Una carta de amor

24/01/2016
PUBLICITE AQUÍ

Hoy leemos el evangelio de Lucas, que nos acompañará como faro y guía en el itinerario cristiano del año litúrgico. Este evangelio tiene dos secciones, pertenecientes a dos capítulos. El prólogo de san Lucas l,l-4; en el que el redactor declara su intención al escribir el evangelio, y el capítulo 4,14-21, en el que se nos narra la presentación de Jesús en la sinagoga de Nazaret, donde aplicándose el texto del profeta Isaías, expone el programa de la misión que el Padre le ha confiado para salvar al mundo.

El esquema de la celebración de la liturgia de los sábados en las sinagogas, a la que Jesús asistía regularmente, es semejante a la primera parte de nuestras eucaristías, llamada liturgia de la Palabra. Los fieles que frecuentan cada domingo nuestros templos para vivir el Día del Señor y celebrar el sacrificio de la muerte de Cristo en la Cruz, fácilmente pueden ver la semejanza. Constaba esta celebración de la lectura del libro de la Ley, tomada del Pentateuco y, era comentada por un especialista, y con permiso del presidente de la asamblea podía comentar cualquier varón de más de 30 años. Esto es lo que hizo Jesús, quien después de leer el texto de Isaías, se lo aplicó a sí mismo: "Hoy se cumple esta Escritura que acaban de oír".

El nexo de estas dos partes del evangelio es el tema de la palabra. Este domingo se nos convoca a considerar la Palabra de Dios para no vernos confundidos por nuestra triste experiencia con tantas palabras que vienen a ser palabrerío. La Palabra de Dios es poderosa porque es expresión e instrumental de su Espíritu. El que no se deja guiar por la Palabra de Dios anda sin rumbo en la vida. No conoce el plan de Dios sobre él.
Lamentablemente hay mucha ignorancia sobre la Palabra de Dios.

En la primera lectura de hoy, tomada del libro de Nehemías, 8,2-4.5-6.8-10, Esdras vuelve del destierro de Babilonia por las noticias que le llegaron hasta ahí. Las cosas no marchaban bien, muchos de los que habían vuelto no conocían la Palabra de Dios...Nehemías con el sacerdote Esdras emprendieron la restauración social y religiosa de Israel basados en la Palabra de Dios.

Entre otras cosas, organizaron una gran celebración de culto a la Palabra de Dios, donde el pueblo atentamente escuchó la lectura... En esta lectura se le dio al pueblo un resumen que ocupa tres capítulos en Nehemías. El pueblo escuchó la Palabra de Dios que casi la mayoría había olvidado. Con este motivo hubo una gran fiesta. La Palabra de Dios es poderosa, ella ha marcado al pueblo de Israel y ha sido decisiva en la vida de hombres y mujeres de toda la humanidad. La Palabra de Dios es como una carta de amor. El amor de Dios se ha manifestado a lo largo de la historia de la salvación con hechos y palabras.

Es muy expresivo el paralelo entre el sacerdote Esdras que proclama desde un estrado al pueblo congregado la Palabra de Dios y Jesús. Jesús lee y comenta a sus paisanos la Palabra de Dios. La escena que nos narra el evangelio es un programa de lo que era la vida de Jesús y señala así lo que tiene que ser la vida de culto de los cristianos. ¡Cuánto necesitamos mejorar nuestras celebraciones para hacer una verdadera liturgia de la Palabra de Dios!

Cuando Esdras con todo el pueblo reunido en celebración litúrgica, escucharon la Palabra de Dios, todos se llenaron de alegría y lloraron de emoción. De la celebración religiosa pasaron a una comida de fiesta. Este fue un claro modo de empezar a vivir la "nueva evangelización", porque los que volvieron del destierro de Babilonia, no tenían ninguna formación. Esto está pasando hoy día con muchos cristianos que no conocen la Palabra de Dios. Por ello es tan necesaria la "Misión Permanente" para toda América Latina, que el papa Francisco pidió en la reunión de Aparecida.

El papa San Juan Pablo II insistió por activa y pasiva en la necesidad de que los cristianos participemos de la eucaristía de cada domingo e incluso escribió una encíclica, Dies Domini, Día del Señor. Igualmente el papa Francisco reiteradamente está hablando también de que los cristianos debemos estar en familia, cada domingo, en la celebración de la eucaristía. En este punto de la vida cristiana como en otros, no se les hace caso a ambos papas. Por ello, los aplausos no corresponden a nuestra manera de actuar. En cada misa está el HOY de ahora: Cristo, vivo y presente, sigue hablándonos, salvándonos y liberándonos. Hoy también se cumple la Palabra de Dios en nuestras eucaristías y en la vida diaria.

Compartir:
Más artículos del autor


Lo más leido

1
2
3
4
5
1
2
3
4
5
Suplementos


    ECOS


    Péndulo Político


    Mi Doctor