Nuestros aeropuertos

24/02/2016
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El título de esta nota no está mal porque, por lo menos de momento, tenemos dos aeropuertos. Hace aproximadamente 20 años se inició un debate sobre dos opciones: mejorar y ampliar el Juana Azurduy de Padilla o construir uno nuevo en Alcantarí.

Se impuso el nuevo con la idea de que Sucre precisaba una pista que funcione 365 días al año y 24 horas al día, lo que no ocurre en realidad en ninguna parte del mundo porque siempre se cancelan vuelos por nevadas, volcanes, huracanes y otras causas. Seguramente, la ampliación y restauración del todavía actual hubiera costado la mitad, con la ventaja de la proximidad a la ciudad y con el desarrollo hacia esa zona. Por otra parte, como consta a los usuarios frecuentes, se habrá podido apreciar que ya no se cancelan vuelos como antes, debido a la implementación de nuevos equipos.

Pronto estaremos a por lo menos media hora de viaje en vehículo particular y a una hora en transporte público para recorrer los 29 kilómetros entre la ciudad y la nueva Terminal, para vuelos de 22 minutos a Cochabamba, 25 a Santa Cruz y 45 a La Paz. Extrañaremos la cercanía y añoraremos el ruido de los aviones en la Capital, pero ya es estéril llorar sobre la leche derramada. En todo caso, es una respuesta positiva del Gobierno a una demanda chuquisaqueña y debemos hacer votos para que una vez dotado de los instrumentos de aeronavegación, la operatividad sea la que corresponde a aeropuertos internacionales. Los vuelos nocturnos serán sin duda una ventaja indiscutible, así como la mejor utilización de carga útil en los aviones.

Debemos ajustarnos a las nuevas condiciones y priorizar los trabajos de la doble vía en la carretera y exigir el traspaso del nuevo aeropuerto del Ministerio de Obras Públicas a AASANA. Es imprescindible que se implemente lo que aún falta: equipos de aeronavegación, ascensores, escalera mecánica y cintas transportadoras para no empezar “provisionalmente” porque no hay como lo provisional para durar. Los locatarios de las pocas tiendas comerciales que existen precisan recibir las que se les ha adjudicado para habilitarlas debidamente antes de la inauguración. Sería lamentable que se estrene la terminal con bombos y platillos, sin los detalles que requiere la imagen de un aeropuerto nuevo en la Capital del país.

Quienes han tenido la oportunidad de conocer el nuevo aeropuerto habrán constatado que se trata de una linda y amplia pista, que el ingreso desde el desvío está bien hecho y que la terminal de pasajeros es más amplia que la actual, aunque será estrecha de entrada para todas las líneas aéreas que operarán. El diseño exterior ha dividido la opinión porque mucha gente afirma que no corresponde al estilo de la ciudad, ya que la cubierta es similar a los techos de coliseos construidos recientemente en varios lugares del territorio nacional.

En todo caso, el nuevo aeropuerto que ha pedido la ciudadanía está casi listo para iniciar operaciones, lo que junto al Centro Internacional de Convenciones próximo a inaugurarse, constituyen una buena infraestructura para promover la realización de eventos nacionales e internacionales de importancia, así como para incentivar el turismo que es la mejor forma de aprovechar una de las pocas fortalezas de nuestra ciudad. No es posible que con estas condiciones, no estemos integrados a circuitos turísticos nacionales y que no tengamos, por ejemplo, vuelos directos a Uyuni para aprovechar las promociones que se hacen hacia el Salar.

Obviamente, en forma paralela, debemos trabajar en forma conjunta entre autoridades, instituciones y ciudadanos, hasta consolidar los proyectos contemplados en el crédito del Banco Interamericano de Desarrollo, que permitirá restaurar el centro histórico de Sucre y devolverle a la ciudad sus características tradicionales que se han perdido.

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