Las llamas destruyen Notre Dame
El fuego dañó buena parte de las reliquias que se guardaban en ese templo
La catedral de Notre Dame, ícono de París y exponente máximo del arte gótico, sufrió ayer un devastador incendio que acabó con parte de su estructura y sumió a Francia en un estado cercano a la conmoción.
La intervención de unos 500 bomberos evitó que se redujera a cenizas una obra que desde hace ocho siglos se convirtió en un símbolo de la ciudad y que el presidente francés, Emmanuel Macron, prometió reconstruir.
Los cañones de agua, que vistos desde la distancia parecían los arbotantes que sujetan las paredes de la catedral, lograron imponerse al avance del fuego, aunque no evitaron que dos tercios de su cubierta, al igual que su célebre aguja –ambos añadidos al templo gótico en el siglo XIX–, quedaran totalmente destruidas.
El fuego, originado por causas todavía desconocidas en el tejado, que estaba en restauración, también dañó buena parte de las obras interiores, aunque no las reliquias que atesora el templo.
Con las primeras llamas, sonaron las campanas del templo, un clamor muy ligado a la historia de Francia, a sus eventos felices y a los dramas más tristes.
El difícil acceso a la isla fluvial en la que está enclavada la catedral, rodeada por las aguas del Sena, dificultó la labor de los bomberos, que se centraron en evitar que el fuego dañara la estructura y provocara el derrumbe del monumento, en particular de la torre norte, la más afectada de las dos.
Tras un primer momento en el que las autoridades temieron lo peor, el secretario de Estado de Interior, Laurent Nuñez, lanzó un mensaje de esperanza y aseguró que,, todo indicaba que la estructura de la catedral se salvaría.
Francia entera tenía sus ojos clavados en la televisión, que en directo retransmitía como las llamas iban devorando un símbolo de su país. "Estoy triste al ver como arde una parte de todos nosotros", escribió el presidente, Emmanuel Macron, en su cuenta de Twitter.
Lo hizo poco después de haber anulado una alocución televisada en la que iba a anunciar importantes medidas políticas para el país.
"La reconstruiremos", aseguró el presidente, al borde de las lágrimas, desde la explanada del templo, donde hizo un llamamiento a las donaciones para financiar las obras que devuelvan a Notre Dame el esplendor perdido.
Su preocupación era la de todo el país, al tiempo que afloraban los mensajes de apoyo y solidaridad de todos los rincones del planeta, síntoma del icono que se iba consumiendo a la vista, impotente.
Entre ellos el del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, o el de la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, que ofreció su ayuda para la futura reconstrucción de un templo que figura en su lista del Patrimonio Mundial desde 1991.
Un "Ave María" resonó en los alrededores del monumento entonado por los incrédulos testigos del incendio que se fueron agolpando en los aledaños.
"Hemos visto cómo cada vez las llamas iban creciendo. Hemos visto caer la aguja. Hemos oído un fuerte estruendo", aseguró Olga Marcos, una turista española que pasaba cerca de la catedral cuando comenzaron las llamas.
La emoción de franceses y turistas era patente, ante la catástrofe de un símbolo de la ciudad. El rector del templo, monseñor Chauvet, aseguró que se pudieron salvar las principales reliquias, entre ellas la corona de espinas de Cristo.
El tesoro no se vio afectado, pero sí algunos de los mayores retablos, que no pudieron ser salvados.
Trece millones de visitantes flanquean cada año las puertas de uno de los monumentos más concurridos de Francia y uno de los más reconocidos, escenario de obras de Victor Hugo, de películas y de una iconografía enorme.
Macron promete la reconstrucción de la catedral
El presidente francés, Emmanuel Macron, proclamó ayer que su intención es "reconstruir Notre Dame todos juntos", y consideró que, gracias a la labor de los bomberos, "se ha evitado lo peor", aunque recordó que "la batalla todavía no ha terminado".
"Lo peor se ha evitado, aunque la batalla todavía no se ha ganado totalmente. Las próximas horas serán difíciles, pero gracias a su coraje (de los bomberos) la fachada y las dos torres principales no se han caído", dijo.
Recordó en primer lugar a los servicios de extinción de incendios, al afirmar que "más de 500 de ellos se baten desde hace horas y siguen ahí. Lo hacen con un coraje extremo y gran profesionalidad", dijo Macron mientras seguía las incidencias del siniestro.
Tras agradecer también a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y al conjunto de servicios del Estado, Macron proclamó de forma solemne que Notre Dame será reconstruida "entre todos juntos".
"A partir de mañana (por hoy) pondremos en marcha una suscripción nacional y más allá de las fronteras de Francia. Y haremos un llamamiento a los mayores talentos", anunció.
"Notre Dame es nuestra historia, nuestra literatura... Es el epicentro de nuestras vidas, el patrón de donde parten nuestras distancias", afirmó.
Tristeza e incredulidad en el mundo
El Vaticano recibió con "incredulidad y tristeza" la noticia del "terrible" fuego que devastó ayer buena parte de la cubierta de la catedral de Notre Dame en París, "símbolo de la cristiandad en Francia y en el mundo".
El portavoz interino de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, lamentó en un comunicado el incendio.
"La Santa Sede ha acogido con incredulidad y tristeza la noticia del terrible incendio que ha devastado la catedral de Notre Dame, símbolo de la Cristiandad en Francia y en el mundo", señaló.
Gisotti manifestó la "cercanía" del Vaticano a los católicos franceses y a los parisinos y aseguró oraciones por los bomberos y todos aquellos que se esfuercen en "hacer lo posible para afrontar esta dramática situación".
El incendio provocó una ola de reacciones, entre estas la del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien sugirió emplear aviones cisterna para apagar el fuego.
"Tan terrible ver el inmenso incendio en la catedral de Notre Dame en París. A lo mejor, se podrían emplear aviones cisterna para apagarlo ¡Hay que actuar rápido!", escribió en Twitter.
Incendios que afectaron a otros monumentos
En los tiempos recientes, varios edificios monumentales fueron destruidos por el fuego en circunstancias diversas.
La noche del 2 de septiembre de 2018, el Museo Nacional de Rio de Janeiro quedó reducido a cenizas por un incendio, causado por un cortocircuito en un aparato de aire acondicionado. Era considerado el mayor museo de historia natural y antropológica de América Latina, con más de 20 millones de piezas.
En 1996, la ópera de Venecia, la Fenice, quedó totalmente destruida por un incendio. Este teatro, inaugurado en 1792, era uno de los más prestigiosos del mundo.
En 1994, el Liceo de Barcelona, el teatro lírico más famoso de España, de casi 150 años de antigüedad, situado en pleno centro de la ciudad, quedó destruido por un incendio provocado por una chispa de un soplete.
El 20 de noviembre de 1992, toda la parte nordeste del castillo de Windsor, residencia real al oeste de Londres, quedó destrozada por un incendio.
El 25 de agosto de 1992, a partir de las montañas que rodean Sarajevo, los artilleros serbios incendiaron la biblioteca nacional de Bosnia, edificio construido en 1896.