Huir de Afganistán, un viaje plagado de miedo, violencia y culpa

Afganos que pudieron salir de su país relatan su dramático recorrido desde la asediada Kabul hasta sus refugios temporales en el extranjero

Miles de familias buscan abordar un vuelo internacional que les permita salir de un país asolado por la crisis política y la violencia. Miles de familias buscan abordar un vuelo internacional que les permita salir de un país asolado por la crisis política y la violencia. Foto: MARK ANDRIES / US MARINE CORPS

Joris Fioriti, Aymeric Vincenot y Emmanuel Duparq/AFP
Mundo / 23/08/2021 10:38

Frente al aeropuerto, los soldados estadounidenses y franceses señalan a quienes podrán acceder a uno de los vuelos de evacuación : "él está con nosotros, él no...". Los que logran pasar, podrán escapar de Kabul, cuenta Mohamed. Los demás, tendrán que quedarse.

Mohamed es uno de los cientos de afganos que fueron evacuados a Francia en los últimos días tras la toma de poder de los talibanes. Algunos de ellos contaron a la AFP sus últimos momentos en Afganistán, marcados por el miedo, el alivio y la tristeza.

"Intenté entrar en la embajada (francesa) varias veces. Pero los talibanes me lo impedían. Uno de ellos me golpeó con su Kalashnikov. Estaba llorando en la calle cuando alguien en el lado francés me vio. Nos abrieron la puerta", dice Maryam, devastada por haber sido separada de uno de sus hijos durante la evacuación.

Bajo seudónimo, por miedo a las represalias contra sus familiares, relataron las palizas e insultos que sufrieron, la huida desesperada de la capital afgana y el alivio que sintieron al llegar a Europa, teñido de una inmensa tristeza por dejar atrás su país y a algunos de sus seres queridos.

Jibran tuvo que dejar toda su vida atrás. El simple hecho de que trabajara como chófer para una empresa extranjera le hacía sospechoso a los ojos de los talibanes, dice.

"Salí de Afganistán sólo con la ropa que llevaba puesta y con mi familia. Fui directamente del trabajo a la casa. Cerré la puerta con llave y nos fuimos" a la embajada de Francia, cuenta este cuarentón de barba negra.

En sus bolsillos llevaba siete pasaportes -- el suyo, el de su esposa y los de sus cinco hijos --  y 2.000 afgani (la moneda afgana), es decir, menos de 20 euros. 

"Estamos empezando una nueva vida, pero desde cero", admite en el hotel en el que se alojan todos cerca de París. 

"Talibanes por todas partes"

Mushtaq y su esposa, embarazada de ocho meses, "nunca habían pensado" abandonar su país, pero con la llegada de los talibanes se sentían en peligro. Para huir, debían lograr primero llegar a la embajada de Francia, el país que les otorgó un visado.

"Los talibanes estaban por todas partes. Verificaban cada vehículo, cada bolsa", cuenta Mushtaq. "Pensé que me iban a detener. Un comandante me gritaba: '¿Por qué vas a Francia?'". Pero al final le dejaron pasar.

Masud logró huir con su esposa y cuatro hijos. Fotógrafo de prensa en Jalalabad, ciudad del este de Afganistán que ha sido objetivo de atentados de los talibanes y del Estado Islámico en los últimos años, se encontraba en Kabul cuando los talibanes entraron a la ciudad.

Su familia se subió de inmediato a un coche y lograron reunirse con él en la embajada. Huyeron lo más rápido posible, sin una sola maleta y sin un solo pañal de cambio para su bebé de dos meses y medio.

5 kilómetros en 3 horas

Todos fueron llevados al aeropuerto por la noche, bajo escolta francesa. Un viaje que no estuvo exento de sobresaltos. 

Los "cinco kilómetros" que separan ambos lugares parecieron "larguísimos" al jefe de la unidad de élite de la policía francesa que escoltaba el convoy, a pesar de las "negociaciones" previas entre las autoridades francesas y los talibanes.

En total, el viaje duró casi tres horas ya que los insurgentes detuvieron el convoy. "Tenía miedo de que nos atacaran. Había mucha tensión entre los pasajeros", cuenta Masud.

Shahzaib Wahla, un periodista paquistaní evacuado con ellos, creyó que había llegado su hora. Una multitud se agolpó cerca de su autobús, algunos trataban de entrar por la fuerza, "un talibán disparó al aire" para dispersar a la muchedumbre "y luego apuntó con su arma al conductor", antes de dejarlo ir.

Las mismas escenas se repitieron en el exterior del aeropuerto, donde se agolparon miles de afganos desesperados. Pero esta vez fueron los militares estadounidenses quienes dispararon al aire, dice Mohamed, técnico de una empresa extranjera que obtuvo un visado francés para él, su esposa y sus seis hijos.

"Cuando bajamos del autobús, algunas personas se mezclaron a nosotros, con la esperanza de entrar" al recinto a salvo de los talibanes. "Entonces los franceses empezaron a decir a los estadounidenses (que custodiaban la puerta), señalando a la gente: 'ella está con nosotros; él no; él está con nosotros; ella no'", cuenta.

