Cuando las movilizaciones de COMCIPO no han acabado y parecen sólo cambiado de escenario y, los movilizados más el Petardo han sido apoteósicamente recibidos, no faltan quienes preguntan: ¿Quién ganó y quién perdió?. Naturalmente, l@s que tienen hipotecado su cerebro, estómago y sobre todo conciencia a su jefazo han proclamado que ganó el oficialismo y perdieron los potosinos; no ha faltado alguno que encuentra alguna coincidencia con los locos cuando peleamos por el retorno de los poderes a su sede legal y desde la otra parte, han sostenido exactamente lo contrario: ganaron los potocos y los del MAS allá fueron derrotados.
Pues bien, sostengo que la cosa no es tan simple. No se trata de un partido de raquetball –el único deporte dorado de Bolivia, por si acaso- en el que el rival A le ganó al B, 15 a 14 o algo parecido. Así las cosas, no me atrevería a proclamar ganadores ni perdedores, aunque es evidente que el conflicto ha producido bajas, esto es: “Disminución del precio, valor y estimación de algo”. Veamos:
La primera baja ha sido por cierto la verdad. Cuál si se tratara de una guerra ¿o habrá sido? se ha recurrido a la mentira o por lo menos a la exageración, aunque tratándose de la primera (la mentira) el oficialismo muestra una preparación, práctica y desempeño notables para el embuste; incluso, el origen del mismo conflicto, obedece a promesas oficiales incumplidas, que pretende sean llenadas por mentiras: “La mentira es la lengua oficial del estado…lo demás son dialectos”, dice a propósito la sátira política española.
Otra baja fueron la convivencia y el respeto. Por cierto que no ha debido ser nada grato para los paceños y residentes en la sede, la champa guerra, los dinamitazos y los constantes problemas generados en la circulación vehícular, etc; aunque lo anterior no es nada, comparado con el despliegue mediático del oficialismo, que con nuestra plata, esto es recursos públicos, conforme acostumbra ha desplegado una campaña mediática en la que la descalificación, el insulto y el disparate (en términos de ofensa a la inteligencia de cualquier persona media), han primado.
Otras baja ha sido el sentido común (el menos común de los sentidos, peor cuando se está mamado de poder, padeciendo síndrome de hibris y encima, agudo). Cualquiera sea la formación que cualquier mortal tenga, está claro que es un insulto tergiversar determinados conceptos cuyos entendimientos son elementales, peor para quienes dicen haber leído quichicientos libros o ser políticos “de raza.” Distorsionar conceptos tales como el federalismo, el separatismo y hasta el golpismo, muestran una mala fe o ignorancia, de campeonato.
Identificar cualquier reclamo legítimo como este y endilgarlo que es producido por intereses externos, ahora están en boga los chilenos –parece que el Uncle Sam y la derecha ya pasaron de moda o cayeron en desuso, porque nadie les cree- es otra prueba de la baja del sentido común, aunque ese cuentito de la manipulación externa ya está bastante koñichi. Si no pregúntennos a los chuquis, que según la verba oficialista, éramos títeres de los cambas. !! Como si nos hubiéramos tenido que aliar con quienes reclamábamos nos devuelvan lo robado!!
En fin, la lista podría seguir, pero está claro que sí se trata de proclamar ganadores y perdedores, cabría más bien lamentar que existen más bajas y daños que beneficios para tod@s y, advertir que en el fondo, los justos reclamos potosinos parecen anunciar el final del despilfarro causado por el boom de los altos precios de las materias primas, el inexorable cobro de las facturas pendientes y el fracaso del populismo económico. Es que, como dice Mariano GRONDONA: "El populismo ama tanto a los pobres, que los multiplica...".