Urgentes ajustes para atraer inversiones

05/11/2015
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Hace unos días, como lo hace todos los años por estas fechas, el Banco Mundial ha presentado su informe “Doing Business 2016; midiendo la calidad y eficiencia regulatoria”. Se trata de una evaluación anual que se hace desde hace más de diez años a 189 países, sobre las condiciones que cada país ofrece a quienes quieren invertir en él.

Lamentablemente, y tal como se viene repitiendo desde hace ya varios años, nuestro país ha vuelto a salir muy mal parado de la evaluación correspondiente al presente año y sus proyecciones hacia el 2016. Aparece entre las tres economías con peor clasificación en Latinoamérica, en el puesto 157, sólo por delante de Haití (182) y Venezuela (186), de un total de 189 países evaluados.

Según el informe, que concentra su atención en diez indicadores, Bolivia no ha registrado ninguna mejora en la mayor parte de las variables, y el balance final resulta negativo por tres descensos muy marcados: en la facilidad de apertura de una empresa, con la caída de siete peldaños, del 171 al 178; en obtención de crédito, donde se observa un bajón de ocho escalones, del 118 al 126, y en manejo de recursos de construcción, donde se bajó de 148 a 150.

Estos resultados no pueden ni deben pasar desapercibidos, pues el estudio es considerado uno de los más importantes y fidedignos, por lo que es tomado por las empresas multinacionales como uno de los principales referentes que guían sus decisiones a la hora de elegir destinos para sus inversiones. Por eso, la mayor parte de los gobiernos del mundo también dan mucha importancia al estudio y se esmeran por poner en práctica las recomendaciones que acompañan al diagnóstico.

Por muchas razones, nuestro país tendría que ser uno de los que más ansiosamente espere todos los años los resultados del estudio, pues está entre los que más esfuerzos está haciendo para revertir una imagen negativa que se arrastra por las turbulencias de principios de siglo y la ola de nacionalizaciones con que se inició la actual gestión gubernamental. Para mejorar esa imagen, las autoridades del área económica no escatiman esfuerzos, como se ha podido ver durante los últimos días, pues están conscientes de que buena parte de nuestro futuro económico depende de la eficiencia con que se logre proyectar al mundo la imagen de Bolivia como la de un país merecedor de la confianza de los inversionistas.

Con esos antecedentes, la mala percepción sobre las condiciones que nuestro país ofrece para hacer negocios tiene que ser recibida por las autoridades del área económica como una importante señal de alerta, pues las malas calificaciones tienen la agravante de que lejos de revelar una faceta desconocida de la realidad nacional no hacen más que ratificar un diagnóstico que se repite año tras año sin mayores modificaciones. Ese hecho demuestra que no se están haciendo los esfuerzos suficientes para atender las recomendaciones que acompañan el informe o, lo que sería peor, que no se lo considera digno de atención.

Es urgente que se preste más atención a las recomendaciones del informe “Doing Business” pues de otro modo serán infructuosos los esfuerzos que se hacen para atraer inversiones del exterior

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