Transitar por el centro histórico de la ciudad, ya sea en vehículo o a pie, se ha convertido en los últimos años en una misión casi imposible. La explosión vehicular, la concentración de los servicios, el acelerado crecimiento demográfico, la contaminación atmosférica y acústica, y la inexistencia de un plan regulador están poniendo en riesgo el tesoro más valioso que conserva Sucre: su centro histórico.
Si, como constantemente afirman nuestras autoridades, la mejor opción de crecimiento económico de Sucre es el turismo, el panorama debería ser completamente distinto: Se debería tender, primero, a descongestionar el casco viejo del tránsito automovilístico, para convertir dicha área en un escenario tranquilo, grato para los ojos, los oídos y hasta el olfato, en el que reluzca su arquitectura colonial y su ambiente apacible y hasta romántico.
También habrá que hacer desaparecer, entre otras cosas, esa maraña de cables que cubre la ciudad y ese desordenado comercio que hoy se ha apropiado del casco viejo de la ciudad.
Como habíamos dicho en alguna oportunidad, Sucre cuenta con no pocos atractivos turísticos, pero la mayoría de éstos están localizados en su centro histórico. Este viene a ser, si se quiere, el rostro que ofrece la ciudad hacia el mundo.
Ante tan alarmante situación, las únicas medidas que se han tomado en más de una década son las de prohibir el ingreso de micros y minibuses a la plaza central, establecer un día de restricción vehicular en el centro patrimonial y restringir el parqueo de vehículos en las calles sin ofrecer paralelamente alternativa alguna.
Como ciudad turística, declarada Patrimonio Histórico de la Humanidad, Sucre debe planificar políticas sólidas, ágiles y audaces destinadas a la revalorización del centro histórico; es decir, al uso y aprovechamiento de todo ese hermoso y gran espacio que gira en torno a su plaza principal.
Pero debemos actuar ya, porque la inercia de ese aparente desarrollo que hoy se expresa en una desorbitada explosión vehicular, va a inviabilizar cualquier proyecto en el futuro.
Y año que pasa, la realidad es igual o peor, sin que las autoridades municipales actúen enérgicamente para evitar que el actual colapso vehicular termine convirtiendo a Sucre en una ciudad irreversiblemente caótica e incontrolable.
Pero entretanto se conciba y aplique una consistente política de tráfico y viabilidad, debería procederse a la inmediata reubicación de paradas y a la reasignación de rutas del transporte público, así como a la aplicación de políticas imaginativas y urgentes para habilitar espacios de estacionamiento vehicular sobre todo en el centro histórico, de manera que se pueda aliviar en algo la actual y dramática situación.
Se suponía que el cambio de la anterior a la actual administración municipal traería consigo perspectivas alentadoras en esta materia, pero a más de medio año de esa transición la situación sigue siendo la misma, y el tiempo sigue pasando. (Reedición)
Año que pasa, la realidad es igual o peor, sin que las autoridades municipales actúen enérgicamente para evitar que el actual colapso vehicular termine convirtiendo a Sucre en una ciudad irreversiblemente caótica e incontrolable