Vigencia del pivote geográfico de la historia

VENTANA AL MUNDO 22/08/2016
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Aunque desde el siglo XX se introdujeron nuevos factores de poder –básicamente el poder aéreo y luego el estratosférico como resultado de continuos avances tecnológicos–, la historia geopolítica de la humanidad ha girado en función de las rivalidades entre potencias marítimas (talasocracias) y potencias terrestres (telurocracias). Atenas (mar) y Esparta (tierra) en la Grecia antigua son dos ejemplos típicos del pasado. Si nos remontamos hacia atrás encontraríamos otras rivalidades similares.

En lo que hace a teorizaciones, el dominio del mar propiciado por el almirante estadounidense Alfred Mahan (1840-1914) encontró su contrapartida terrestre en los trabajos del célebre geógrafo británico Sir Halford Mackinder (1861-1947), quien popularizó el concepto de “heartland” (núcleo vital), un vasto territorio en Asia Central –el pivote geográfico de la historia–, cuyo dominio le aseguraría a la potencia terrestre que lo posea capacidad de poder global. Vale citar el famoso “dictum” de Mackinder. Él pensaba que un querubín debería acercarse al oído de los negociadores del Tratado de Versalles (1919) para repetirles constantemente a fin de que jamás lo olviden: “El que manda en Europa Oriental domina al heartland (núcleo vital); el que manda en el heartland domina a la isla-mundial; el que manda en la isla-mundial domina al mundo”. La isla mundial comprendía Asia, África y Europa.

La peor pesadilla de los ingleses –expresada mediante Mackinder– era una posible unión entre Alemania y Rusia, poseedora del heartland. El alemán Karl Haushofer propició en sus teorías continentales una alianza germano-ruso-japonesa capaz de enfrentar exitosamente a los estados talasocráticos anglosajones que dominaban los mares (Reino Unido y EE.UU.). Eso nunca ocurrió, pero conviene destacar que la pugna por el pivote viene de larga data, desde las épocas del legendario Gengis Khan. Napoleón lo intentó al invadir Rusia (1812) y Gran Bretaña en la Guerra de Crimea (1856). En 1941 Hitler nuevamente intentó la conquista del heartland al marchar contra la Unión Soviética. Hoy en día otra intensa rivalidad se observa en los territorios del heartland y su periferia, particularmente en Kazajstán y regiones aledañas pertenecientes tanto a Rusia como a los países creados tras el colapso de la URSS de 1991. Ahora en 2016 los norteamericanos participan directamente con fuertes inversiones en el espacio post soviético; ello manifiesta su claro interés por tener un pie firme en el heartland.

Moscú aún conserva, precariamente, gran parte del heartland. He aquí un factor geopolítico fundamental. Las potencias marítimas siempre han tratado de debilitar a la potencia terrestre dueña del heartland. Eso viene desde antes de la época de los zares. Actualmente el escudo de misiles norteamericanos y la integración de los ex satélites soviéticos en el seno de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) son parte de otra maniobra más para tener al poseedor del heartland en inferioridad de condiciones, en posición defensiva y siempre cercado. El futuro nos dirá si el heartland quedará en manos de una renaciente Rusia, pasará a manos de China –el temible gigante que emerge– o finalmente caerá en manos de Occidente. Son interrogantes que sólo el tiempo será capaz de absolver. La importancia geoestratégica del pivote geográfico de la historia sigue vigente en esta era nuclear y globalizada.

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