El desafío para Latinoamérica de la nueva variante ómicron del covid-19
Un artículo que dimensiona, con ojos bolivianos, la "peligrosidad" de ómicron; las razones de preocupación para la OMS en relación a la aparición y avance de la nueva variante; recomendaciones para Bolivia ante su inminente llegada y los esfuerzos que se realizan para desarrollar una nueva vacuna.
Hay noticias alarmantes sobre la expansión de la variante ómicron (Variante B.1.1.529). Identificada el 9 de Noviembre de 2021 en Botswana y notificada a la OMS por el sistema de salud sudafricano el 18 de Noviembre como nueva variante. Apenas notificada, fue clasificada por la OMS, como una "variante de preocupación”, por su peligrosidad.
Sin embargo, de manera contradictoria, la doctora Angelique Coetzee, presidenta de la Asociación Médica de Sudáfrica, quien informó por primera vez de un caso sospechoso y “diferente” en un paciente de 30 años, decía que hasta ahora, los pacientes contagiados con la nueva variante presentaron síntomas “muy leves”.
La médica explicó que un paciente de alrededor de 30 años decía que llevaba días sintiéndose cansado y con dolor de cabeza, no tenía dolor de garganta, solo una picazón, ni tos ni pérdida de gusto u olfato”. Ella decía que “lo que estamos viendo ahora en Sudáfrica, y recuerden que estoy en el epicentro, es extremadamente leve”.
“No hemos hospitalizado a nadie aún. He hablado con otros colegas y el panorama es el mismo”, añadió.
Entonces, ¿por qué la OMS la declaró variante de preocupación?
Estas son las razones:
1. El número de mutaciones: Científicos reunidos por la OMS en los últimos días descubrieron en la secuenciación genética del virus un número mucho mayor de mutaciones en comparación a cualquier otra variante previamente identificada. La variante Ómicron tiene entre 45 y 52 mutaciones en su perfil genético, pero de estas, entre 26 y 32 mutaciones que ocurren en la proteína “pico” o “Diana” se destacaron como relevantes porque establecen los canales de infección por el virus en células humanas para la transmisión y desarrollo de covid-19 (ver gráfico). Las mutaciones alertaban, porque la variable “delta”, tiene alrededor de 13 mutaciones y es extremadamente agresiva.
2. Efectos de las mutaciones: La evaluación de nuevas variantes busca detectar si las mutaciones son capaces de hacer que el virus sea: a. “resistente a los efectos de las vacunas”, b. hacer que el virus sea “más transmisible en comparación con las variantes existentes” y c. “aumentar la gravedad y la hospitalización relacionada con la enfermedad”.
Estos temas se están investigando, pero aún no hay respuestas definitivas. Lo que sí parece ser definitivo, es que ómicron aumenta la transmisibilidad de la enfermedad en mayores proporciones que la variante delta. Un ejemplo es Sudáfrica, donde en pocas semanas, ómicron desplazó a delta, representando ahora, casi el 75% de los nuevos casos de covid-19 del país, en noviembre de 2021.
Por esa misma razón, el miedo crece como la transmisibilidad en el mundo y el número de países donde se detectó la variante también. Al 30 de noviembre de 2021 el número de países que identificaron la variante ómicron rondaba los 20, pero este número es un blanco móvil, cada día crece. En las Américas, al 1 de diciembre, ya se habían identificado tres casos de pasajeros de Sudáfrica en São Paulo (Brasil), así como en los Estados Unidos (al menos un caso en California). En Europa, de los varios casos identificados en el Reino Unido, seis se encontraron en Escocia, uno de los cuales fue de una persona que no había viajado a otros países y ubicaciones, lo que generó sospechas de que la transmisión comunitaria y “nativa” ya existe.
Sabemos que la variante llegará a nuestros países, pronto. Y a propósito surge una pregunta: ¿Qué debemos hacer para protegernos de ómicron?
