Durante la gestión de Álvaro Uribe Colombia tuvo los mayores éxitos militares en su lucha contra las FARC. El que encabezó esa batalla desde el Ministerio de Defensa fue el actual presidente Juan Manuel Santos, y quienes conocen de cerca lo que sucedió en ese proceso manifiestan que era de los más duros.
Años después, ironía, Juan Manuel Santos apuesta por la paz en su país. Se embarca en la nave y por los resultados presentados en La Habana, el cese del fuego y la paz definitiva comienza a construirse.
No ha sido un camino fácil. No será una tarea sencilla porque quedan muchos asuntos que tratar, pero es indudable que Santos pasará a la historia de su país, de Sudamérica, como el hombre que construyó la paz, que hizo posible que Colombia viva pensando en dar bienestar a sus ciudadanos más que en combatir la guerrilla.
Si todo llega a buen puerto, que seguramente será así pese a las voces contrarias en su país, la economía de esa nación hermana crecerá y dentro de algunos años veremos los resultados. No dudo que será una nación poderosa en pocos años, sobre todo si tenemos en cuenta lo que se desarrolló a pesar del conflicto armado que consumía gran parte de su presupuesto anual; que ahora podrá destinarse a la construcción del bienestar común.
Que el proceso tiene dificultades, sí. Uno de los escollos será sin duda el narcotráfico. Esa batalla será la más dura, porque la reinserción de los guerrilleros, las heridas en el alma, los rencores, serán olvidados por ese pueblo que lleva la alegría a flor de piel a pesar de los horrores sufridos. Y eso no solo es bueno para Colombia, también para América Latina que tiene un ejemplo a seguir en esto de gobernar pensando en el todo, en el bien común antes que en una reelección o el aplauso de la claque.
En esta misma semana, otro acontecimiento que va más allá de lo nacional, marcó la vida de miles de ciudadanos de la Unión Europea. El llamado Brexit, la decisión de los británicos de quedarse o salir de ella.
David Cameron, el primer ministro inglés, decidió convocarlo urgido por problemas internos de su partido prometió convocar a un referendo en ese sentido con el fin de unir a su partido y ganar unas elecciones. Contra todo pronóstico venció las elecciones con mayoría absoluta y se mantuvo en el poder.
El jueves 23 los británicos decidieron salir de la Unión Europea y con ello dejan una herida profunda en Europa, pero también en el Reino Unido. Escocia, por ejemplo, europeísta, tendrá la oportunidad de convocar a otro referendo para independizarse, y nadie lo podrá parar. La Gran Bretaña que conocemos puede cambiar en cuanto a territorio en poco tiempo más.
El Estado de bienestar del cual gozan los miembros de las islas puede sufrir, pues los efectos económicos de la decisión tomada se verán a corto plazo. Los augurios no son buenos, mas cuando el resto de los miembros de la UE deberán ser duros para evitar que haya nuevas escisiones. Pero también tienen la oportunidad de cambiar políticas que solo benefician a pocos, con el fin de consolidar la unidad y la moneda única.
Lo cierto es que David Cameron pasará a la historia como el hombre que sacó a Gran Bretaña de la Unión Europea y quebró una unión que se empezó a construir en los años 70 con la presencia de su nación, que siempre quiso la miel de ese proyecto pero apostó por una ambigüedad que ahora perjudica.
La primera víctima del resultado del referendo es el propio Cameron, quien ya anunció su dimisión al cargo de Primer Ministro.
Como comprenderán de lo expuesto nada es irreversible, salvo la muerte. Y lo sucedido en Colombia y Gran Bretaña es una demostración, es un ejemplo que debe valorarse, con énfasis en los gobiernos populistas, caudillistas, que ponen todo en blanco y negro cuando la realidad es mucho más que eso.