Promesa: Trump quiere hacer de EEUU un país "grande otra vez"

Miles de personas se manifestaron en contra de la investidura del multimillonario

Tono nacionalista abre la era Trump

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INVESTIDURA. Donald Trump y su esposa Melania recorren una avenida poco después del acto de posesión en el Capitolio.

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DESFILE. La limusina que conduce al Presidente de Estados Unidos se dirige a la Casa Blanca.

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HISTORIA. Donald y Melania Trump junto a Barack y Michelle Obama durante la investidura.

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DESPEDIDA. El ex presidente Barack Obama aborda el helicóptero al concluir el traspaso de mando a su sucesor, Donald...

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MANIFESTACIONES. Grupos de manifestantes rechazan la asunción de Donald Trump.

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    Washington/EFE y dpa
    Mundo / 21/01/2017 05:27

    El nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mandó ayer un mensaje claro en su discurso de investidura: que devolverá el poder al "pueblo", para que los "olvidados" dejen de serlo, y que antepondrá los intereses del país en "todas las decisiones" que tome.

    "A partir de este día, va a ser solo Estados Unidos primero. Estados Unidos primero", proclamó Trump tras convertirse en el presidente número 45 de la historia del país, inmediatamente después de jurar el cargo en una ceremonia ante las escalinatas del Capitolio.

    "Todas las decisiones sobre comercio, impuestos, inmigración y asuntos exteriores se harán para beneficiar a los trabajadores y a las familias estadounidenses", subrayó a continuación.

    En un discurso de unos 16 minutos de duración, uno de los más breves de la historia de las tomas de posesión de los presidentes estadounidenses, Trump afirmó que su Gobierno seguirá "dos reglas sencillas: comprar productos estadounidenses y contratar a ciudadanos estadounidenses".

    Esa misma filosofía proteccionista y nacionalista que defendió durante su campaña electoral la aplicará también a las relaciones internacionales, ya que dijo que buscará la "amistad" con los demás países, pero siempre bajo la máxima de que los intereses estadounidenses están "primero".

    "Reforzaremos viejas alianzas y formaremos nuevas. Y uniremos el mundo civilizado contra el terrorismo radical islámico, al que erradicaremos completamente de la faz de la tierra", anticipó el nuevo Presidente.

    Durante muchas décadas, "hemos subvencionado a los Ejércitos de otros países (...), hemos defendido las fronteras de otros países al tiempo que nos negábamos a defender la nuestra", criticó Trump.

    Sin embargo, no mencionó su principal promesa electoral: construir un muro en la frontera con México para frenar la inmigración irregular.

    En su discurso, Trump insistió en atacar a la clase política, como hizo durante la campaña electoral: "Hoy no estamos meramente transfiriendo el poder de una administración a otra, o de un partido a otro, sino que lo transferimos de Washington DC y se lo devolvemos a ustedes, al pueblo".

    Mientras Washington y sus políticos "prosperaban", las familias trabajadoras "tenían poco que celebrar", pero eso "cambia aquí y ahora", prometió.

    "El 20 de enero de 2017 será recordado como el día en que el pueblo volvió a ser el gobernante de esta nación. Los olvidados hombres y mujeres de nuestro país ya no lo serán más. Todo el mundo les está escuchando ahora", insistió.

    Esta "carnicería" termina "justo aquí y ahora mismo", dijo Trump en referencia a las "madres y niños atrapados en la pobreza" en los centros de las ciudades del país, a las "fábricas oxidadas dispersas", al "crimen, las pandillas y las drogas que se han robado demasiadas vidas".

    "El tiempo de la charla vacía se acabó", exclamó Trump al pedir a los ciudadanos que no acepten a "políticos que sólo hablan y no pasan a la acción".

    También quiso, no obstante, hacer un llamamiento a la unidad para afrontar los desafíos pendientes. "Somos una única nación (...) Compartimos un corazón, un hogar y un glorioso destino", enfatizó.

    El Mandatario defendió que tanto si el color de piel de los estadounidenses es "negro, marrón o blanco", todos comparten "la misma sangre roja de los patriotas" y "cuando Estados Unidos está unido es totalmente imparable".

    "Debemos decir lo que pensamos, debatir nuestros desacuerdos honestamente, pero siempre perseguir la solidaridad", sostuvo.

    Trump culminó su discurso con su famoso lema de campaña y aseguró: "Vamos a hacer Estados Unidos fuerte de nuevo, lo vamos a hacer rico, orgulloso, seguro y, juntos, lo vamos a hacer grande de nuevo".