1. ¿Cerrar las fronteras? Esta es una medida que los países toman por “miedo” y para “ganar tiempo” hasta que se conozca más sobre esta variante. Las noticias para conocer el comportamiento de ómicron se sabrán recién en dos semanas. Mientras, seguiremos viendo decisiones erráticas.
2. Continuar con la vacunación. Por el momento, es la mejor respuesta para cualquier variante. Parece ser que la “posible levedad” de los síntomas en pacientes de Sudáfrica, se debe a que los infectados estaban vacunados. El problema es que no todos se vacunan en los países. La población que no se vacuna es resistente a hacerlo, por ignorancia (las vacunas son experimentales), resistencia religiosa (mayormente grupos evangélicos) o conspirativa (control de natalidad o chips para control mental).
Al respecto, recientemente escuché de grupos antivacunas que promueven una “correlación” entre el aumento de mortalidad y la fecha de vacunación y se olvidan que en los países donde se vacunó masivamente, la mortalidad cayó sustancialmente y en los países pobres sin vacunas (que superan los 70), aumentó la letalidad, subiendo el promedio mundial. A su vez, los antivacunas en Europa, son un foco inminente y permanente de contagio. Contra ellos crecen medidas en los países, para portar “pasaportes” de vacunas por ejemplo, para bares, restaurantes, transporte público, etc... evitando que el derecho individual a no vacunarse, ponga en peligro al derecho colectivo de vivir en comunidad sin riesgos prevenibles.
3. Nuevas vacunas. Se considera que la nueva variante, por las mutaciones, podría disminuir la efectividad de las vacunas, por lo tanto, se deberían producir rápidamente nuevas vacunas.
¿Qué hace la industria al respecto? Las empresas farmacéuticas están preocupadas, pero ya comenzaron. Mikael Dolstein, un científico de Pfizer, admite que Ómicron puede requerir nuevas vacunas si la nueva variante supera a Delta a nivel mundial y reduce la protección de la vacuna actual. En este caso, la empresa produciría una nueva vacuna que debería estar lista para marzo de 2022. Paul Burton, director médico de Moderna, dice que la empresa también podría lanzar una vacuna reformulada contra la variante a principios del próximo año, aunque aún no lo está. No está claro si se necesitarán nuevas formulaciones o si las vacunas actuales brindarán protección contra la nueva variante. Los representantes de AstraZeneca dijeron que están estudiando los efectos de la vacuna en la variante Ómicron en Botswana y Eswatini para recopilar datos, y enfatizaron que su vacuna ha demostrado ser efectiva contra todas las variantes del SARS CoV-2 hasta la fecha.
4. Conclusiones: Todavía es muy pronto para saber si la variante ómicron traerá una nueva ola de contaminación, muerte y restricciones a la vida cotidiana, afectando aún más el crecimiento económico global, especialmente en los países pobres y en Latinoamérica. Lo sabremos aproximadamente en dos semanas. Pero, como decía, considero que la mejor respuesta global para evitar un largo y doloroso período de enfermedad y estancamiento en la economía global el 2022, es seguir vacunando, incrementando las coberturas de vacunación en todos los países, haciendo obligatorias las pruebas de vacunación y las pruebas para los vuelos y la diversión. Invertir en vacunar con campañas masivas y esfuerzos reales y nacionales, sin distinciones políticas, podrá poner una barrera a la circulación del virus y a la aparición de nuevas variantes.
Esto requiere, fundamentalmente, responsabilidad y cooperación global para fortalecer los mecanismos de inmunización y los sistemas de salud de los países más pobres, donde se originan las principales variantes de la pandemia en la actualidad. No se trata solo de solidaridad, sino también de supervivencia y bienestar de los países ricos y en general de todos. En Latinoamérica, es necesario iniciar la solidaridad mutua entre países, para hacer de la región, un modelo de respuesta inteligente y equitativa. A la fecha, Brasil es el mayor desafío regional.
* Fernando Lavadenz es especialista senior en Desarrollo Humano - Banco Mundial.