Se cumplen 20 años de la invasión estadounidense en Irak

George W Bush, no dudó en sostener que Irak contaba con armas biológicas y químicas de destrucción masiva, por lo que era necesario ocupar el país

Un soldado estadounidense detrás de una ametralladora vigila la zona el 10 de mayo de 2003 desde un puesto de control levantado en Bagdad

Un soldado estadounidense detrás de una ametralladora vigila la zona el 10 de mayo de 2003 desde un puesto de control levantado en Bagdad Foto: EFE

Una mujer posa con una bandera con el ex dictador iraquí Saddam Hussein durante una concentración en contra de la ejecución de Sadam

Una mujer posa con una bandera con el ex dictador iraquí Saddam Hussein durante una concentración en contra de la ejecución de Sadam Foto: EFE

Manifestantes seguidores del clérigo radical chiíta Muqtada al-Sadr representan una escena en la que un tanque estadounidense mata a un iraquí

Manifestantes seguidores del clérigo radical chiíta Muqtada al-Sadr representan una escena en la que un tanque estadounidense mata a un iraquí Foto: EFE


    EFE
    Mundo / 17/03/2023 09:13

    Se cumplen 20 años de la invasión de Irak por parte de Estados Unidos ordenada por el entonces presidente, George W Bush, quien no dudó en sostener que Irak contaba con armas biológicas y químicas de destrucción masiva, por lo que era necesario ocupar el país y derrocar a Sadam Husein, a quien previamente ya había incluido en el llamado Eje del mal.

     

    Destacados:

    • Cuatro días previos a la intervención, se produjo la llamada “cumbre de la Azores”, uno de los encuentros más polémicos de la época, que reunió a George W. Bush, al primer ministro británico, Tony Blair, al presidente español, Jose María Aznar y al jefe de Gobierno de Portugal, Jose Manuel Durao Barroso, quien hizo de anfitrión, y en la que proclamaron el ultimátum definitivo a Sadam Husein.
    • La operación comenzó a las 5.35 (hora local) el 20 de marzo de 2003, con el lanzamiento sobre Bagdad de 40 misiles de crucero Tomahawk y la intervención de aviones “invisibles” F-117.
    • El conflicto se prolongó durante siete años y concluyó el 31 de agosto de 2010 con la retirada de la misión de combate de EE. UU. En este periodo murieron más de 100.000 civiles iraquíes y unos 4.400 soldados estadounidenses.
    • Esas armas no llegaron a encontrarse en tanto que nunca existieron y después de que varios informes internacionales así lo demostraran. Había sido solo un proyecto megalómano de Sadam Husein que, por la corrupción e inoperancia, nunca se llegó a materializar, pero sirvió de excusa a la Casa Blanca para desencadenar la invasión aliada.

     

    El encuentro en las azores

    Cuatro días previos a la intervención, se produjo la llamada “cumbre de la Azores”, uno de los encuentros más polémicos de la época, que reunió a George W. Bush, al primer ministro británico, Tony Blair, al presidente español, Jose María Aznar y al jefe de Gobierno de Portugal, Jose Manuel Durao Barroso, quien hizo de anfitrión, y en la que proclamaron el ultimátum definitivo a Sadam Husein.

    El propio Barroso reconocería años después que recibió información falsa relativa a la situación en Irak. “Vi documentos, los tuve frente a mí, que decían que había armas de destrucción masiva en Irak. Eso no correspondió a la verdad”, dijo en 2007, cuando ya estaba al frente de la Comisión Europea.

     

    Comienzo de la intervención

    La operación comenzó a las 5.35 (hora local) el 20 de marzo de 2003, con el lanzamiento sobre Bagdad de 40 misiles de crucero Tomahawk y la intervención de aviones “invisibles” F-117, que buscaron “objetivos selectivos”, según el Pentágono estadounidense, entre ellos el presidente iraquí, Sadam Husein.

    La intervención se llevó a cabo por una coalición de efectivos estadounidenses y británicos y contó con el respaldo de España, Dinamarca, Portugal, Holanda, Rumanía, República Checa, Serbia, Japón y Hungría.

