¿Es Don Esteban Urquizu un político prepotente que quiere eternizarse en el poder?, ¿Es don Damián Condori un humilde dirigente que quiso conquistar el poder para el pueblo? Tal vez podamos responder ambas preguntas usando conceptos filosóficos que determinan la conducta política de nuestros días. Walter Benjamin indica que cuando el “Angelus Novus”, “El ángel de la historia”, mira al pasado, no ve una cadena de hechos racionales dialécticamente encadenados, ve un paisaje de ruinas, de luchas, de odios entre adversarios, de imposición de verdades, una sobre otra, y en retrospectiva es precisamente lo que vimos en las elecciones subnacionales, un verdadero campo de batalla, usando la tecnología de nuestros días: Internet. Es increíble cómo a través de cuentas fantasmas se expuso una serie de conjeturas en contra del candidato Esteban Urquizu a tal punto que incidió en la votación del electorado sucrense.
La invención de una historia de terror para desprestigiar a Urquizu orquestada desde la mirada torcida de sus adversarios ocasionó en la población primero “Duda” y luego “Paranoia”. “La Paranoia es una gran herramienta de dominación para los medios de comunicación”. Fueron políticos descarriados quienes usaron los micrófonos y las cámaras para arrebatar a la gente con denuncias infundadas en contra de quien hasta la fecha no tiene ninguna denuncia formal en el Ministerio Público. ¿De qué se trata todo esto entonces? “De una contra campaña teledirigida” ¿Teledirigida por quién? Por quien no tenía absolutamente nada que perder.
El resultado de esta “contra campaña teledirigida” afectó al candidato que, según las encuestas, iba ganando con un margen superior y quien sí tenía mucho que perder, brillando por su ausencia en el foro debate donde una mediocre nota de “disculpa”, escrita por algún “tinterillo”, dio vía libre a esta “contra campaña” que significó la pérdida de “terreno electoral” para un candidato que, con su simple presencia, hubiera dicho mucho en términos de credibilidad, porque demostró auténtica capacidad durante casi un lustro de trabajo con resultados de gestión que avalaban su reelección por donde usted lo vea. “Hubo excesiva confianza en la campaña de Esteban, y hubo nociva guerra sucia en la campaña de Damián”.
Cosa muy distinta ocurrió en el caso de la elección de nuestro alcalde, donde la población entendió algo muy simple: “Un verdadero sucrense es quien no vive bajo el señorío de nadie, sino bajo la severa mirada de su propia conciencia”. Un voto “conciencia” es el que derrotó en las urnas a quienes manejaron el poder municipal durante más de 20 años y sólo para beneficiarse a sí mismos y esta lamentable realidad fue descrita en un producto reflexivo llamado “Ubuntu”.
Nuestro pueblo chuquisaqueño ha demostrado, a pesar de todo, que existe una conciencia democrática profunda que se dirige hacia un horizonte de esperanza fundado en un modelo de gestión mancomunada que debe ser capaz de acelerar el crecimiento económico, sin ningún pretexto, porque hoy se acabaron los “peros”. Hoy el pueblo chuquisaqueño dio la mejor oportunidad al Movimiento al Socialismo para edificar el progreso del campo y la ciudad.
Que no sea sólo discurso, que sea capacidad y que la capacidad sea obra. Hoy con un fuerte sentido crítico y con una imperativa conciencia regional debemos exhortar a nuestras nuevas autoridades a generar resultados en todas las reparticiones estatales, en todas las oficinas, en todas las calles, en todos los barrios en los 29 municipios de Chuquisaca.