Brasil y Argentina reciben nuevo latigazo de Trump
Recrudece guerra comercial y esta vez apunta a dos países de Latinoamérica

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió ayer con la reimposición de aranceles al acero de Argentina y Brasil, dos países aliados, en un nuevo latigazo en el recrudecimiento de su guerra comercial internacional.
"Brasil y Argentina han aplicado una devaluación masiva de sus monedas, lo cual no es bueno para nuestros agricultores", indicó el presidente en mensajes en su cuenta Twitter.
"Por lo tanto, efectivo inmediatamente –añadió– restauraré los aranceles sobre todas las importaciones de acero y aluminio enviadas a Estados Unidos desde estos países", argumentó.
Los dos países suramericanos habían sido exentos por parte del mandatario estadounidenses de los gravámenes al acero del 25% y al aluminio del 10% que impuso a sus principales socios comerciales en mayo de 2018, tras lograr cesiones de las autoridades de ambos países.
Entonces, el Gobierno de Argentina anunció que impondría límites a sus exportaciones de aluminio y acero a EE.UU; y días después, el Ejecutivo brasileño aceptó un acuerdo de cuotas bajo el cual admitió un arancel del 10% sobre el aluminio y límites a sus ventas de acero.
Poco antes de embarcar rumbo a Londres, donde participará en la cumbre de la OTAN esta semana, Trump subrayó que si bien había dado "un descanso" a Argentina y Brasil, ahora había decidido restaurar los aranceles porque "sus acciones son muy injustas con los manufactureros y granjeros" de EE.UU.
La decisión pilló desprevenidos a los mercados e inversores, ya que el foco de la guerra comercial desatada por Trump estaba centrado en las negociaciones con China.
Tras aplicar varias rondas de multimillonarios gravámenes a importaciones chinas, respondidas por Pekín con medidas similares, Trump anunció hace unas semanas haber logrado pactar "una primera fase" del acuerdo comercial con China.
Sin embargo, apenas trascendieron detalles del contenido, y las informaciones contradictorias entre Washington y Pekín sobre una posible reunión entre Trump y el presidente Xi Jinping, elevaron la incertidumbre acerca de su alcance.
La perplejidad era evidente tanto en Brasil como en Argentina, considerados dos aliados cercanos a Trump ya que tanto el presidente Jair Bolsonaro como Mauricio Macri se jactaban de su buena conexión personal con el estadounidense.
Bolsonaro afirmó que hará uso del "canal abierto" que mantiene con Trump para discutir la decisión de EE.UU. de retomar los aranceles cobrados sobre la importación de acero y aluminio brasileños.
Una prueba de lo inesperado del anuncio de Trump es que, precisamente, la pasada semana estuvo en Washington el ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes, para reunirse con funcionarios estadounidenses y donde destacó la buena sintonía con Washington al insistir en las conversaciones en marcha para un posible acuerdo de libre comercio bilateral.
En Argentina, el titular de Trabajo, Dante Sica, se reunió con el canciller Jorge Faurie -ambos funcionarios del Ejecutivo de Macri, que el próximo 10 de diciembre cederá el poder al peronista Alberto Fernández- para tratar una decisión que calificaron de "inesperada" y que, afirmaron, se tomó sin "ninguna señal" a los Gobiernos argentino y brasileño ni al sector privado.
La Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero) manifestó su preocupación por el anuncio.
"Creemos que en el libre comercio las monedas fluctúan de acuerdo con los escenarios internos y externos de cada país sin la manipulación de los gobiernos, al menos en los casos de Argentina y Brasil", sostuvo la organización.
Estrategia
Analistas consideran que la estrategia de Trump parece estar dirigida sin nombrarla a China, donde Argentina y Brasil habían ganado cuota de mercado, especialmente de soja, por los aranceles a los productos estadounidenses.