"Cuando entramos al aeropuerto nos sentimos seguros", dice Mohamed. Pero el alivio fue breve para algunos. 

Maryam, con dos de sus hijos, busca al tercero, que debería haber entrado en la embajada con su tía antes que ella. En vano. Su marido, un alto funcionario afgano, se negó a ir con ellos por miedo a "ser asesinado en la calle" por los talibanes, dice.

"No tenía otra opción"

Pese al alivio de saber que están a salvo, la tristeza y la culpa se apoderaron de muchos de ellos durante el viaje.

Omar teme por sus padres, que dice que corren un gran peligro por su culpa. "Los talibanes ya habían venido a nuestra casa. Les dijeron: "Si no nos entregan a su hijo, les mataremos".

Mohamed solloza, desgarrado por haber "abandonado" a su padre, su hermano y su hermana. "Pero no tenía otra opción", suspira. "En 1996, cuando los talibanes llegaron al poder, me encarcelaron. No quiero eso para mis hijos".

Maryam, por su parte, puede respirar. Su marido logró llevar a su hijo a Mazar-i-Sharif, una gran ciudad del norte fronteriza con Uzbekistán, porque tenía un visado para ese país. "Van de camino a Tashkent, la capital uzbeka. Pero, ¿cuándo los volveré a ver?", se pregunta.

Un mosaico étnico en un país fragmentado

La diversidad étnica en Afganistán es un factor clave en la vida política y los conflictos de este país desde hace un siglo, y puede jugar un rol importante en la formación del nuevo gobierno por parte de los talibanes.

Ningún grupo étnico dispone de una mayoría absoluta entre los 40 millones de habitantes del país, una fragmentación que contribuye a su inestabilidad.

Aquí un vistazo a la configuración étnica de Afganistán:

Los pastunes

Etnia mayoritaria de Afganistán con más del 40% de la población, los pastunes son principalmente musulmanes sunitas y hablan el pashto o pastún. Desde el siglo XVIII, suelen controlar el Estado y el ejército.

Los talibanes, que tomaron el poder por segunda vez tras su régimen de 1996-2001, son un grupo predominantemente pastún. Pero los dos presidentes del gobierno respaldado por Estados Unidos, Hamid Karzai y Ashraf Ghani, también proceden de esta etnia.

La posición dominante de los pastunes, que se reparten en una zona con forma de arco desde la frontera paquistaní (este) hasta la frontera iraní (sur), suele provocar malestar en los otros grupos étnicos que se consideran marginados a nivel político, económico y cultural.

Los tayikos

Segundo grupo étnico del país, los tayikos representan un cuarto de la población y hablan el darí (farsi en persa).

Se ubican principalmente en el norte y el oeste del país, con bastiones en el valle del Panshir, la ciudad occidental de Herat y algunas provincias norteñas.

El valle del Panshir es conocido por haber resistido la ocupación del ejército soviético en los años 1980, pero también al primer régimen talibán.

Fue el feudo del tayiko más celebre, el comandante Ahmed Shá Masud, héroe de la resistencia antisoviética y de la lucha contra los talibanes, asesinado el 9 de septiembre de 2001 en un atentado atribuido a Al Qaida.

El tayiko Burhanuddin Rabbani fue presidente de Afganistán entre 1992 y 1996, cuando Kabul cayó a manos talibanas. Abdullah Abdullah, ex vicepresidente y negociador del gobierno derrocado con los insurgentes, es de etnia mixta pastún-tayika, pero se considera de la segunda.

Los hazaras

Los hazaras, que representan alrededor de un 10% de la población afgana y hablan un dialecto darí, son considerados como originarios de Asia Central y de los pueblos turcos, y viven principalmente en el centro del país.

Es una minoría chiita, perseguida violentamente durante siglos, también por los talibanes que los consideran herejes.

Este colectivo también fue blanco de ataques del grupo yihadista Estados Islámico.

Los uzbecos

La minoría uzbeca también representa un 10% de la población y se encuentra especialmente en el norte del país, junto a la frontera con Uzbekistán.

En su mayoría musulmanes sunitas, mantienen fuertes vínculos lingüísticos y culturales con Turquía.

El señor de la guerra Abdul Rashid Dostom, de esta etnia, es sospechoso de haber hecho masacrar en 2001 a cientos, incluso miles, de prisioneros talibanes.

Otras etnias

Aunque con un rol más marginal, Afganistán también acoge turcomanos, kirguises, kazajos, baluchis y nuristaníes, antes llamados kafir (infieles) hasta su conversión forzada en el siglo XIX.

Etiquetas:
  • guerra
  • Afganistán
  • refugiados
  • Compartir:

    También le puede interesar


    Lo más leido

    1
    2
    3
    4
    5
    1
    2
    3
    4
    5
    Suplementos


      ECOS


      Péndulo Político


      Mi Doctor