De todo corazón, pido perdón…

BUSCANDO LA VERDAD 09/01/2016
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Esta columna se llama Buscando la Verdad y he comprobado que a la hora de decir la verdad, hablar resulta menos complicado que escribir pues —como reza el adagio—“las palabras se las lleva el viento”, lo que no pasa con lo que se escribe siendo que, como bien fue dicho: lo escrito, escrito está.

Ha transcurrido otro año más —uno menos de vida, por cierto— y al empezar el 2016 quise hacer algo distinto con mi Columna, algo que de verdad apacigua el alma: pedir perdón. Si el perdonar no es fácil, mucho menos el pedir perdón, sabiendo especialmente que habrá quien no lo querrá perdonar a uno. Pero, hoy voy a pedir perdón, a todo mundo.

En primer lugar, pido perdón a Dios por si en el año transcurrido me hubiera envanecido. Sé que toda buena acción mía es atribuible a Él y aunque así siempre lo he manifestado, le pido perdón si en mi corazón existió el deseo de atribuirme la gloria y la honra que solo a Él le pertenecen.

Pido perdón también a mis padres, porque --a pesar del mayor tiempo que les pude dedicar el año pasado-- nunca será lo suficiente como para poder compensar el tiempo que ellos invirtieron en mí. Perdón a mi familia --aquí sí debo pedir mucho perdón-- a mi esposa, mi compañera amada, depositaria de mis alegrías y frustraciones, y de mis angustias también; y sobre todo a mis hijos, por tanto tiempo no pasado juntos por causa de mis obligaciones.

Perdón a los directivos de la institución que me permite trabajar para engrandecer a mi Patria, si en algún momento no hubiese cumplido a cabalidad con la expectativa creada, nunca fue por falta de esfuerzo o ganas. Perdón, a las autoridades de “Casa de Oración”, por no ser tal vez el mejor ejemplo a seguir y no hacer cuántas veces lo que esperaban de mí… Dios sabe por qué.

Pido perdón a cada Hermano en la fe al que pude haber fallado --nunca premeditadamente, pues no está en mí el hacer esto- reconociendo que por el celo de Dios, pude herir muchas veces. Igualmente, pido perdón a mis amigos --a los que lo son y de quienes creo serlo-- al no poder disfrutar de ese recurso tan escaso llamado tiempo para poder compartirlo.

 Y, por qué no, perdón a todo a quien mi crítica le pareció dura --así fuera por su propio bien-- incluyendo a nuestros gobernantes: sepan que los podré criticar, pero alzar mi mano en su contra, jamás. “Sé el primero en pedir disculpas, y serás valiente; en perdonar, y serás fuerte; en olvidar, y serás feliz”, leí por ahí. Hoy hago eso, les pido perdón de todo corazón si les fallé u ofendí… ¿me perdonan?

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