Las cinco “C”

RATIO IURIS 22/11/2015
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La radiografía que plantea el gobierno para mirar el país en términos de “problemas que merecen cierto grado de cuidado”, pasa por lo que han denominado las cinco “c”. Los tópicos son corrupción, comida (alimentos), combustible (energía), cocaína y contrabando, que han sido desarrollados y tratados bajo una mirada que responde a la dinámica que está imprimiendo a cada uno de estos temas y a la dosificación que le asigna en términos propagandísticos en función a la coyuntura del momento.

Queda claro que de aquí a febrero la disposición gubernamental está totalmente abocada a buscar el triunfo en el referéndum que permita la modificación de la Carta Fundamental, por lo que el diagnóstico a cada “c” probablemente venga cargado de una dosis de parcialidad frente a la realidad que los hechos enseñan. Veamos algunas “c”.

El tema corrupción es lacerante. Nadie puede soslayar una realidad en la que hechos de gran envergadura han empañado el ejercicio de la función pública en algunos niveles del Estado. Siendo así, es este un mal endémico que ha ido creciendo de manera incontrolable e incluso paralelamente a la existencia de los millones que danzan en inversión en todos los estamentos del Estado, gobernaciones y municipios.

Negar que nada malo ha pasado con los recursos manejados en el Fondo Indígena por ejemplo, es cuando menos poco serio si acaso tenemos una mirada medianamente transparente a la hora de evaluar la conducta de quienes estuvieron a cargo de su manejo y el volumen de recursos públicos dispuestos de forma ilícita, sin que por supuesto corresponda asignar agravantes o atenuantes al hecho de que haya o no participación de Ministros de Estado o de empleados de menor rango. Ni que decir acerca de la justicia.

Si de corrupción se trata, es en ese nivel donde existen elevadas sospechas de redes y contubernios en los que se privilegia el peso del dinero y la influencia política antes que la ley. Parte de la responsabilidad la tiene el gobierno, que en evidente yerro, la ha judicializado al punto que sino es a través de ésta y de sus resortes, hay quienes piensan que el sistema judicial no funciona. Razón más que suficiente para considerar que esta “c” tiene a mal traernos no sólo por la imagen que irradia el gobierno al respecto, sino por la del país.

En cuanto al narcotráfico, sería irresponsable quitar una mirada crítica a una realidad que es incontrastable. Éste sí es un problema mayúsculo, no sólo por el incremento de su actividad en términos comerciales, sino también porque su influencia ha tocado ciertos niveles que han derivado, por ejemplo, en la detención en EE.UU de un ex policía de alto rango. El gobierno haría bien por tanto, en poner todo su esfuerzo para controlar el creciente incremento de cultivos de coca y la producción de cocaína, inevitable sin adecuado control, si somos productores mayúsculos de su materia prima.

La “c” que indudablemente merece ser destacada, es la energía. Hemos dado pasos agigantados en esta materia bajo una estrategia que la ha liderado específicamente Evo Morales con mucho acierto. Entender las ventajas de la energía limpia y tender a colocar al país como un importante exportador, es mirar las cosas con visión de Estado y eso hay que aplaudirlo. Probablemente en esta materia la historia leninista haya calado en el Primer Mandatario en lo que espero permita colocar al país en un verdadero motor energético del Continente. Termino aquí: más allá de las “c”, es básica una mirada interna crítica a la hora de encarar una evaluación real y sincera.

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