Por donde se observe, se ha confirmado que la visita del papa Francisco a Bolivia constituye un hito. Sus claros mensajes, sus francas actitudes y gestos van a dejar una profunda huella no sólo en nuestra sociedad, sino que tienen una clara vocación universal.
Desde el primer discurso pronunciado en El Alto ha mostrado un profundo y respetuoso conocimiento del país y de sus principales desafíos, al mismo tiempo que ha dejado instrumentos que permiten enfrentarlos teniendo como norte crear las condiciones para que la gente viva en condiciones dignas. Ha sido permanente, en este sentido, su convocatoria, ya anunciada en la encíclica Laudato Sí sobre el cuidado de la casa común, a cambiar nuestra actual cultura de vida que permita, además de la equidad, la preservación del planeta, convencido como está de que mantener el sistema actual de relaciones económicas, sociales y políticas no hace bien a nadie, incluso a los que se benefician de él en forma por demás injusta y escandalosa.
El desafío, nos ha dicho el Santo Padre, es crear las condiciones para preservar y defender el bien común y ha aclarado que no se trata de un bienestar general, por el que mejoran las condiciones de quienes lo postulan pero dejan al margen a las mayorías, sino de enfrentar con radicalidad las reformas necesarias para que haya solidaridad e inclusión. En este sentido, su mensaje no ha estado dirigido sólo a los católicos o cristianos, sino a toda la gente porque el desafío es para todos los habitantes del planeta. Cambiar, pues, la globalización de la economía por la globalización de la solidaridad ha dicho el Papa.
Además, estos mensajes son sostenidos en el magisterio de la Iglesia. Es decir, no son, salvando el estilo directo, novedades las que presenta, ha aclarado, sino que sus predecesores, así como varias conferencias episcopales vienen reclamando procesos de cambio dirigidos a alcanzar esos objetivos, cuidando que, como ha sucedido, éstos no sucumban en el burocratismo, el sectarismo y la corrupción, para finalmente solo concentrarse en la reproducción sine die en el poder.
Desde otro enfoque, se confirma que los mensajes de esta su primera gira por el continente del que es originario, conforman un continuom. Lo que ha dicho en Ecuador, Bolivia y Paraguay vale para estos tres países y el mundo, y nos anticipan el contenido de una serie de actividades que este año tendrán gran trascendencia como serán sus anunciados viajes a Cuba y Estados Unidos y las cumbres sobre medio ambiente que desembocarán en París a finales de año. Internamente, además, está el sínodo sobre la familia. En todos estos eventos la voz del Papa será gravitante porque no busca un fácil y calculado éxito, sino que actúa en función a lo que siente que es necesario hacer.
Por último, hay que señalar que como sucede generalmente, la voz del Papa puede ser entendida de diversas maneras. El desafío es, empero, no preocuparnos por lo que unos entiendan sino por lo que nosotros mismos inferimos de ellos y, si amerita, actuar en consecuencia. Lo demás es anécdota, buena o mala, y como tal, secundaria, aunque no intrascendente.
El desafío es no preocuparnos por lo que otros entiendan del mensaje papal, sino por lo que nosotros mismos inferimos y, si amerita, actuar en consecuencia. Lo demás es anécdota, buena o mala, y como tal, secundaria, aunque no intrascendente