Bolivia dividida y en proceso de cambio

NACIDO LIBRE 23/02/2017
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En definitiva, vientos de cambio llegan a nuestro país. No es de extrañar el hastío tan grande que se ha generado en Bolivia hacia sus máximas autoridades y el partido de gobierno en general; las razones para aquel rechazo son muchísimas y por todos conocidas.

La desesperación gubernamental ha llegado a tocar fondo, con las acciones novelescas a las cuales ha tenido que recurrir, aunque corrijo, ya que habitualmente una novela trata de engaños, amoríos escondidos, etc., pero todo aquello generalmente en círculos familiares y no así en la escala que se nos ha presentado; supongo que se ha superado cualquier expectativa lógica y de sentido común y se ratifica la frase que dice que la realidad supera a la ficción.

Tema central de la novela boliviana de este mes, el 21F como se ha venido a denominar, por el referéndum o consulta que se realizó el 21 de febrero del año pasado, donde se gastaron millones para organizar esta consulta popular, para según decían, saber si el pueblo boliviano quiere o no una cuarta repostulación de Evo y Álvaro. El resultado lo conocemos todos, la respuesta fue que la mayoría de los bolivianos rechaza tal arbitrariedad y desea un cambio de timón; pero pese a las promesas de cumplir con el resultado del referéndum, ahora, un año después, se les ocurrió que el 21F debía ser denominado el día de la mentira, porque según manifiestan, el pueblo fue engañado e inducido a votar en contra de su voluntad. Así que gracias a ese absurdo entendimiento, se propusieron mostrarle al pópulo la verdad, y es ahí donde la novela boliviana toma tintes de prácticamente ficción - terror, toda vez que se organiza una entrevista, donde supuestamente la ex del presidente diría la verdad. Para hacer corto el resumen de esa supuesta entrevista, diré que fueron los 24 minutos que más rápido he desperdiciado en mi vida, toda vez que se trató de un monólogo sin pies ni cabeza, donde pareciera que la actriz se olvidó el libreto y tuvo que improvisar, y obviamente que el resultado fue un verdadero desastre y seguro que un tiro por la culata para los guionistas, que ciertamente deseaban convencer algún incauto, pero obtuvieron todo lo contrario.

El 21F tuvimos, como lógica consecuencia, marchas masivas en las ciudades del eje central, y movilizaciones no tan numerosas en las otras regiones, pero que sin duda fueron los nueve departamentos desde sus ciudades principales, quienes pidieron respeto a su voto. Por otro lado, los que supuestamente pretendían hacer ver esa fecha como el día de la mentira, se redujeron a pequeñas movilizaciones aisladas, en algunas ciudades, y en su mayoría de funcionarios públicos, obligados según se denunciaba, y que no llegaron a probar nada más que el MAS está de capa caída y que todo tiene un final.

Lo cierto es que Bolivia quiere de manera urgente un cambio y rechaza a sus actuales gobernantes, eso es indiscutible, y nadie con dos dedos de frente, ni siquiera un masista recalcitrante, puede refutar tal afirmación (pese a eso, no dudo que más de uno lo haga, pero en su soledad, sabrán que se están mintiendo); sin embargo de aquello, debemos ser francos al afirmar también que, a la fecha, no se observan ni atisbos de un líder opositor nacional que pueda hacer frente a este partido que cae en picada. Bolivia, un país dividido y sin opciones, pero que exige un cambio; habrá en definitiva que replantear posturas para hallar la luz al final de este túnel en el cual hemos ingresado.

 

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