¿Qué hay detrás del silencio del Papa sobre la persecución a la Iglesia católica en Nicaragua?
La retención, desde hace varios días, del obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, ha puesto en evidencia la tensa relación entre el gobierno de Daniel Ortega y la Iglesia católica

La iglesia católica de Nicaragua enfrenta su momento más álgido en la relación con el gobierno del presidente Daniel Ortega, tras la retención del obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, uno de los más críticos a la gestión oficial. Sin embargo, hasta el momento no se ha conocido una posición oficial del Vaticano sobre el conflicto, y el papa Francisco ha evitado referirse al tema.
El obispo de Matagalpa Rolando Álvarez se encuentra retenido desde hace más de una semana, bloqueado por las fuerzas de seguridad en la Curia de esa ciudad situada a 127 km al norte de Managua, acusado de intentar desestabilizar al país.
El silencio papal sobre el caso ha llevado a líderes de opinión de occidente y opositores nicaragüenses a pronunciarse contra lo que consideran una reprochable omisión. También, el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) condenó la política del presidente Ortega hacia la Iglesia católica, así como contra oenegés y radioemisoras de corte religioso.
El columnista del Miami Herald, Andrés Oppenheimer se refirió al conflicto en un reciente artículo afirmando que “es difícil decidir qué cosa es más escandalosa: si la decisión del dictador nicaragüense Daniel Ortega de cerrar siete estaciones de radio de la Iglesia Católica y ordenar el arresto domiciliario de un obispo y sus ayudantes, o el silencio total del Papa Francisco sobre estos ataques contra su propia gente”.
Oppenheimer agregó que “para cualquiera que haya estado siguiendo las noticias de Nicaragua, no hay duda de que Ortega está llevando a cabo una de las campañas represivas más grandes contra la disidencia política en el mundo occidental”.
“El silencio del Papa sobre Nicaragua es apenas una de varias sorprendentes omisiones recientes de su parte”, añadió Oppenheimer, quien reprochó que el jerarca tampoco haya visitado Ucrania, a quien describió como “víctima de la mayor invasión extranjera en Europa desde la Segunda Guerra Mundial”.
En medio de todo esto, la oposición política de Nicaragua ha solicitado al Papa que se pronuncie por la persecución desatada por el gobierno de Daniel Ortega contra sacerdotes, y la fe religiosa en Nicaragua.
“Nos sentimos conmovidos e indignados por las imágenes… en las cuales Monseñor Rolando José Álvarez, Obispo de la diócesis de Matagalpa, aparece rodeado de agentes de la Policía Nacional hincado con el Santísimo en custodia en las manos tras ser impedido de ingresar al templo para celebrar los oficios religiosos propios de ese día”, subrayaron las organizaciones citadas por la Voz de América.
“Al Papa le pedimos que sea más beligerante…que por favor, ponga su mirada sobre Nicaragua. Sí sabemos que están trabajando, pero no es simplemente decirlo en una homilía, es pronunciarse directamente, es utilizar todos los canales diplomáticos. No se puede quedar la Iglesia en silencio en estos tiempos”, afirmó por su parte el opositor excarcelado Gabriel Putoy.
Condena de la OEA
Por su parte, la OEA condenó en su reciente Consejo Permanente a Nicaragua por "el hostigamiento" a la Iglesia católica y la persecución de la prensa y las oenegés y exigió al gobierno de Daniel Ortega que libere a los presos políticos.
En una sesión extraordinaria, el órgano ejecutivo de la organización adoptó la resolución sobre la situación en Nicaragua por 27 votos a favor de los 34 miembros activos, uno en contra (San Vicente y las Granadinas) y cuatro abstenciones (Bolivia, El Salvador, Honduras y México).
Hubo dos delegaciones ausentes: la de Nicaragua, como era de esperar, y la de Colombia, gobernada desde el domingo por el presidente izquierdista Gustavo Petro.
La presidenta de la CIDH, Julissa Mantilla Falcón, denunció en la sesión "la nueva arremetida contra la Iglesia" y el caso del obispo Álvarez, retenido en la curia y a quien la vicepresidenta y esposa de Ortega, Rosario Murillo, acusa de cometer "crímenes de lesa espiritualidad".
"La escalada represiva contra la prensa independiente ha generado zonas de silencio mediático" y el acceso a las fuentes periodísticas se ha convertido en un calvario "por el temor generalizado de la población a expresarse", aseguró la presidenta de la CIDH, que en las últimas semanas tuvo constancia del "exilio forzado de periodistas", incluida toda la redacción del diario La Prensa.
"Ninguna resolución por sí sola va a resolver semejantes problemas, menos en nuestro contexto organizacional cuando con inusitada frecuencia no estamos siendo el espacio donde los Estados del hemisferio se ponen de acuerdo para actuar en conjunto sino en una modesta caja de resonancia para tomas de posición particulares, legítimas pero particulares", reflexionó a su turno el representante permanente de Chile Sebastián Kraljevich.
Posición de la Iglesia de Nicaragua
De momento, solamente el jefe de la iglesia nicaragüense, Leopoldo Brenes, ha lanzado un llamado a dialogar. El cardenal afirmó el sábado que la Iglesia espera encontrar una salida a la situación del obispo Álvarez.
"Todas nuestras iglesias están orando, acompañándolo a él (Álvarez) y le pedimos a la virgen que pronto encontremos los cauces para solucionar (eL problema) y que podamos seguir trabajando en evangelizar", dijo Brenes a la AFP, tras presidir una misa en honor a la virgen de Fátima, en la Catedral de Managua, luego de que el gobierno prohibiera la tradicional procesión.
No obstante, admitió que a lo inmediato "no" ve una solución a la crisis que vive Álvarez, de la Diócesis de Matagalpa, en el norte de Nicaragua
"Toda la iglesia está orando para que el señor nos ilumine, para que busquemos siempre los cauces de paz, de reconciliación y el perdón", expresó Brenes, también vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN).
La policía vigiló de cerca la catedral durante la misa, tras prohibir el peregrinaje con la virgen por las calles de la capital.
Antecedentes del conflicto
En marzo, el representante del Vaticano, monseñor Waldemar Stanislaw Sommertag, salió del país de forma intempestiva y según autoridades eclesiales, sus relaciones con el gobierno "no eran buenas".
El Vaticano, mediante un comunicado, había calificado de "incomprensible" la expulsión de su representante.
En julio, monjas Misioneras de la Caridad, de la orden de Santa Teresa de Calcuta abandonaron Nicaragua luego que el Congreso cerrara sus oficinas y se alegara que no estaban acreditadas para realizar operaciones de asistencia social.
Durante las protestas de 2018, durante el ataque armado de paramilitares contra manifestantes, Álvarez salió en procesión con el Santísimo, uno de los símbolos sagrados de los católicos, en rogativa para que cesara la agresión.
El mandatario nicaragüense, un exguerrillero de 76 años, gobierna el país desde 2007 y enfrenta una crisis política que se ha mantenido en los últimos cuatro años, detonada por las manifestaciones opositoras en 2018, por una reforma a la seguridad social que derivó en un pedido de su renuncia.