Naciones y crimen transnacional

EDITORIAL 19/11/2016
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Como siempre, la realidad se encarga, más tarde o más temprano, de imponerse sobre la retórica, y la convocatoria a la Reunión Ministerial del Cono Sur sobre Seguridad en las Fronteras reunió a importantes autoridades (en el caso boliviano, los ministros de Relaciones Exteriores, Gobierno y Defensa) de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay para “debatir diagnósticos y líneas de acción para la lucha contra el crimen organizado transnacional en la región” (narcotráfico, tráfico de armas, contrabando, lavado de dinero y tráfico de personas).

De ese encuentro ha salido un extenso documento en el que estos países se comprometen a desplegar acciones coordinadas en contra de los crímenes mencionados, convencidos de que la seguridad en las “fronteras requiere una visión regional integral, que incorpore las dimensiones política, social, económica y normativa, basada en el principio de responsabilidad compartida, que facilite el comercio internacional y la circulación de personas y bienes entre nuestros países, y consecuentemente promueva el desarrollo de nuestra región”.

Además, aseguran que analizaron “de manera franca y abierta, los desafíos para una acción efectiva orientada a prevenir y combatir la delincuencia organizada transnacional, reafirmando que nuestras fronteras son zonas privilegiadas de integración, cooperación e intercambio cultural y comercial entre nuestros pueblos”.

En ese marco, definieron varios objetivos y directrices agrupados en tres áreas: fortalecer la cooperación, consolidar la cooperación regional contra la delincuencia transnacional y conocer la frontera. El telón de fondo: compartir información, impulsar investigaciones y, con pleno respeto a los derechos humanos, combatir la delincuencia.

Ha sido un encuentro de gran importancia para la región, particularmente para el país, fundamental, pero no únicamente, por tres razones. Una, no hay que olvidar que mantenemos frontera con todos (salvo Uruguay) los convocados y Perú, en las que se desarrolla una intensa actividad tanto legal como ilegal, y ésta ha creado corredores poco menos que imposibles de controlar de manera individual, situación que variaría de aplicarse los mecanismos de coordinación de esfuerzos que se propone.

Otra, la presencia de tan importante delegación boliviana en Brasilia muestra que el Gobierno ha decidido actuar en forma más pragmática que ideológica en nuestro relacionamiento con los vecinos. Ya lo hizo en los cambios de mandatarios registrados en Argentina y Perú –de ideología opuesta a la de las autoridades nacionales–, pero dio un peligroso mal paso en el polémico cambio de gobierno en Brasil. El encuentro de nuestra delegación con el mandatario de esa nación abre esperanzas en que las posiciones ideológicas deben pasar a un nivel absolutamente secundario frente a los altos intereses nacionales.

Tercera, que sin desconocer los esfuerzos de erradicación de cocales y combate a la producción, comercialización y consumo interno de drogas ilegales hechos por el Gobierno, estas actividades, en directa conexión con organizaciones criminales transnacionales que cuentan con redes en todos los países mencionados, se han incrementado y precisamente por esa conexión internacional y, en forma similar, delitos como la trata de personas y la inseguridad ciudadana.

En fin, esta Reunión Ministerial del Cono Sur sobre Seguridad en las Fronteras abre nuevas expectativas para trabajar en forma eficiente en estos vitales espacios comunes.

La presencia de tan importante delegación boliviana en Brasilia muestra que el Gobierno ha decidido actuar en forma más pragmática que ideológica en nuestro relacionamiento con los vecinos

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