Una iniciativa compleja

23/07/2016
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Una vez que de una u otra manera la rutina ha retornado luego del sorpresivo viaje a Arica y Antofagasta de una frondosa comisión presidida por el Ministro de Relaciones Exteriores, y en la que participaron, entre otras autoridades, los presidentes de las cámaras de Senadores y Diputados, es necesario reflexionar sobre su pertinencia y los efectos que puede provocar.

De hecho han surgido diversas reacciones –porque se trata de un tema que toca los sentimientos profundos de la gente– que rápidamente polarizan el debate porque se impone la táctica gubernamental de descalificar antes que la de argumentar. Así, se recurre a calificar los diferentes criterios como “patrióticos”, si éstos muestran acuerdo con la acción del oficialismo, o de “traición a la patria” si se la critica.

Hecha esa necesaria aclaración, probablemente uno de los comentarios más equilibrados sobre el tema ha sido el señalado por el ex presidente Carlos Mesa, quien expresó su acuerdo con “el fondo” de la iniciativa –demostrar el sistemático incumplimiento del Tratado de Paz y Amistad de 1904 por parte de Chile– pero, su desacuerdo con “la forma”.

Desde otra perspectiva, es posible sostener que el acompañamiento a la misión de una retórica de las principales autoridades del país innecesariamente agresiva y ofensiva, le ha quitado fuerza al objetivo central de la delegación, por una parte, y, por la otra, ha permitido que la errática reacción, llena por lo demás de falsedades, de la diplomacia chilena desde que Bolivia presentó ante la Corte Internacional de Justicia CIJ) su demanda para que Chile se avenga a dialogar de buena fe para otorgar una salida soberana al Pacífico, aparezca, ahora, con un tono más bien de víctima (cambio en el que es posible advertir la injerencia de su actual delegado ante La Haya, ex ministro de Relaciones Exteriores y ex secretario general de la OEA).

Otro enfoque a tomar en cuenta es que más que la visita como tal han sido el discurso antes mencionado y actitudes prepotentes de algunos miembros de la comisión, las que han provocado un renacimiento en la ciudadanía chilena de sentimientos en contra del país y, peligrosamente, de compatriotas que viven en Chile, reacción que, se puede asegurar, no es refrenada por demagógicas declaraciones de algunos viajeros intentando establecer una diferencia entre lo que son las autoridades de gobierno y la ciudadanía chilenos.

El debate a fondo y para lo venidero es si este tipo de acciones de hecho son o pueden ser más útiles que el eficiente uso de los canales diplomáticos o, también, si reporta más beneficios el uso de la improvisación en la adopción de decisiones de carácter internacional o una detallada programación. Más aún cuando, por una serie de razones que no corresponde analizar ahora, se van sumando más los desaciertos que los aciertos desde que se conocieron los resultados del referéndum del 21 de febrero pasado.

En este contexto, se debe reclamar nuevamente que en el tema central de nuestras relaciones con Chile y de nuestra política internacional, es recuperar una salida soberana al Pacífico y hacia su logro deben concentrarse nuestros mayores y mejores esfuerzos.

El tema central de nuestras relaciones con Chile y de nuestra política internacional es recuperar una salida soberana al Pacífico y hacia su logro deben concentrarse nuestros mayores y mejores esfuerzos

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