    El magnate neoyorquino juró el cargo en la ceremonia ante el Capitolio sobre dos Biblias, una de su propiedad y otra que usó Abraham Lincoln en su primera toma de posesión, empleada también por el ya ex presidente Barack Obama en sus dos investiduras (2009 y 2013).

    En esa misma ceremonia fue investido Mike Pence como nuevo vicepresidente de Estados Unidos.

    Entre quienes presenciaron su toma de posesión estuvo su rival electoral, la demócrata Hillary Clinton, y el marido de esta, el ex presidente Bill Clinton. No acudieron más de 50 congresistas demócratas como señal de rechazo.

    El magnate neoyorquino, que es el Presidente de mayor edad al asumir el cargo en la historia del país, tomó posesión con el menor índice de aprobación de un mandatario en las últimas tres décadas: un 40 por ciento según sondeos de varios medios de comunicación. Obama, que dejó la Casa Blanca con un 60 por ciento, tenía tal día como hace ocho años un respaldo del 84 por ciento. El republicano George W. Bush, un 61 por ciento cuando juró en 2001.

    Por su parte, el ya ex presidente estadounidense Barack Obama agradeció a sus seguidores y al personal que le ha acompañado en la Casa Blanca por haber demostrado "el poder de la esperanza" y se despidió con su lema de campaña: "Sí, se puede. Sí, pudimos".

    La Presidencia "ha sido el privilegio de mi vida y sé que hablo por Michelle también", dijo Obama desde la base aérea de Andrews, a las afueras de Washington, donde se reunieron personal de la Casa Blanca, asesores y amigos para dar un último adiós al matrimonio.

    Pero "estoy deseando ver qué hacer después y les prometo que estaré ahí con ustedes. Sí, se puede. Sí, pudimos", anotó el ex mandatario, quien ayer entregó el bastón de mando al nuevo Presidente de EE.UU.

    Tras su posesión,Trump rubricó su primera orden ejecutiva como mandatario del país instruyendo a las agencias gubernamentales que "alivien las cargas del Obamacare", como se conoce a la reforma sanitaria impulsada por su predecesor.

    El documento "ordena a los departamentos y agencias aliviar la carga de Obamacare a medida que avanzamos para revocarlo y reemplazarlo", dijo el secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, quien sin embargo no aclaró los detalles de la orden.

    Las protestas marcan la investidura

    Grupos de manifestantes rompieron ayer la marcha pacífica que protestaba contra la investidura del presidente estadounidense, Donald Trump, con choques violentos con la Policía, lo que ocasionó heridos y más de 200 detenciones.

    El día comenzó con intentos de bloqueo por parte de varios grupos de manifestantes para que los simpatizantes de Trump no pudieran acceder a los puntos del recorrido del desfile inaugural reservados para el público en el centro de Washington.

    En algunas puertas, personas al grito de "Trump no es mi presidente" y "No a Trump. No al KKK. No a un EE.UU. fascista" crearon cadenas humanas para obligar al cierre de los accesos, mientras que la Policía hacía lo posible para permitir el paso de aquellos que buscaban tomar sitio para saludar al flamante Presidente.

    En otros accesos los manifestantes se mezclaron de manera pacífica con los centenares de miles de personas que querían celebrar la toma de posesión de Trump, quien ha escandalizado con sus comentarios contra inmigrantes, musulmanes o mujeres.

    "En ningún momento me he sentido acosado o insultado. Todo el mundo tiene derecho a la libertad de expresión que garantiza la Primera Enmienda" de la Constitución, explicaba a Efe Eric Philips, quien viajó desde Carolina del Norte para asistir a la investidura.

    Los bloqueos motivaron momentos de tensión y empujones, en los que los manifestantes se encararon con simpatizantes de Trump y los otros respondieron con empellones para poder pasar, mientras que miembros de los "Moteros por Trump" observaban con cara de pocos amigos la escena, controlada en la mayoría de casos por la Policía.

    En la plaza del Memorial de la Armada, aledaña a la Avenida Pensilvania, por donde desfiló Trump, varios centenares de opositores al nuevo presidente colocaron un escenario y se concentraron para mostrar su descontento a pocos metros de la comitiva.

    Las demandas iban desde los derechos al aborto, de los homosexuales o de los nativos estadounidenses o la defensa del medio ambiente, temas en los que el nuevo presidente se ha mostrado dispuesto a tomar sendas que podrían deshacer los progresos de los últimos años.

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