
Ucrania advirtió ayer que la ciudad de Mariúpol, asediadada por las tropas rusas y donde murieron al menos 5.000 personas, vive una situación “catastrófica”, cuando los negociadores rusos y ucranianos se preparan para una nueva reunión en Estambul.
“Fueron sepultadas unas 5.000 personas, pero hace diez días que no se entierra a nadie por los continuos bombardeos”, dijo Tetiana Lomakina, una asesora de la presidencia ucraniana, a la AFP.
La funcionaria, ahora a cargo de los corredores humanitarios, también estimó que “dada la cantidad de personas que aún están bajo los escombros (…) podría haber unos 10.000 muertos”.
Mariúpol, en el mar de Azov, está sitiada por el ejército ruso desde finales de febrero, lo que obliga a miles de residentes a vivir en condiciones muy precarias, sin electricidad ni agua potable.
Medios rusos aseguraron que el líder checheno Ramzan Kadyrov se encontraba en la urbe para apoyar a sus tropas, que participan en la ofensiva junto a Rusia para tomar el control del lugar.
Si la urbe cayera en manos rusas permitirá a sus fuerzas armadas conectar Crimea, anexionada por Moscú en 2014, con las regiones separatistas prorrusas del Donbás.
Unos 160 mil civiles siguen atrapados en la ciudad, sin la alimentación adecuada, agua o medicamentos, según su alcalde Vadim Boichenko.
El Ministerio ucraniano de Relaciones Exteriores tildó la situación de “catastrófica”. El asalto ruso convirtió "en polvo" la ciudad, de 450 mil habitantes, añadió.
Víctimas
Unos 20.000 ucranianos murieron desde que Rusia inició su invasión, el 24 de febrero, y 10 millones han tenido que abandonar sus hogares, según las autoridades.
Sobre el terreno, la esperanza rusa de arrasar Ucrania sin resistencia ha desaparecido.
Las fuerzas rusas han logrado pocos avances en capturar las ciudades clave, lo cual los llevó a recurrir al bombardeo aéreo de civiles.
La fiscal general ucraniana Iryna Venediktova aseguró el lunes que tenía “pruebas” del uso por parte de las tropas rusas de bombas de racimo, prohibidas por tratados internacionales, en dos regiones del sur.
Apoyados por armamento occidental, los combatientes ucranianos han resistido e incluso hecho retroceder a los rusos.
Así ha ocurrido en Mala Rogan, un pueblo situado unos 4 km al este de Járkov, la segunda ciudad de Ucrania ubicada en el este del territorio, según informó el lunes un periodista de AFP en el lugar.
“Nuestras tropas liberan Mala Rogan y es muy importante porque desde aquí bombardean permanentemente zonas residenciales de la ciudad”, dijo el alcalde de Járkov, Igor Terekhov, a un medio local.
También las fuerzas ucranianas “liberaron” la localidad de Irpin, en las afueras de Kiev, declaró el lunes el ministro del Interior ucraniano, Denys Monastyrsky, en declaraciones por televisión.
"Las fuerzas armadas están avanzando, la policía está avanzando e inmediatamente se realizan barridos completos en las calles (...) Por lo tanto, la ciudad ha sido liberada, pero sigue siendo peligroso estar allí", dijo Monastyrsky.
Paz lo antes posible
Muchos en Ucrania sospechan que Rusia podría usar las conversaciones como una oportunidad para reagrupar fuerzas y resolver graves problemas tácticos y logísticos en sus fuerzas militares.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, dijo que la primera ronda de conversaciones cara a cara desde el 10 de marzo, y que probablemente empezarán el martes en Estambul (Turquía), deberían traer paz “lo antes posible”.
La “neutralidad” de Ucrania y el futuro estatus del Donbás, dos de las exigencias planteadas por Rusia, podrían estar en el centro de las conversaciones de Estambul. Las delegaciones debían llegar este lunes a la ciudad turca.
Según Zelenski, la cuestión de la “neutralidad” se está estudiando “cuidadosamente”.
ESTAMBUL
El encuentro de Estambul sigue al del 10 de marzo en la ciudad costera de Antalya, también en Turquía, donde se reunieron el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, y su homólogo ucraniano, Dmytro Kuleba. La cita, sin embargo, no desembocó en ningún acuerdo de alto el fuego.
Pérdidas millonarias para la economía ucraniana
El gobierno ucraniano estimó que las pérdidas económicas causadas por la guerra con Rusia ascienden a más de 500 mil millones de dólares, anunció ayer en Facebook la ministra de Economía ucraniana, Yulia Svyrydenko.
La ministra cifró en “564.900 millones de dólares” el “impacto directo de las destrucciones” desde el inicio de la invasión rusa el 24 de febrero, que incluyen “las consecuencias indirectas de los combates” en la economía, como el aumento del desempleo, la reducción del consumo de los hogares o la disminución de los ingresos del Estado.
“Hay que tener en cuenta que cada día las cifras cambian y, por desgracia, aumentan", dijo Svyrydenko, que también es vice primera ministra.
Las mayores pérdidas se produjeron en las infraestructuras, dijo la ministra, con “casi 8.000 kilómetros de carreteras dañadas o destruidas”, así como “decenas de estaciones de tren y aeropuertos”, con un coste total de 119 mil millones de dólares.
Por otro lado, Svyrydenko estimó que el PIB caería de 112 mil millones de dólares en 2022, lo que supondría una contracción de más del 55% de la economía en comparación con 2021.
El presupuesto del Estado podría perder 48.000 millones de dólares, lo que supone una reducción de casi 90% del presupuesto anual previsto.
Como compensación, Svyrydenko dijo que el gobierno buscaría confiscar activos rusos incautados en el país.
“Ucrania, a pesar de todos los obstáculos, tratará de exigir el pago de indemnizaciones al agresor”, dijo.
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