado casi cuatro años en la prisión militar de Fort Leavenworth (Kansas), en un régimen carcelario que, según miembros de su red de apoyo, le habría acabado llevando al suicidio, tras dos intentos infructuosos.
Además, Manning estuvo encarcelado hasta su juicio y pasó primero por las celdas de una prisión en Quantico (Virginia), donde se le sometió a una dura vigilancia que fue considerada ilegal y sirvió para que se mitigara su condena.
Philip Crowley, un funcionario y portavoz del Departamento de Estado que dimitió por el trato a Manning, aseguró que la decisión de Obama es "equilibrada", ya que las circunstancias del caso no requerían que la ex soldado cumpliera toda su condena íntegra.
Cuando comenzaron a conocerse las filtraciones de Wikileaks, el Gobierno estadounidense aseguró que la información ponía en peligro la vida de confidentes, agentes de inteligencia y suponía un gran golpe para la capacidad de Washington de realizar su diplomacia.