    Contrariamente, Francia lideró el grupo de países opuestos a la invasión y manifestó su rechazo sobre cómo se habían desarrollado los acontecimientos, al igual que Alemania, Rusia y China, primer país en condenar la intervención.

     

    La inexistencia de armas de destrucción masiva

    El infructuoso hallazgo de armas de destrucción masiva se cobró su primera víctima entre la élite política estadounidense el 3 de junio de 2004, cuando el entonces director de la CIA, George Tenet, presentó su dimisión.

    Aunque no sería hasta enero de 2005 cuando la Casa Blanca anunció que la búsqueda a gran escala de esas armas no convencionales se había abandonado. 

    Meses antes, el jefe del equipo que había buscado esas armas biológicas en territorio iraquí, Charles Duelfer, afirmó contundente en el Senado estadounidense que Irak no tenía armas de destrucción masiva cuando ocurrió la invasión y su capacidad de fabricarlas había decaído desde 1991.

     

    El Balance

    El conflicto se prolongó durante siete años y concluyó el 31 de agosto de 2010 con la retirada de la misión de combate de EE. UU.

    En este periodo murieron más de 100.000 civiles iraquíes y unos 4.400 soldados estadounidenses, según un estudio de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg, de Baltimore (EE. UU).

    Los cálculos de estos expertos no tuvieron en cuenta la ciudad de Faluya, a 70 kilómetros al oeste de Bagdad y foco de duros enfrentamientos entre insurgentes y tropas de EE. UU., ya que de haberse incluido esa urbe, la cifra de muertos podría ascender a 200.000.

    Paradójicamente, la intervención se denominó “Libertad para Irak”. Además, varios líderes demócratas de la Cámara de Representantes de EE. UU. denunciaron que el conflicto armado le había costado a la economía estadounidense 1,3 billones de dólares.

    Aún así, el entonces vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, afirmó durante una visita sorpresa a Irak en 2008, que la invasión había sido “una empresa exitosa” que había merecido la pena. Tampoco dudo en destacar el progreso que había experimentado, en su opinión, el país en el que paralelamente el Comité Internacional de la Cruz Roja denunciaba cerca de cuatro millones de desplazados.

    El vicepresidente Dick Cheney fue uno de los políticos más censurados por la opinión pública durante el desarrollo de la invasión por la presunta participación de una de sus empresas.

    La revista Time desveló un correo electrónico del Pentágono que indicaba que la oficina del vicepresidente de EE. UU., Dick Cheney, “coordinó” un importante contrato concedido a Halliburton, la compañía que dirigió hasta su llegada al poder. El mensaje fue enviado el 5 de marzo de 2003 por un oficial del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, cuyo nombre había sido tachado por el Pentágono según la revista.

     

    Otros efectos de la posguerra

    Sadam, el otro objetivo de Estados Unidos, fue capturado en su escondite el 13 de diciembre de 2003 tras ser delatado y juzgado por hechos que se remontaban a 1982, con la matanza de más de un centenar de chiíes, siendo posteriormente ejecutado en la horca.

    Derrocado el régimen de Sadam, Estados Unidos estableció la denominada Autoridad Provisional de la Coalición, el órgano por el cual administraba Irak y a cuyo frente situó a Paul Bremer.

    Durante su mandato (mayo de 2003-julio de 2004) Bremer prohibió la inclusión de miembros del Partido Baaz de Sadam Husein en puestos clave del nuevo Gobierno, y desmanteló a las fuerzas armadas iraquíes, dos decisiones que, según el consenso de los expertos, precipitaron una sangrienta insurgencia y una ola de violencia sectaria en el país que se prolongó años con múltiples atentados.

    Tras dejar el cargo, el propio Bremer llegó a reconocer “errores” en su gestión, como la política para erradicar del poder al partido Baaz al tiempo que reconoció que Estados Unidos debería prepararse mejor para las operaciones que seguirán a otros conflictos en el futuro.

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