Tipos de mamones del poder

BARLAMENTOS 09/09/2016
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En mi tierra llamamos mamones a terneros casi adultos que persisten en mamar leche de la vaca materna. ¿Será que Dima Rousseff fue cómplice, así fuera pasiva, de la corrupción en Petrobrás de la que ella fuera mandamás durante gobiernos de Lula? Digo pasiva, porque no “mamó” enriqueciéndose. Su hija es una discreta funcionaria pública, a quien no le interesa la política.

Un mar de diferencia con el hijo de Lula, el notorio Lulinha. Ganaba $750 dólares mensuales y acrecía su magro ingreso dando clases de inglés e informática. En 2010 compró una lujosa hacienda por $24 millones de dólares. ¡Milagro!, la “fazenda” fue la primera en recibir un certificado de exportación de carne para Europa. No fue todo. Sin formación en propaganda, se juntó con otros que tampoco la tenían y formó una agencia de publicidad. Saltó a ser accionario de una empresa de televisión. Sindicado de cobrar miles de dólares en gastos personales, reside gratis en un exclusivo barrio donde los apartamentos están avaluados en millones.

El equivalente argentino es el hijo de Cristina, Máximo. Más interesado en política, es candidato a diputado en la provincia de Santa Cruz, el feudo familiar. Controlaba el organismo juvenil “kirchnerista” que manejaba puestos clave del Gobierno de su madre. Quizá también se benefició de los dolosos traspasos de millonarias propiedades, días antes de que investigaran la fortuna K. Los ricos de la claque “kirchnerista” son los hijos de Lázaro Báez, un principal en la pesquisa por enriquecimiento ilícito y lavado de dinero, en la indagación sobre “la ruta del dinero K” del periodista Jorge Lanata. De la construcción, se diversificaron a autos lujosos, al petróleo, la publicidad, los bienes raíces y a organizar eventos. Sin estudios universitarios a sus 35 años, Martín Báez ha ocupado más cargos directivos.

En Venezuela, miles de millones de ingresos petroleros nutrieron al Socialismo del Siglo XXI del ególatra Hugo Chávez. Ahora chapotea Nicolás Maduro en una crisis económica y política que tiene a miles comprando víveres y medicinas en la vecina Colombia. María Gabriela, hija favorita de Hugo Chávez, es la venezolana más rica, con más de 4.000 millones en cuentas de Andorra y el aborrecido EE.UU. Dijo “para aprender”, es representante alterna permanente ante la ONU. El hijo de Maduro, de 23 años, viajó a Argentina tal vez por sus nexos con Máximo Kirchner, el ideólogo del acercamiento al régimen chavista. En Calafate, él y sus escoltas se alojaron en un hotel de la ex presidente. Fueron nueve recintos pagados por uno apodado “El jardinero” de los Kirchner, cuyo hijo fue secretario privado de Néstor y Cristina K durante cinco años, y que dejó la Casa Rosada con un patrimonio declarado de más de millón y medio de dólares: ¡casi 400.000/año!

Estos abusos no solo ocurren en regímenes de protectores de pobres y desamparados. El hijo de Michelle Bachelet es investigado por tráfico de influencias y uso de información privilegiada en un negocio inmobiliario. Los hijos del Presidente de Paraguay no muestran interés por la política. De los tres hijos del colombiano Santos, solo uno ha mostrado inclinaciones políticas.

En Bolivia han sobreseído a Gabriela Zapata de sus cargos; falta nomás que la declaren virgen. Piojo tuerto parece Evaliz Morales, hija de Evo. Se foguea en llamar la atención al misterio de estudiantes mexicanos desaparecidos, sin preocuparle barbaridades que pasan en su país.

Sostengo que así como el poder absoluto corrompe absolutamente, también tiende a prorrogarse indefinidamente. Las dinastías de cachorros del poder son una forma de continuismo, a través de vástagos que ingresarán a la política, quizá con el respaldo financiero de otros mamones con la bolsa que financia tan onerosa, y tenebrosa, actividad.

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