Una de las tareas urgentes de la nueva gestión del Gobierno Municipal tiene que ser, sin duda alguna, una reingeniería de la Empresa Municipal de Aseo Urbano. No se puede exigir una ciudad limpia si la unidad que tiene a su cargo tan importante misión carece no sólo de una infraestructura adecuada, sino del equipo que se requiere y que es común en otros municipios.
En todas las ciudades importantes, especialmente en las del exterior, es frecuente ver carritos dotados de bombas especiales que lavan plazas y calles con mucha presión, lo que los hace muy eficientes porque la labor de limpieza llega donde no lo hacen las escobas tradicionales. Los alcaldes y concejales que viajan con tanta frecuencia, podían haberse fijado en estos modernos artefactos y sugerir su adquisición ya que, además, su costo no es prohibitivo.
Nuestra ciudad, que tuvo como una de sus características ser limpia, ha dejado de serlo desde hace muchos años y ha llegado a un extremo intolerable. La gente saca su basura a la hora que se le ocurre, las bolsas son destruidas por los perros callejeros, cada día aumentan los basurales en calles y avenidas, los pocos basureros existentes están siempre saturados y el recojo de basura se hace de día y a cualquier hora dejando a la ciudad con un pésimo aspecto, obviamente impropio de las urbes con características turísticas.
Es una vergüenza para la Capital boliviana, tan llena de títulos, que no haya ni voluntad ni capacidad para revertir tan penosa situación. Lo primero sería convocar a las autoridades de educación de todo nivel para que cada una se encargue de organizar su propia campaña en el establecimiento que le corresponda. Los comisarios municipales para controlar cada mañana la limpieza de aceras y calzadas son imprescindibles.
En síntesis, una vez que se dote a EMAS de lo que se precisa para realizar su trabajo y de llenar de basureros la ciudad con una campaña paralela de educación, se debe establecer y controlar un horario para sacar la basura de las casas e iniciar el recojo nocturno como en todas partes del mundo. Es inconcebible ver carros basureros haciendo su trabajo a mediodía en plazas, avenidas y parques, e inclusive en la plaza principal.
Se han dejado las cosas sin darles solución y sin control hasta llegar al extremo de que hay condominios con basura en las puertas de entrada ya a las tres de la tarde y nadie les dice nada a los propietarios de esas viviendas. Inaudito.
Es bien sabido que el mal ejemplo cunde, pero felizmente el bueno también. Por tanto, hay que empezar a establecer normas y ejecutarlas con decisión para recuperar nuestra tradición de ciudad limpia. Un plan completo que empiece por la reingeniería de EMAS, tiene que ser el inicio de un proceso similar al de otras ciudades patrimoniales, en las que se han logrado resultados sorprendentes en períodos menores a los dos años. Sucre no puede ser la excepción.