¿Acullicando con “el hermano Papa”…?

PAREMIOLOCOGI@ 07/07/2015
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El Santo Padre Francisco estará en Bolivia durante la semana que comienza, y quienes –genuinamente– profesamos la religión católica estamos de fiesta. El entusiasmo es tal que en los medios, las redes sociales y en nuestra cotidianeidad, no hablamos de otro acontecimiento que no sea la visita papal, pese a todo… elecciones de “nuevos” Vocales del TSE y demás escándalos acostumbrados, las finales de la Copa América, etc. Se confirma que los católicos somos la mayoría de la población boliviana… aunque quienes detentan el manejo del Estado sostengan que es laico.

Así los acontecimientos, parece haber quedado atrás –al menos por el momento, me temo al calor de la emoción papal– los acostumbrados ataques oficialistas contra la religión católica y los curas por sus opiniones, algunas críticas, pero sobre todo acertadas, contra el establishment plurinacional. Acuérdense, entre muchos eventos, por ejemplo: “La Iglesia tiene que dedicarse a salvar almas y nosotros nos tenemos que dedicar como Gobierno a organizar la vida política, económica y social de la sociedad, lo que es del César y el Gobierno al Gobierno, y lo que es de Dios y del espíritu a Dios” (García Linera dixit, en noviembre de 2008) o, según Morales Ayma: “Algunos jerarcas de la Iglesia Católica están actuando como en tiempos de la Inquisición. Somos católicos y se va a respetar el catolicismo, pero deben entender la libertad de culto, se va a respetar la religión, pero no pueden seguir con su ostentación de poder...” (el 2006), o el actual Gobernador –dice opositor– de La Paz cuando era entusiasta militante del MAS y sostuvo como su Ministro de Educación que el Gobierno no permitirá que: “curas oligarcas conspiren contra el Gobierno nacional con sus mentiras de que queremos destruir su Iglesia”. Recientemente, los dislates de un ministro contra el padre Mateo 10%.

Vaya que suena lejano el art. 4 de la Constitución: “El Estado respeta y garantiza la libertad de religión y de creencias espirituales, de acuerdo con sus cosmovisiones. El Estado es independiente de la religión”.

A tal grado alcanzó ese entusiasmo que hasta el mismísimo Gobierno, reputado como socialista por sus cardenales y por quienes cacarean esos dichos –centralismo democrático, dicen– y, por tanto habría que entender, fieles devotos de aquello de Marx en sentido que “la religión es el opio de los pueblos”, de pronto ¡se han convertido al catolicismo! Al menos eso pareciera del sospechoso entusiasmo que demuestran por la ilustre visita, que para evitar tentaciones o distorsiones populistas, ya ha sido por si acaso declarada por la Curia Romana, como pastoral (nada más, ni nada menos…).

En esa línea, hasta los sindicatos de cocaleros del presidente, están enviando un grupo de representantes para acullicar con el “hermano Papa”, pues según un miembro del gabinete, el Santo Padre habría pedido –dice aquél– las hojitas verdes para meterle un pijchu. Así las cosas, no debiera extrañar que algunos altos cargos del Ejecutivo, del Legislativo, del Judicial o del Electoral, que al final son lo mismo, aparezcan en los actos que se avecinan de monaguillos o de viejitas beatas con mantilla o velo negro y todo. Sea por la estampita o selfie papal. Buena será la ocasión, en todo caso, para arrepentirse de sus pecadillos. Parece entonces que la visita papal ya está, e incluso por adelantado, comenzando a producir algunos milagros con esas repentinas conversiones de tremendos marxistas al catolicismo, o ¿será que como decía Francisco de Quevedo: “La hipocresía exterior, siendo pecado en lo moral, es grande virtud política?

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