¿Otra vez límites?

03/07/2016
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Hace más de un Siglo, el problema de límites de Chuquisaca no tiene solución, porque siempre se anteponen intereses políticos sobre las leyes y la racionalidad. En 2012, un periodista chaqueño, sobre estas preocupaciones limítrofes decía: “El Gran Chaco tiene un polvorín que en cualquier momento puede explotar con consecuencias impredecibles. No haber resuelto los límites seccionales, provinciales –y departamentales agrego yo– ha desatado demonios impulsados por las pretensiones de más recursos económicos y, por enésima vez ha resucitado el problema de límites entre Villamontes y Caraparí (y viceversa) sobre la posesión de Palmar Grande –San Antonio disputándose de nuevo la jurisdicción” …

Esa zona, que corresponde a la antigua provincia Azero de Chuquisaca, cuyos límites al Sur son el río Pilcomayo, y al Este el río Paraguay, tiene esos problemas, porque son fruto de asentamientos de facto –con Tratado de Paz y sin él– y esto es inquietante. El Viceministerio de Organización Territorial ha reconocido que el 93% de los municipios establecidos en el país, tienen problemas aún sin resolver. Algunos de esos conflictos ya han encendido el fuego de las protestas y no se solucionan pese a la aprobación de la Ley de Unidades Territoriales en 2013.

Si este problema de límites municipales, provinciales e interdepartamentales no se resuelve de manera seria, se ponen en serio riesgo las autonomías. Hay matrices sensibles que deben resolverse a través de pactos antes de comenzar a escribir los Estatutos y Cartas Orgánicas, uno de ellos es el tema de límites. No se debe dejar pasar esta oportunidad y seguir postergando su solución. Es momento de encarar con voluntad, inteligencia, buena fe y creatividad, y no traspasar para las próximas generaciones un problema serio, explosivo y de alto riesgo.

Chuquisaca esconde la cabeza –como avestruz– y trata de ignorar esa realidad, no lo considera como una tarea de primer orden. No olvidemos que sobre los intereses del departamento –en el Chaco y la cuenca del Pilcomayo– hay mucho que investigar y planificar. El Pilcomayo, es un río internacional y Chuquisaca –cabeza de cuenca– ha tomado la decisión irresponsable de reducirse a la cuenca alta, dejando el resto a Tarija (¿?)
“A grandes males grandes remedios”, dice la sabiduría popular y es aplicable al caso del Sur del Paralelo de Sucre (Bolivia). La alianza departamental como el factor de activación de un proceso de desarrollo regional, sin prejuicios y responsabilidades compartidas, es una vía cierta y seria. La regionalización, como una forma de aprovechar en común los productos del suelo y el subsuelo, debe merecer una decisión política y estratégica regional y sostenible, buscando simetrías sobre bases sólidas e inteligentes, así como el fortalecimiento del poder de negociación.

El marginado “eje Sureste” es la zona potencialmente productiva de hidrocarburos, agroindustria y de abundante riqueza minera para el país y la exportación por puertos boliviano-chilenos al Pacífico y la Hidrovía Paraguay-Paraná al Atlántico. Esta región durante el siglo XX ha sido sistemáticamente postergada hasta su aniquilamiento. Sin embargo, puede convertirse por sus características en un Corredor de tránsito para el intercambio de mercancías del Asia-Pacífico hacia Brasil y viceversa al resto del mundo; porque están ahí, los mejores puertos y pasos de cordillera. Las otras potencialidades son ignoradas por los líderes nacionales y departamentales que buscan proyectarse mediante el voto con pequeñas obras en lugar de generar proyectos estratégicos que respondan a políticas largo plazo, preservando los intereses nacionales y, dejando de lado una visión miope y suicida.

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