Según las Ordenanzas Reales de 1782 y 1783, las llamadas intendencias y provincias pasaron a ser, en el régimen republicano, los departamentos; y los partidos y subdelegaciones constituyeron las provincias. De ahí que los partidos y subdelegaciones de las fronteras de “Tomina” pasaron a ser la provincia “Azero”, con Sauces de la Cordillera, su capital hoy Monteagudo. Estas “tierras hechizadas” tenían la magia de su riqueza y el poder de provocar la guerra y voracidad de sus vecinos.
Las palabras no siempre son la expresión fiel del pensamiento y los sentimientos, y frecuentemente acabamos diciendo algo que no tiene la pureza de la verdad; y no faltan quienes afirman que el lenguaje humano ha sido intervenido en su esencia y alterado en sus raíces originales por fuerzas extrañas…Esto viene a propósito de algunos hombres del pasado y muchos de este tiempo –especialmente políticos– que hacen uso y abuso de la expresión oral, ignorando el sagrado valor de la palabra. Ahora, la palabra sirve para prometer y no cumplir lo prometido; para mentir, engañar y violar la palabra de honor y juramentos; en fin, sirve especialmente para sorprender la buena fe de los pueblos y las naciones, que viven en la oscuridad de la ignorancia.
Ayer fue “Margarita”, hoy es “Incahuasi”, el ejemplo vivo de la palabra y leyes ignoradas, mapas inventados, acuerdos ocultos, violencia y sangre, que autoridades pretenden olvidar, cuando tienen la obligación y el deber de investigar a fondo para proceder con responsabilidad y justicia. La historia de Charcas, La Plata, Chuquisaca y Sucre, no puede ser más desvalorizada y agredida; ha dado todo a Bolivia, ideas de libertad, su sangre en defensa del país y la justicia, regalado territorios, cedido recursos, ha sido siempre la perdedora frente a sus hermanos que pretenden ser aventajados.
La historia se funda en documentos, monumentos y tradiciones, en este caso quedan documentos de testigos desaparecidos: los sacerdotes Dr. Juan Ventura Barrero, que presentó denuncia por avasallamiento de su jurisdicción, sobre cuatro misiones ubicadas al otro lado del Río Grande, que correspondían a Sauces (Monteagudo) contra el Gobernador Viedma –entonces con jurisdicción en Santa Cruz– resuelta por auto ejecutoriado a favor de Tomina, por la Real Audiencia de Charcas en 2 de febrero de 1794. (Corresponde a una parte de la provincia Valle Grande, incluida la ciudad).
Siguen franciscanos que ingresaron a aquella zona (Llanos de Manso) habitada por pueblos bárbaros, muchos pagaron con su vida su misión sacerdotal, pero fueron civilizando gradualmente siempre con auxilio y dineros del Arzobispado de La Plata. Basta revisar los documentos de aquella época para comprobar cómo los misioneros Francisco del Pilar, Fr. Vicente Picinini, Francisco Solano (Fundador de Villa Montes) y tantos otros dejaron testimonios escritos de la realidad geográfica y los derechos legítimos de Chuquisaca, sobre las zonas litigadas en la larga cuestión de “Cuevo e Ivo”, statu quo que vuelve a tomar actualidad.
No se puede descartar las picardías oriental y chapaca, que aprovechando su afinidad con los guaraníes, crearon un ambiente desfavorable a los collas chuquisaqueños, propiciando violencia, barbarie y asentamientos arbitrarios en un territorio que era extraño para los capitalinos que creían que sólo Sucre era Chuquisaca, y sus fronteras conocidas no pasaban del centro del departamento (Padilla); lo demás era tierra propicia para nuevos conquistadores vecinos.
Estamos en pleno siglo XXI y volvemos al ritmo de formas bárbaras de avasallamiento, vivimos una civilización retrógrada, basada en el poder económico y la explotación de los recursos naturales; a diario vemos el caos con indignación; causas de interés común convertidas en aprovechamiento desmedido, injusto, con beneplácito de autoridades y entes públicos comprometidos con intereses privados.
Calma y esperanza Chuquisaca, la justicia tarda, pero llega.