Nobel de Química premia sofisticado microscopio
Su aplicación evolucionará la lucha contra la resistencia a los antibióticos

El suizo Jacques Dubochet, el estadounidense Joachim Frank y el británico Richard Henderson ganaron ayer el Nobel de Química por el desarrollo del microscopio crioelectrónico, que sirve para obtener imágenes en alta resolución de la estructura de diminutas biomoléculas en solución.
"El microscopio crioelectrónico simplifica y mejora el escaneo de las biomoléculas. Este método ha llevado a la bioquímica a una nueva era", señaló en Estocolmo la Academia de Ciencias de Suecia.
Gracias a él, "los investigadores pueden congelar (...) las biomoléculas y visualizar procesos que nunca se habían visto, algo decisivo para la comprensión básica de la química de la vida y para el desarrollo de fármacos", añadió.
"Nos abrieron un mundo nuevo", afirmó Peter Brzezinski, miembro del Jurado. "Esas moléculas son muy pequeñas": si se las compara con el tamaño del hombre, son tan pequeñas como lo es el ser humano respecto a la Luna, ejemplificó.
Esta técnica se utilizó recientemente para estudiar las biolmoléculas relacionadas con el virus del zika, que azotó especialmente Brasil y otros países latinoamericanos.
También podrán aplicarse en la lucha contra la resistencia a los antibióticos: permitirá estudiar las bacterias para desarrollar medicamentos contra las bacterias resistentes.
La técnica es una evolución de la del microscopio electrónico, desarrollada en los años 30 y por la que Ernst Ruska recibió el Nobel de Física en 1986. Durante mucho tiempo se pensó que éste sólo podría utilizarse con materia inerte, ya que el potente rayo de electrones que utilizan destruye la materia biológica.
La técnica de los microscopios crioelectrónicos podría revolucionar la lucha contra la resistencia a los antibióticos, el cáncer o el alzhéimer.
Actualmente existe un gran problema con los antibióticos. Debido a su excesivo uso y a su empleo en ganadería, muchas bacterias están desarrollando una gran resistencia a los antibióticos existentes. Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) advertió de la gran amenaza que supone y de la necesidad de desarrollar nuevos antibióticos.
Dicha técnica permite detectar los puntos en los que mejor pueden actuar los medicamentos en las bacterias y virus. Los científicos ya la utilizan para el diseño por computadora de medicamentos específicos, apunta Holger Stark, del Instituto Max Planck de Química biofísica.
En el caso de los antibióticos, los investigadores pueden determinar cómo interfieren los principios activos con los ribosomas –la fábrica de proteínas– de las bacterias para desactivarlas. "Así se pueden diseñar medicamentos para que tengan un mayor efecto sobre ellas", explica Oliver Daumke, del Centro Max-Delbrück de Medicina Molecular.
Dieter Willbold, investigador en la Universidad de Düsseldorf, la utiliza para intentar desentrañar el origen del alzhéimer. Este biólogo estructural acaba de publicar en la revista "Science" la estructura de la proteína beta amiloide, que se acumula en el cerebro de los enfermos de alzhéimer.
Por su parte, Holger Stark –del Instituto Max Planck– utiliza esta tecnología para estudiar un medio contra el cáncer que inhibe una parte de la recogida de residuos celulares. "Cuando se paraliza la recogida, la célula se ahoga en su propia basura", detalla.