La persistencia, resistencia y sacrificio de nuestros hermanos potosinos y su Comité Cívico es un ejemplo de compromiso, consecuencia y unidad. Deja sin embargo claro que para la solución de sus problemas, esa lucha, separada, crea víctimas del abuso, acusación y manipulación de las autoridades nacionales. Insistimos: sólo la unión del Sur nos hará fuertes y libres.
¿Acaso los chuquisaqueños somos mejor tratados que Potosí y Tarija? Una sola carretera importante no se ha concluido en su historia, unas veces por falta de recursos para la inversión, y otras, sólo arrojan resultado de proyectos inconclusos y sin rumbo.
En el pasado neoliberal, cuando la inversión departamental no pasaba de 20 millones de dólares, el Plan Chuquisaca 2010 de CORDECH aseguraba que con una inversión de 60 millones de dólares anuales, podía arrancar el verdadero desarrollo departamental. Los ingresos durante el gobierno plurinacional se han multiplicado hasta llegar a 230 millones de dólares el año 2014, y con posibilidades de ser mayores en próximos años, pero sigue igual, no se siente el impacto de los proyectos de alasitas.
El Sur de Bolivia es principal generador del actual ingreso nacional y, sin embargo, las decisiones históricamente las toma el centro político, sin beneficio para esta región. El cambio para nosotros debe consistir en integrarnos en esos procesos y gestionar unidos nuestro futuro, respondiendo a la nueva realidad frente al conflicto cultural, y de nuevos valores tecnológicos con cohesión social frente a nuevos sistemas productivos, y rompiendo las cadenas de nuestro encierro, nuestro provincianismo, conservadurismo y corrupción.
El desarrollo de los pueblos se construye a partir de utopías que exigen cambios cualitativos, una actitud innovadora basada en agendas de unidad y trabajo fruto de alianzas departamentales. Sólo la unidad nos hará fuertes; la disgregación actual es nuestra debilidad. No se aprovechan potenciales complementarios y compartidos. Está claro que un eje central monopoliza la inversión y el empleo, y esto obliga a impulsar procesos de regionalización basados en políticas y estrategias inteligentes, que superen los intereses centralistas y localistas para equilibrar las asimetrías actuales.
Según la publicación de Fundación Milenio (¿Dónde está la Plata?), “la bonanza tuvo como principal protagonista y beneficiario al Gobierno nacional, cuyos ingresos aumentaron más de lo que cualquier gobernante se hubiera atrevido a soñar en los años previos. El sector público ha dispuesto entre el 2006 y el 2013 de casi 525 mil millones bolivianos, gastando un promedio anual que es el triple del gasto promedio en los años previos”. (¿?) La pregunta es: ¿cuál ha sido el resultado de esa bonanza para Chuquisaca?... Lo único notable ha sido el premio a la obsecuencia y la traición a su tierra. En esto notamos el cambio, ahora alimentamos a nuestros verdugos.
El Bloque Cívico del Sur, inspirado en las guerrillas de los 15 años, representó un riesgo para los gobiernos, y éstos alentaron la penetración política en los entes cívicos para disgregar y confrontar intereses que podían ser constructivos, compartidos y complementarios. Los gobiernos encuentran en la política del “divide y gobernarás” la mejor estrategia para someter a las masas ignorantes, dóciles y venales de las regiones postergadas.