Hace unos meses atrás, cuando empezaba a destaparse la olla del Fondo Indígena, en esta misma columna, con el título de “Ama sua y el FONDIOC”, escribí un comentario sobre esa megacorrupción que involucraba a los dirigentes indígenas que en diferentes gestiones pasaron por el Directorio del FONDIOC y algunos funcionarios ejecutivos que autorizaron desembolsos; estos gravísimos hechos muestran que la conciencia moral está por debajo de los talones y han terminado por “indignar” a los bolivianos.
Ahora, con el bombardeo de información de un lado y otro, los comentarios en las redes sociales, en las fuentes virtuales de información y, cómo no, en los medios de comunicación del país y del exterior, inevitablemente tenemos que referirnos a los últimos hechos denunciados sobre supuesto tráfico de influencias en los tratos y contratos de la empresa china C.A.M.C. Engineering Co. Ltd. que, por la información difundida ampliamente, se ha adjudicado cuando menos seis grandes proyectos o fases de éstos en Bolivia, entre otros: venta de equipos de perforación a Y.P.F.B., el proyecto hidroeléctrico Misicuni, el proyecto Bulo Bulo, el proyecto de la planta industrial de sales de potasio de Uyuni…. Todos estos “millonarios” proyectos hasta aquí –se dice– superan los 500.000.000 de dólares, y lo extraño que, ciertamente, mueve a fundadas dudas sobre la transparencia de estas adjudicaciones directas es que una persona allegada al presidente del Estado plurinacional (que no es indígena, ni bartolina) sea una de las principales ejecutivas de la empresa china C.A.M. C en Bolivia.
Este hecho y las gravísimas denuncias públicas, por supuesto, han motivado una gran preocupación de los altos funcionarios del Estado Plurinacional quienes por todos los medios tratan de distraer o, mejor, tapar la verdad. En este afán lo que están logrando es complicar más esta situación de por sí engorrosa porque, por mucho que se intente tapar o se mienta y mienta de modo persistente, la verdad siempre terminará imponiéndose. Lo grave para quienes pretenden ocultar la verdad es que el pueblo empieza a profundizar sus dudas sobre la seriedad de la palabra de sus gobernantes y terminará descreyéndoles.
Aquí se aplica bien aquella fábula del pastor y las ovejas: Un joven pastor inquietaba a los habitantes de su aldea alarmando sobre que el lobo venía a comerse sus ovejas, pero cuando los aldeanos acudían a socorrerlo veían que era mentira… Pero, cuando el lobo, efectivamente, apareció a comerse las ovejas, el pastor gritó y gritó, pero ya nadie de la aldea acudió a salvarle. Es lo que pasa cuando las mentiras vienen en cadena, lo que en lenguaje corriente se llama “sarta de mentiras”, que terminan dañando la credibilidad de los otros…A veces, convierte al propio mentiroso en creyente de sus propias mentiras.
En la trilogía ética de las naciones y pueblos indígenas-originarios incorporada como principios ético - morales de la sociedad plural ( C. P. E. Art. 8 ) uno de estos principios es no ser mentiroso (ama llulla), sin embargo, pareciera que sólo está escrito en el papel…porque como estamos viendo, la práctica más frecuente de los gobernantes es distraer la verdad, con argumentos por demás desgastados como la injerencia del imperialismo y sus “agentes”, los males del neoliberalismo y otros del pasado.
Ahora que se ha definido la conformación de una comisión especial de la Asamblea Plurinacional para que investigue este asunto, los bolivianos estamos expectantes de que se conozca la verdad, que dicha comisión pueda aclarar al país los casos del “supuesto” tráfico de influencias y legitimación de ganancias ilícitas que involucran al primer ciudadano del Estado.