Dos caras opuestas del deporte

EDITORIAL 08/11/2016
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Una vez más, como ya es habitual en nuestro medio, las noticias provenientes de la actividad deportiva durante los últimos días han dado abundantes motivos para la frustración. Y como suele suceder, no han sido sólo tanto los malos resultados obtenidos por nuestros representantes la causa principal de las decepciones, sino la deplorable labor de las élites dirigentes –entre las que se destacan las que operan en el negocio futbolístico—que han vuelto a dar abundantes muestras de ineptitud.

El caso que más se ha destacado en medio de ese desalentador panorama ha sido por supuesto el de la Federación Boliviana de Fútbol, cuyos reiterados desaciertos han llevado el descrédito del fútbol nacional a los más vergonzosos extremos. A pesar de ello, como si nada tuvieran que ver en el asunto, los dirigentes involucrados se desentienden y se niegan a asumir sus responsabilidades con todas las consecuencias que sería de esperar. Y como se ha confirmado una vez más, no es sólo la falta de decoro la que los impulsa a actuar de ese modo, sino también, y sobre todo, las enormes sumas de dinero involucradas tras cada uno de sus actos y sus despropósitos.

En medio de tan desolador panorama, se ha destacado por contraste la culminación de la fase final de los VII Juegos Estudiantiles Plurinacionales de secundaria, que se disputaron en el Chapare.

Ha sido tal el éxito del torneo, tanto el entusiasmo con que participaron no sólo sus principales protagonistas, los estudiantes de todo el país, sino también sus profesores, padres, amigos y vecinos, que por séptimo año consecutivo los Juegos Estudiantiles han demostrado lo mucho que se puede hacer para impulsar la actividad deportiva y estimular entre los jóvenes la práctica de las diferentes disciplinas cuando convergen alrededor de un mismo propósito la buena voluntad, el entusiasmo y, por supuesto, los imprescindibles recursos económicos y humanos.

Esos jóvenes que ya sea en los más recónditos rincones del territorio nacional o en los más modernos centros deportivos de las capitales urbanas se esforzaron para representar a sus respectivos colegios, municipios, provincias y departamentos, así como quienes los estimularon y entrenaron para competir en pos de triunfos, son la más viva expresión de una generación y de una parte de Bolivia que está demostrando, en este caso en el terreno deportivo, lo mucho que pueden aportar cuando se les da la oportunidad de hacerlo.

Una mención especial merecen los deportistas que representaron a Chuquisaca, pues al haber vuelto al podio en el tercer lugar del campeonato nacional confirman que lo que hay tras su éxito es la labor bien hecha de todos quienes de una u otra manera contribuyen mediante su actividad cotidiana a la formación de nuestra juventud.

En ese contexto, resultan muy oportunas las palabras del Ministro de Deportes quien, al clausurar el torneo, exhortó a los dirigentes de las federaciones de las diferentes disciplinas para que se sumen al esfuerzo, hagan un seguimiento y den su apoyo a los deportistas que mejor se proyectan hacia el futuro.

Mientras la ineptitud de la dirigencia del negocio futbolístico no deja de dar motivos para la vergüenza y la frustración, se destaca, por contraste, la exitosa culminación de los Juegos Estudiantiles Plurinacionales

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