¿Se dirige Irak hacia una escalada tras el intento de asesinato del primer ministro?

El atentado fallido del domingo pone al descubierto la situación interna de un país sumido en una permanente guerra interna

Vista del estado en que quedó el automóvil que transportaba al primer ministro iraquí  Mustafá al-Kazimi. Vista del estado en que quedó el automóvil que transportaba al primer ministro iraquí Mustafá al-Kazimi. Foto: IRAQI PRIME MINISTER'S PRESS O

Laure Al Khoury/AFP
Mundo / 08/11/2021 15:56

El primer ministro iraquí, Mustafá al-Kazimi, salió ileso el domingo de un intento de asesinato con un dron explosivo, un ataque que hace temer una escalada de la tensión en el país.

Este atentado, que no ha sido reivindicado, tuvo lugar casi un mes tras las elecciones legislativas del 10 de octubre, en las cuales la Alianza Conquista, vitrina política de Hashd al Shaabi, influyente coalición de exparamilitares pro-Irán, perdió varios escaños.

La coalición había denunciado un "fraude" electoral y sus partidarios acusaron a Kazimi de ser "cómplice". 

Desde el anuncio de los resultados preliminares, los partidarios de Hashd mantienen la presión organizando sentadas cerca de la Zona Verde de Bagdad.

Kazimi salió ileso del ataque, pero dos de sus guardaespaldas resultaron heridos.

¿Debemos esperar una intensificación de la violencia tras el ataque?

¿Cuál es el contexto?

Los analistas entrevistados por la AFP son unánimes: el atentado contra el primer ministro está vinculado a los resultados de las legislativas y a las negociaciones destinadas a formar alianzas parlamentarias entre los partidos y designar un nuevo gobierno.

Los partidarios de Hashd, una coalición de antiguos paramilitares proiraníes ahora integrados en el Estado iraquí, "tienen poder coercitivo", dice Renad Mansour, del grupo de reflexión Chatham House.

Y se niegan a ser excluidos de las negociaciones que tienen lugar entre bastidores.

En la víspera del atentado contra el primer ministro, el influyente líder chiíta Moqtada Sadr, cuyo partido ganó las elecciones, mantenía conversaciones con líderes sunitas y chiítas, pero sin un representante de la Alianza de la Conquista, brazo político de Hashd al-Shaabi.

Los proiraníes "utilizaron diferentes tácticas para presionar al gobierno durante las conversaciones", afirma Lahib Higel, del International Crisis Group.

"Denunciaron un fraude, salieron a las calles y el viernes intentaron entrar en la Zona Verde", donde se encuentran la embajada de Estados Unidos y los edificios del gobierno, dice.

El sábado, los partidarios de Hashd montaron un nuevo campamento frente a una entrada de la Zona Verde, unas horas antes del ataque con drones contra la residencia del primer ministro, situada en este perímetro ultraseguro.

¿La violencia como arma política?

El viernes por la noche, tras enfrentamientos entre manifestantes pro-Hashd y la policía, Qaïs al-Khazali, jefe de Assaïb Ahl al-Haq, uno de los principales grupos del Hashd, "amenazó" a Kazimi, dijo el investigador Hamdi Malik en Twitter.

En un vídeo, Khazali se dirige directamente a Kazimi, refiriéndose a la "sangre de los mártires", es decir, dos manifestantes, que según él murieron durante los enfrentamientos y promete "un juicio" para el primer ministro.

En Irak, "el uso de drones por parte de las facciones proiraníes se ha convertido en una estrategia recurrente de advertencia. Pero todavía no ha muerto ningún alto funcionario en uno de estos atentados", dijo Mansour.

Estos ataques con drones se han convertido en algo habitual contra los intereses estadounidenses en Bagdad o el Kurdistán iraquí. Por lo general, no son reivindicados, sino que se atribuyen a las facciones pro-Irán, que han hecho de su detestación de Estados Unidos un leitmotiv político.

¿Hacia una escalada ?

Lahib Higel, del International Crisis Group, cree que "hemos llegado al punto álgido de la escalada de violencia" y espera que haya más "diálogo" entre los proiraníes y las demás partes.

El ataque contra el primer ministro fue condenado unánimemente por la clase política iraquí y la comunidad internacional, incluyendo Estados Unidos e Irán, dos enemigos que se disputan la influencia en Irak.

Los proiraníes "han perdido la guerra mediática", en particular por "la falta de coherencia de su mensaje", dijo. Quieren avanzar sus peones a la hora de formar gobierno.

Y, según Renad Mansour, "nadie, y menos los partidarios de Moqtada Sadr, quiere un largo periodo de violencia que pueda desembocar en una guerra entre chiítas".

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